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31 dic 2012

Lo que más o menos dije el 28 de diciembre ante la sede del PP

Hace unos cuantos años, bastantes años, cuando era estudiante universitario, un grupo de jóvenes carlistas lanzamos una pequeña campaña cuyo lema era: "Si estás con el PP no estás con el Papa". 


No nos inventábamos nada. En el cartel que hicimos se recogían unas declaraciones textuales de Jose María Aznar y otras de Manuel Fraga en las que afirmaban que, cuando llegaran al poder, no cambiarían la ley del aborto. 

Hubo entonces algún profesor que nos echó en cara nuestro atrevimiento por escoger ese lema tan provocativo. Aun recuerdo su cara. Y ahora estoy seguro de que lo que reflejaba su cara era miedo. ¿Miedo a qué? Supongo que era miedo a nosotros, jóvenes idealistas, miedo al que viene la izquierda, miedo al mismísimo PP, miedo a que el PP no fuera realmente lo que él deseaba que el PP fuera... y al que tal vez continúe votando... por miedo. 

Pero no se puede vivir siempre con miedo. 
En algún momento hay que salir a respirar aunque sea en una noche fría como esta. Salir a decir lo que realmente se piensa. En algún momento tenemos que romper con tanta hipocresía. 

Así que la cosa viene de lejos. Nosotros, los que estamos protestando ante la sede nacional del PP no hemos venido a pedirle un favor a un amigo. No nos sentimos traicionados porque los conocemos hace mucho tiempo. Ni siquiera estamos extrañados porque un año después no haya movido un dedo en contra del aborto. Nosotros no esperamos nada del PP. 

Lo que esperamos es que los líderes del movimiento pro-vida español reflexionen. Porque son ellos los que han convertido la lucha pro-vida en algo puramente educativo, puramente asistencial, puramente propagandístico... olvidando la dimensión política del aborto.

Y eso depende de nosotros, de los que estamos aquí, de los que hoy hemos salido a la calle convocados por esta nueva Coordinadora Española por la Vida. De nosotros depende que, a partir de mañana, el movimiento pro-vida español sea diferente. Menos ingenuo, más auténtico, más valiente.

Esta nueva Coordinadora Española por la Vida se ofrece como un foro abierto, plural, en el que todos serán bien recibidos, vengan de donde vengan, siempre que entiendan que la cuestión del aborto no es negociable. Porque nada, nada, nada justifica la muerte de un ser humano inocente. 

Estas concentraciones que se desarrollan hoy en toda España tendríamos que hacerlas a partir de ahora delante de las sedes de los partidos abortistas. O delante de los parlamentos. Porque los primeros culpables de que en este año que lleva el PP gobernando se haya eliminado a 120.000 niños antes de nacer no son los carniceros que montan negocios con la sangre de los inocentes (con perdón de los carniceros). Son esos políticos que han permitido y fomentado y hasta subvencionado la actividad criminal.

Hoy estamos aquí, unidos en contra de las leyes abortistas. Pero no nos quedemos aquí. El aborto es el colmo de los colmos. Es nuestro problema más urgente. Pero hay otros muchos problemas importantes que van a requerir de nuestro esfuerzo. Yo al menos, como político católico, tengo muy claro que no me conformaré con un PP sin aborto. Existen otros principios, los llamados principios no negociables... y existe en última intancia una forma católica de vivir en la vida pública y es la que se sintetiza en el grito de ¡Viva Cristo Rey!

Pero vamos a ir paso a paso. Consigamos acuerdos en torno a esos principios no-negociables, los que ya estamos en esta Coordinadora y otros que tienen que ir viniendo, por encima de nuestras diferencias. 

Hoy, 28 de diciembre, es un gran día para la lucha por el derecho a la Vida del no nacido. Hoy sentamos una buena base y teniendo esta buena base podremos alcanzar, juntos, nuevos objetivos. 

Gracias a todos por vuestro testimonio.

No os rindáis. 

No tengáis miedo. 

Por los Inocentes... ¡abajo el PP! ¡Viva Cristo Rey!

28 de diciembre de 2012

23 dic 2012

¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

Que ni el papanoel cocacolero, ni las chorradas luminosas, ni el consumismo hipócrita, ni la cultura zombie, ni los solsticios nazis nos roben el auténtico sentido de la Navidad Cristiana: Dios se ha hecho hombre.

Si no te lo crees no celebres nada y déjanos en paz a los que dos mil años después aún estamos alucinados por la Buena Nueva. ¡FELIZ NAVIDAD!




21 dic 2012

La CTC: el carlismo hoy

La historia del carlismo es ya una historia muy larga. Desde 1833 hasta 2011 han pasado 178 años. Ocupa parte del siglo XIX, todo el siglo XX y -de momento- parte del siglo XXI. Es tan larga que cada vez se nos hace más difícil conocerla entera y con todos los detalles. Pero como sucede en la historia de cualquier familia lo más importante es conocer la historia reciente.

Después de su participación en el Alzamiento-Cruzada de 1936-1939 la Comunión Tradicionalista Carlista fue ilegalizada por el gobierno del general Francisco Franco. Con los carlistas se cometió una gran injusticia porque aunque habían ayudado con los requetés a ganar la guerra, el gobierno cerró los círculos carlistas, prohibió las organizaciones de pelayos y margaritas, confiscó los periódicos tradicionalistas, etc.

Es verdad que el franquismo trajo cosas buenas, fue un periodo de paz y de orden, la Iglesia volvió a tener en sus manos la educación... pero al prolongar una dictadura tanto tiempo, casi durante 40 años, se acostumbró a la gente a vivir dependiendo del estado en vez de reconstruir una sociedad viva y tradicional.

En aquellos años tan difíciles, el jefe de todos los carlistas era el Regente Don Javier de Borbón-Parma, él y los dirigentes del carlismo trabajaban por mantener viva a la Comunión y aunque faltaban medios y libertad los carlistas se seguían reuniendo en muchos actos. El más importante era el de Montejurra, en Navarra.

Cuando Franco nombró sucesor suyo a don Juan Carlos de Borbón, descendiente de la dinastía liberal, quedó ya muy claro que el carlismo tenía que organizarse por su cuenta, como siempre lo había hecho. El problema es que en aquella época, los años 60 y 70, la sociedad española sufrió unos cambios enormes. El mundo rural fue despoblándose y las ciudades crecieron; la Iglesia entró en unos años de crisis y confusión; las ideologías de moda -liberalismo, socialismo, nacionalismo...- contaminaron entonces a muchos católicos y a muchos carlistas. El resultado es que el carlismo pasó unos años de divisiones y problemas internos graves que lo apartaron de la lucha política y electoral en unos momentos en que hubiera sido muy necesario. El hijo de don Javier, don Carlos Hugo de Borbón-Parma, convenció a muchos carlistas para que cambiaran el Ideario de siempre (Dios, Patria, Fueros, Rey) por un lema nuevo: "Socialismo, Federalismo, Autogestión". Además cambió el nombre de la Comunión por el de Partido Carlista.

En mayo de 1986 varios grupos de carlistas que no estaban de acuerdo con todos esos cambios (Unión Carlista, Comunión Tradicionalista, Comunión Católico-Monárquica...) organizaron en El Escorial el Congreso de la Unidad y reconstituyeron entonces la actual Comunión Tradicionalista Carlista. En la CTC mantenemos el ideario de siempre, el de Dios, Patria, Fueros, Rey, y trabajamos por aplicarlo a la política española, aunque por desgracia no sabemos o no está del todo claro quién es realmente el Rey de España. La CTC está dirigida por la Junta de Gobierno y tiene juntas y delegaciones regionales repartidas por toda España. Desde 1986 los presidentes de la Comunión han sido: Miguel Garisoain, Domingo Fal-Conde, Carlos Ibáñez y María Cuervo-Arango, la actual presidenta.

En estos últimos 25 años, la Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) ha mantenido y reconstruido la organización carlista, ha puesto en marcha distintas iniciativas para llevar el mensaje del carlismo a la sociedad y se ha convertido en un punto de referencia para todos los españoles que quieran saber qué dice hoy en día la Tradición política española.

(NOTA: este texto fue redactado en 2011 dirigido a los chavales de Cruz de Borgoña)

Lo que más o menos dije en la Fiesta de la Juventud Carlista de Pamplona

No se si sería especialmente bueno, pero desde luego fue breve.

El pasado domingo 16 de diciembre, en Pamplona, en el "rincón de la aduana", ante el monumento a la Virgen Inmaculada, patrona de los jóvenes carlistas, después de un mucho más profundo discurso de Pedro Juan Urroz,  vine a manifestar aproximadamente estas tres convicciones:

1º. Que se acercan tiempos recios. Y que es lógico que vengan así pues hace décadas que es malo lo que se siembra, especialmente en el campo político-social que es el que a los carlistas más nos afecta como carlistas.

2º. Que no existe en España nada parecido a la Comunión Tradicionalista Carlista. Que hay algunas otras cositas, pequeños partidos que ponen parches, buenas iniciativas locales, etc. Pero nada parecido a esta Comunión que entronca directamente con la España de siempre, que sale a la calle y celebra públicamente el día de su patrona María Inmaculada, que mantiene una coherencia admirable.

y 3º. Que hemos de crecer. Que otras veces ha pasado y que muchos vendrán a buscar en el carlismo lo que nadie más puede ofrecerles. Y que eso nos obliga a nosotros, los que ya estamos dentro de esta Comunión a organizarnos mejor, y a formarnos más para saber dar razones de por qué somos lo que somos.

(NOTA: la imagen que ilustra esta entrada es de hace seis años... pero la rescato ahora porque me gusta especialmente, creo que este es el tipo de imágenes que deberíamos difundir de nuestros actos. Pocas fotos y seleccionadas con intención. Por si sirve como sugerencia a nuestros responsables de propaganda). 

10 dic 2012

Diálogo hipotético que un par de cabrones no tan hipotéticos han mantenido recientemente

- Mira, se me está ocurriendo una idea
- ... maquiavélica, supongo.
- Si, claro. Vamos a hacer un experimento. A ver hasta dónde llegamos.
- ¿Quieres lanzar otra vez un globo-sonda?
- Bueno, más o menos... ¿conoces este libro? Lo ha editado Planeta...
- No me jodas que ahora te dedicas a leer cosas del Papa Ratzinger.
- Tranquilo que no me va a convertir, recuerda que estudié en un colegio de curas. Me lo se todo, je, je. Fíjate, en este capítulo habla de la mula y el buey del Belén. Este hombre es un intelectual plasta y, bueno, no se qué es lo que pretende, pero da la sensación de que tiene mucho tiempo libre o que se aburre en el cargo porque me parece raro que se dedique a escribir sobre estas chorradas de las figuritas del Belén.
- Vale, no se a dónde quieres ir a parar...
- Espera. El Papa se enrolla como una persiana hablando de no se qué simbolismos ocultos detrás de los animales del portal así que ya tengo el titular: "El papa suprime la mula y el buey del belén" o algo así.
- ... un momento... ¡pero si aquí, al final, dice que la conclusión es que hay que seguir poniendo a los animales!
- Es igual, y además ¡en eso consiste el experimento que te estoy proponiendo! ¿cuánta gente crees que va a leer lo que realmente dice el Papa? Para cuando 50.000, o 100.000 personas lo puedan leer ya será tarde. Los curas intentarán aclarar las cosas, en su típico estilo pacífico y aclarador que ya conoces. No conseguirán mas que animar el debate. Ya me estoy imaginando a Martínez Camino embrollando aún más la cosa. No tienen nada que hacer. Para entonces nosotros habremos metido el titular a millones de personas desde la agencia EFE y con el País, la Vanguardia... ese mismo día saltará a las televisiones y todo el mundo empezará a hacer chistes. Los belenistas se cabrearán con los párrocos.
- ¡Ja, ja! eres un niño muy malo, los reyes magos te van a traer carbón.
- Calla, calla, que lo de los reyes también puede entrar en el lote. Anda, déjame hacer una llamada. Recuerda que esto es solo un experimento. Ya verás cómo nos será útil para cosas más serias.

5 dic 2012

Héroes con bigote

De pronto me dí cuenta de una de esas tonterías que no quieren decir nada pero que algo querrán decir. No se si me explico. Me di cuenta de que casi todos mis héroes -empezando por Nuestro Señor- tienen bigote, o barba con bigote, o perilla con bigote... No quiero decir que la gente sin bigote no me merezca respeto. De hecho reconozco entre ellos a la mayor parte de mis amigos y maestros contemporáneos y también a mis héroes del estamento clerical. Supongo que será porque el siglo XX ha marcado el apogeo de las máquinas y aperos de afeitar. Pero los héroes con bigote... tienen algo especial. Eso sí; lo que no encuentro bajo ningún punto respetable es la barba sin bigote. ¿Nerón?... ¿Lincoln?... quita, quita.

Pienso en santos barbudos (y bigotudos) como San José y todos los Patriarcas, San Francisco Javier y los primeros jesuítas, los Apóstoles (sí, también San Juan), San Pío de Pietrelcina, San Ezequiel Moreno... En majestuosos reyes barbados como los Magos de Oriente, los Austrias y casi todos los de la Reconquista, Carlomagno, los reyes carlistas... En políticos u hombres de acción de bigotes como Hernán Cortés y los conquistadores, Lech Wallesa, Manuel Fal Conde, Zumalacárregui, Luis de Trelles, los Cristeros mejicanos, Tomás Caylá... En escritores o pensadores como Antonio Aparisi, Juan Vázquez de Mella, Gilbert Chesterton, Valle-Inclán o Giovanni Guareschi... hasta en héroes de ficción como don Quijote, Cyrano de Bergerac, Astérix y Obélix... Superlópez (sí, Superlópez ¿qué pasa?)... Por todo ello no he tenido más remedio que dejarme bigote.

P.S.
Gracias a mi querida cuñada Berta he podido llegar a la siguiente conclusión científica:

Según mis estudios histórico-antropológicos existen cuatro clases de hombres: 



Los mejores son los que tienen barba y bigote. 
Después van los que tienen solo bigote que por lo general son gente maja e interesante. 
Luego los que no tienen nada -entre los cuales hay de todo- 
y finalmente quedan los peores que son los que tienen barba sin bigote. 


P.S.2.
Me gustaría incluir también a Mario Moreno "Cantinflas" en mi lista de héroes con bigote pero no se si ponerlo en la categoría de hombres de acción o en la de pensadores.

4 dic 2012

Algo sobre Unamuno y los requetés

Siempre me ha llamado la atención esta imagen. Acerca del día aquel de 1936 de la bronca entre Unamuno y Millán Astray, en Salamanca -disgusto que significó la desaparición pública del entonces rector de la universidad- se suele afirmar que el rector salió ileso gracias a la señora de Franco, allí presente, y al cardenal Pla y Daniel. No digo lo contrario, pero yo en la foto veo a varios requetés en una actitud dignísima. Ellos, los guardianes de la ortodoxia, supieron ser también los de la tolerancia. Ellos, los viejos carlistas con fama de exaltados y radicales, son de los pocos que mantienen el tipo frente a una masa fanatizada por el ambiente cultural fascista de moda. ¡Qué buen ejemplo!

Y es que sobre Unamuno hay más de una cosa que aclarar y desmentir, como muy bien explica Manuel Morillo en este artículo: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=26316


28 nov 2012

Lo que más o menos he dicho en El Cerro

El pasado sábado, a los postres de la comida de hermandad que siempre tenemos en el tradicional acto carlista de El Cerro de los Angeles dije más o menos lo siguiente...

...

 Me habéis visto con los ojos rojos... Pero no tengo conjuntivitis, no*. Lo que pasa es que estoy emocionado. Porque de verdad que es un honor muy grande pertenecer a esta Comunión, y más aún formando parte de su Junta de Gobierno. Es un honor que espero que cuando seamos abuelos lo vivamos de forma sencilla, contando batallitas a los nietos. Y espero que la mayor parte de esas batallitas sean batallas carlistas. Ojalá que nuestras batallas de hoy sean cada vez mayores, ojalá vayan a más e impliquen cada vez a más gente, ojalá nos metamos cada vez en más líos. Porque eso significará que estamos haciendo lo que hay que hacer.

 El carlismo tiene la peculiaridad de ser capaz de estar en estado de hibernación durante décadas. En varias ocasiones lo hemos demostrado. Sin embargo la vocación del carlismo no es la de ser brasero... sino incendio. Nuestra vocación no es la de jugar a las cartas en una mesa camilla... Actualmente estamos en hibernación, no se puede negar, pero ¿hasta cuándo?... Desde que era un pelayo enano he oído que las cosas están fatal, que vamos de mal en peor, que esto no tiene arreglo. Y así, uno tras otro, hemos descendido muchos peldaños hasta este último que es la declaración de constitucionalidad del llamado matrimonio homosexual. ¿Es el colmo? Bueno, el colmo nosotros ya lo vimos hace 180 años. Pero sí, en cierto modo es el colmo y nos indica que se acerca el fin de la hibernación.

 Llegado el momento sabemos que el carlismo no somos solamente nosotros. El carlismo es mucho más, es España, son nuestras raíces, es nuestra historia, es tanta y tanta gente que llegado el momento sabrá responder. Hasta es posible que sean otros los que recojan los laureles o cualquier forma de éxito...

Pero nosotros habremos hecho lo que había que hacer. Os felicito a todos vosotros por estar en el lugar adecuado. No sabemos cuándo será el momento, eso depende del Señor de la Historia y tiene mucho que ver con la consagración a Cristo Rey que nosotros sí que nos creemos. Pero sea como sea es muy posible que seamos los primeros, el banderín de enganche, la chispa del incendio, y eso es una gran responsabilidad.

Por eso os convoco a ser responsables. Ya sabéis que esto es muy típico de los actos de la CTC, yo no se si habrá otros actos carlistas en los que no se pide. Pero vosotros sabéis que si estáis aquí es porque os vamos a pedir. Y en primer lugar vamos a pedir responsabilidad, a todos. Como dice el clásico: "del Rey abajo ninguno", nadie se va a librar de la responsabilidad. Incluso es posible que, de alguna forma, llegado el caso tengamos que ser monárquicos como el Cid y actuar como él en la jura de Santa Gadea. Porque hay que exigir responsabilidad.

 Y, por cierto, esto es importante. Ya sabéis que algunos dirán: "claro, como no tienen Rey, solo les queda Cristo Rey". Pues no señor, nada más lejos de nuestros principios. Nosotros somos monárquicos, y si gritamos "Viva Cristo Rey" es porque entendemos que es Rey de Reyes, garantía de la verdadera legitimidad. Y además, como monárquicos que somos, nos alegra que la Iglesia, en su momento, a la hora de buscar el mejor de los títulos para Cristo le llamara Rey. Ni presidente de la república, ni coordinador, ni líder, ni secretario general... ¡Cristo Rey! Será porque ser rey es algo bueno... y, en fin, por todo ello es por lo que gritamos ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!.



 * Pues sí, realmente sí que estaba con una conjuntivitis galopante que me ha hecho salir en todas las fotos con los ojos rojos. Y además estaba emocionado.

4 nov 2012

Carlistas y neoliberales

Algunos se sorprenden cuando leen nuestro programa carlista y les parece un programa "liberal". Liberal en el sentido de antisocialista, o antiestatalista, o antitotalitario. En efecto, bajo nuestro lema de "más sociedad, menos estado", o bajo la antigua reivindicación de los fueros como leyes justas, hay un anhelo de libertad muy grande. Nosotros queremos que la gente sea libre... y responsable. Queremos que se elimine esa maraña legislativa que no deja a las familias, a los empresarios, a los pueblos vivir su propia vida en libertad. Queremos que se termine la cultura de la subvención y la inspección asfixiante. Y es que nosotros, al igual que los liberales, somos partidarios de que haya oxígeno para respirar. Se trata de una coincidencia básica, de sentido común,  netamente prepolítica.

Pero una vez que hemos cogido aire se terminaron las coincidencias. Ellos, los liberales, quieren oxígeno para el individuo. Se contentarían con un reparto más o menos general de mascarillas. Nosotros en cambio queremos aire para todos, para la sociedad y para cada uno de los cuerpos sociales que naturalmente la constituyen. Aire para construir una sociedad y un estado nuevos. Porque nosotros no negamos el estado. Lo queremos respetuoso con una sociedad que ya estaba ahí antes, mucho antes. Pero lo queremos, justo y fuerte.

Los neoliberales dicen que no quieren estado, pero de alguna forma, al sacar de quicio la libertad individual, al negar los vínculos, promesas y votos que hacen al hombre responsable con los suyos, dejan el campo social abandonado para que venga un estado-pulpo y se lo apropie. Sufren la clásica incoherencia de las ideologías, que consiguen en los hechos lo contrario de lo que proclaman en sus filosofías.

Cuidado pues con la simplificacion "derecha-izquierda", "azules-rojos". Los carlistas no estamos ni con unos ni con otros. Somos otra cosa y podemos explicarlo perfectamente.

7 oct 2012

¿Seguro que el carlismo se cura leyendo?

Resulta que me he hartado de oir esa maldita frase de Baroja según la cual "el carlismo se cura leyendo". Otras veces he salido al paso de los que la repiten sin pensar respondiendo que lo que no se cura leyendo a Baroja es la depresión. Ahora me gustaría ilustrar el debate con estos dos mapitas que valen más que mil palabras.

El primero indica el índice de alfabetización que había en España en la segunda mitad del siglo XIX.

Este otro es uno de tantos que recoge las zonas de mayor apoyo a la causa carlista durante el mismo siglo XIX. Comparen uno con otro y luego respondan a Baroja o a quien sea.



19 sept 2012

Clausura de los cursos de verano del Foro Alfonso Carlos I



¿Crisis coyuntural o crisis del sistema? 
 Los carlistas ante la situación actual 

 Los carlistas llevamos 200 años hablando de crisis y sabiendo que el liberalismo y sus ideologías adyacentes o secundarias han significado una crisis global para la Cristiandad y de modo especial para la Monarquía Católica. A lo largo de estos dos siglos se han producido numerosas crisis coyunturales dentro del sistema liberal triunfante: estallidos sociales, guerras, cambios bruscos en la situación política, social y económica. Los períodos de más pujanza del carlismo y los de sus alzamientos armados siempre se produjeron en esos momentos más críticos.

Pero cada crisis pasaba y el sistema seguía en pie, y puede que lo hiciera, precisamente gracias a las antiguas columnas sociales aún no destruidas.

 Sin embargo lo que tenemos ahora tiene todo el aspecto de ser la confluencia de varias crisis diversas en la que se entremezclan y atropellan, una tras otra, varias crisis coyunturales que ponen de manifiesto las debilidades fundamentales de todo el sistema. Debilidades que nos permiten hablar, por fin, de crisis del sistema liberal.

 La crisis económica es solo una de las varias crisis superpuestas que se han abierto como vías de agua en un barco cada vez más peligroso. Existen crisis en la fe, en la educación, en la familia, en la participación social... Todas ellas son la consecuencia de la herejía liberal que consiste en una exageración de la libertad. Todas ellas, en mi opinión, tienen un punto de confluencia común: todas ellas son crisis en las que se rompen las mil relaciones humanas que hacen la vida más plena. Se rompe la relación con Dios y el mundo trascendente; se rompe la armonía entre generaciones; se rompe la complementariead entre los sexos; se rompe esa hermandad entre vecinos que es la base del patriotismo. El resultado es la transformación de la sociedad, del pueblo, en una masa amorfa de individuos que se entregan, como ovejas sin pastor, en manos de nuevas ideologías presuntamente salvadoras. En manos del nacionalismo. En manos del Estado.

 Los carlistas ante la situación actual 
 Ante esta situación lo primero que creo que tenemos que hacer los carlistas es tomar distancia ante lo que está pasando. Sin dejarnos llevar por las pequeñas noticias de los altibajos de la prima de riesgo o por los trucos llamativos del teatro partitocrático y electoral tenemos que elevarnos para ganar perspectiva. 

Tenemos que mantener una visión de conjunto amplia, para empezar, en términos cronológicos o históricos. En este sentido recomiendo que miremos las cosas más por siglos que por décadas. Hagamos, por ejemplo, la siguiente cuenta: 8 siglos de reconquista (del VIII al XV); 3 siglos de Monarquía Católica (del XVI al XVIII); 2 siglos de liberalismo y nacionalismo (XIX y XX).

 Y lo mismo en términos geográficos. El problema actual de los independentismos peninsulares no puede hacernos olvidar que hace doscientos años nuestra Patria grande eran las tierras de la Monarquía Católica que iban desde Manila hasta Barcelona. Desde Sevilla hasta La Patagonia.

 De esta forma, cuando seamos conscientes de lo desmesurado de nuestros objetivos apreciaremos mejor la pequeñez de nuestra pobre realidad y entenderemos que si ha de haber un milagro, el milagro de una renovación de la vida social que haga resurgir una sociedad tradicional, desde luego que estamos en una situación inmejorable para que éste se produzca. Y para que quede patente que ha sido un milagro ajeno a nuestras escasas fuerzas.

 Ahora bien, aparte de esperar ese milagro global, mientras no llega, los carlistas podemos hacer varias cosas ante la situación actual. No puedo plantear nada demasiado nuevo. Sin embargo he querido aterrizar con estas seis propuestas, algunas de ellas bastante concretas, porque siempre me ha gustado ese consejo un tanto manipulado por algunas ideologías que dice: “Piensa en global, actúa en local”.

 1º. Mantener la ortodoxia carlista, la que nos han enseñado los carlistas finos, que consiste en respetar el equilibrio admirable de nuestro lema en sus principios: Dios, Patria, Fueros, Rey.

 2º. Especializarnos en lo nuestro, que es la Política, sin desviar la acción de la CTC hacia tareas sociales, o catequéticas, o culturales, o educativas. Encauzando en su caso todos esos otros esfuerzos hacia otras entidades que forman la Liga Tradicionalista.

3º. Potenciar la Liga Tradicionalista para ir reconstituyendo una base social propia. Para alentar en la medida de nuestras fuerzas las iniciativas sociales sanas que vayan surgiendo.

 4º. Trabajar por tener medios de comunicación propios o afines. Porque si no somos capaces de explicar lo que hacemos y por qué lo hacemos será casi como si no lo hubiéramos hecho.

5º. Conseguir una profesionalización creciente de nuestros cuadros dirigentes, siquiera sea a tiempo parcial. La experiencia nos demuestra que es la única manera de crecer.

6º. Establecer lazos con grupos internacionales similares al carlismo.

 Javier Garisoain Secretario General de la CTC

3 sept 2012

El mito de la soberanía nacional

Una nación es estrictamente un sitio, espacio, lugar, pueblo o conjunto de tribus en las que NACE gente. Hay naciones grandes y chicas, étnicas y culturales, religiosas y lingüísticas. Es un término difuso por definición. Pretender que una nación pueda ser depositaria de la soberanía es un mito que se inventaron los primeros liberales para construir su sistema atontando a la masa popular.

Decían que iban a arrebatar la soberanía al rey para dársela al pueblo pero en realidad se la dieron a sí mismos, a la nueva casta de los partidos políticos que a partir de entonces fueron acumulando un poder absoluto del que nunca pudo disponer un rey tradicional.

Las naciones existen pero no deben ser el único criterio para ordenar las comunidades políticas. Además (y siguiendo con mi teoría sobre los -ismos que algún día de estos lograré sistematizar) los nacionalismos no defienden ni a la nación ni a los nacimientos. ¿Por qué si no suele caer la natalidad en las regiones en las que triunfa el nacionalismo?



5 ago 2012

CITAS BONITAS: LA REALIDAD SUPERA LA FICCION

Para oxigenar un poco el blog con algo menos transcendente voy a referir un par de cosillas que he encontrado en lecturas recientes. Como verán la realidad siempre supera la ficción... pero la ficción se suele adelantar al hacer sus pronósticos.

1º. Francisco Umbral en "La guapa gente de derechas". (Caralt, 1975. p.155.) Comenta un invento de la época, el "mensafono" y dice: 

"... me gusta salir a pasear por Madrid con las manos en los bolsillos. (...) Pero sería terrible salir de paseo y estar continuamente recibiendo llamadas de la centralita del mensáfono: "Que llame a su señora", "que llame a don Carlos", "que llame a Maripí", "que llame a los amigos de la Unesco", "que llame al periódico" (...). Los maridos se han puesto el mensáfono al cuello tan satisfechos y no saben que es como si se hubieran puesto una soga. (...) Cuando ya habíamos llegado a abolir la idea de conciencia, la idea de culpa, de pecado, resulta que la ciencia y la técnica nos proveen de una especie de conciencia adicional y recambiable (...) Ya he denunciado otras veces esta curiosa suplantación de la moral por la ciencia. A medida que el hombre tiene menos trabas morales, va teniendo más trabas higiénicas..."

¿A qué es bonito leer a un santón progre lamentarse de las incoherencias del progresismo?


2º. En el caso del chispeante Wenceslao Fernández Florez una ficción supera o se adelanta a otra ficción. En su novela "El ladrón de glándulas" (Librería General. Zaragoza. 1941) expone el argumento que Hollywood reeditaría en 2009 en la película "El curioso caso de Benjamin Button". Un millonario argentino, -después de exponer su teoría de que los seres humanos deberían nacer viejos e ir rejuveneciendo con el tiempo- secuestra a Jaime Escobar, un ingenuo español de vacaciones en Biarritz, con la intención de arrebatarle sus "glándulas" que presuntamente darán al secuestrador la juventud perdida. 

No es este el único caso en el que he visto a don Wenceslao tener una imaginación afilada. Y como lo he visto me parece de justicia contarlo.En su divertida novela "El hombre que compró un automóvil" (1938) profetiza las consecuencias de una sociedad dominada por el uso y abuso del motor de explosión. Sin embargo lo mejor de todo es el relato breve que se incluye al final de la novela y que se titula "Colofón fantástico". En él describe una situación en un futuro incierto en la que los automóviles, las máquinas, cobran vida propia y se rebelan contra sus amos humanos... ¿les suena el argumento?


14 jul 2012

LOS CARLISTAS ANTE LA ULTIMA VUELTA DE TUERCA RECAUDATORIA DEL GOBIERNO


NOTA DE PRENSA


LOS CARLISTAS ANTE LA ULTIMA VUELTA DE TUERCA
RECAUDATORIA DEL GOBIERNO

La Comunión Tradicionalista Carlista protesta indignada ante las últimas medidas económicas que el Sr. Rajoy ha presentado al Parlamento. Dice que no ha tenido más remedio que adoptarlas, pero mientras suprime gastos injustamente y por la vía fácil, mantiene una estructura territorial e institucional absurda, ineficiente y corrupta. Eso mismo nos da la razón en nuestro rechazo secular a este sistema político que ha llevado a España a la ruina económica. Es el sistema el causante del desastre. Y en él tanta culpa cabe al PSOE como al PP. Pues si el primero nos lleva a la ruina cada vez que gobierna, el segundo defiende el sistema que le permite el acceso periódico al poder y mantiene en vigor las leyes que están corrompiendo España.

El que a los partidos y sindicatos se les hayan reducido las subvenciones al 80%, cuando el clamor popular es que deben ser suprimidas totalmente, demuestra la complicidad de ambos partidos.

El modo con que el Gobierno decide la subida del IVA, es prueba evidente de la tiranía en que se convierte la democracia partidista. Los impuestos deben ser aprobados por el pueblo que los va a pagar. Este Parlamento que los va a aprobar no representa al pueblo sino a partidos políticos. Uno de ellos, al que el pueblo ha entregado incautamente el poder, domina el Parlamento, sin ninguna limitación. Así la farsa democrática hace responsable al pueblo de las desgracias que tiene que soportar él.

El retirar la paga de Navidad a los funcionarios es un robo; sin paliativos. Coger el dinero en donde se puede al modo de los carteristas, aunque sin el riesgo que para estos supone. Muchas familias se van a ver en apuros económicos por ello.

El sistema es caro. Ya lo venimos diciendo desde hace casi dos siglos. Más caro se ha hecho todavía con el actual sistema partitocrático. Y no es cierto que su única causa haya sido la descentralización, la prueba es que navarros y alaveses han vivido en sus carnes el encarecimiento que para ellos ha supuesto el cambio de una administración foral, por las autonomías que nos esquilman a todos.

Las medidas adoptadas, aunque opresoras para amplios sectores de la sociedad, no servirán para nada al final, si antes no se desmonta el actual sistema basado en principios económicos, políticos y administrativos absurdos que exigen un gasto desenfrenado para mantener una falsa ilusión, y se restaura el tradicional que los carlistas venimos defendiendo bajo la Bandera de Dios, Patria-Fueros, Rey.

Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista
14 de julio de 2012

9 jul 2012

Ocho siglos desde las Navas de Tolosa y ahí andamos

Se acerca la fecha de lo que debiera ser una gran conmemoración pero que a título oficial va a pasar sin pena ni gloria. Así que desde este humilde blog me uno a los españoles con memoria que lo van a celebrar como Dios manda.



Estos días estamos cerrando la edición del número 117 de la revista Ahora información cuyo tema de portada va a ser precisamente este de Las Navas. Va a llegar pasada la efeméride pero aún así la ocasión lo merece. "Las Navas de Tolosa" ha sido durante gran parte de mi vida el nombre de mi calle, de la casa paterna de los Garisoain en Pamplona, es por tanto un nombre y un episodio más que familiar. Y siempre que comento esto pienso: ¡qué importantes son los nombres de las calles! ¿No les extraña cómo luchan los progres por ellos en cuanto tienen ocasión?

Doctrine et tactique du Moindre Mal


He aquí un viejo artículo que publiqué hace tiempo en Arbil y que un grupo legitimista francés a tenido a bien traducir. Por si alguien quiere practicar idiomas. 
Lo han publicado en La Gazette Royale, órgano de la Union des Cercles Légitimistes de France.

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Doctrine et tactique du Moindre Mal

Je voudrais dire quelque chose de catholiquement correct sur la notion de «Moindre Mal». Et expliquer que la doctrine morale licite du Moindre Mal est une chose et que la tactique politique du Moindre Mal en est une autre, plus discutable. La tactique politique du Moindre Mal a été pendant deux siècles une caractéristique du prétendu catholicisme libéral, une idéologie qui a prétendu concilier la Vérité que prêche l’Église avec le relativisme et le naturalisme. Je suis conscient que beaucoup de catholiques sincères continuer à faire confiance aux tactiques machiavéliques du Moindre Mal et du vote utile parce qu'ils n’arrivent pas à en découvrir une autre qui les convainque. Après réflexion, je vais vous dire mon opinion : faire des propositions mauvaises en sachant qu’elles sont mauvaises dans l'espoir d'éviter le triomphe de propositions pires semble, pour le moins, assez immoral. Et de plus c'est inefficace.

La doctrine morale du Moindre Mal

Les bons philosophes expliquent que le mal n'a pas d’entité propre car il n’est que l’absence de bien. Le moindre mal n’est donc qu’une insuffisance de bien. Et dans ce sens, le "moindre mal" est exactement la même chose que le "plus grand bien possible". Comme dans l'exemple de la bouteille "à moitié pleine" ou "à moitié vide", nous savons que le niveau peut être changé de "plus" à "moins". Nous savons que les diverses contraintes internes et externes nous éloignent toujours de la perfection individuelle et sociale. C’est pour cela que la doctrine du moindre mal, qui exige de toujours rechercher le plus grand bien possible et d’éviter le mal autant que possible, est toujours valable. Face à un choix - en supposant que notre unique responsabilité soit de choisir - il n'y a pas d'autre possibilité de rectitude éthique que de choisir le meilleur. Et si tout est mauvais, il faut choisir le moindre mal. Et il ne sera pas superflu de convenir que, dans certains cas, refuser de choisir, c'est à dire, l'
abstention, en dépit d'être un mal, peut être le véritable moindre mal que nous recherchons. Tout cela en supposant - j'insiste là-dessus - que notre seule responsabilité soit de choisir. Les choses changent, comme nous le verrons, si notre responsabilité n’est pas de choisir, mais de faire ou de proposer. En fin de compte, nous vivons dans une société pluraliste dans laquelle nous avons le devoir de participer. Ce devoir sera-t-il rempli par le simple choix passif du moindre mal ? Si nous sommes invités à participer, à faire, à construire, il faudra FAIRE le bien.

La tactique politique du Moindre Mal

La tactique politique du Moindre Mal n'est plus limitée à la période électorale car elle consiste à
proposer des maux (moindres) pour éviter que triomphent d'autres maux (pires). C'est la tentation politique qui nous assaille quand nous avons la responsabilité de faire des propositions. Et à ce sujet, je suis arrivé à une conclusion : du point de vue éthique, il ne peut jamais être licite de proposer un mal, même si c’est un mal mineur.

Voici quelques arguments démontrant pourquoi la tactique du Moindre Mal n’est pas bonne :

- Parce que la doctrine catholique est claire sur ce point quand elle affirme que la conscience ordonne "
d’accomplir le bien et d’éviter le mal» (Cat 1. 1706 et 1777), que l’on ne peut "faire le mal" si l’on recherche le salut (Cat. 998) et qu’il n’est «jamais permis de faire le mal pour qu’il en résulte un bien". (Cat.1789)

- Parce que la responsabilité des laïcs catholiques ne peut se limiter à choisir passivement parmi les maux que les ennemis de l'Église veulent bien offrir, mais doit être une participation active et directe, "ouvrant les portes au Christ".

- Parce que la tactique du Moindre Mal prétend attribuer aux catholiques un rôle médiocre et passif à l’intérieur du nouveau système "
confessionnellement laïque."

- Parce que la tactique du Moindre Mal transforme en quotidienne une situation exceptionnelle.

- Parce qu'une situation de Moindre Mal prolongée fait que le moindre mal est de plus en plus grave. Les "moindres" maux d'aujourd'hui sont trop graves pour ne pas mettre en évidence une confrontation radicale avec l'Évangile : l'individualisme, la relativisation de l'autorité, la primauté de l’opinion publique, la vision scientifico-rationaliste du monde ... principes qui se manifestent par la perte de la foi, la crise de la famille, la corruption, l'injustice et les déséquilibres à l’échelle mondiale, etc.

- Parce que la tactique Moindre Mal s'est révélée inefficace dans le passé pour atteindre le pouvoir ou pour réduire le Mal.

- Parce qu'il est nécessaire d'expliquer dans son intégralité le message de l'Évangile, compte tenu que
"là où le péché pervertit le climat social, il faut faire appel à la conversion des cœurs et à la grâce de Dieu" (...) et «Il n'y a pas de solution à la question sociale en dehors de l'Évangile". (Cat. 1896)

- Parce que la proposition d’un mal de la part de celui devrait proposer un bien donne lieu au très grave péché de scandale qu’est
"l'attitude ou le comportement qui porte autrui à faire le mal". (Cat 2284). À cet égard, l’enseignement de Pie XII est très clair : "Se rendent coupables de scandale ceux qui instituent des lois ou des structures sociales menant à la dégradation des mœurs et à la corruption de la vie religieuse, ou à des conditions sociales qui, volontairement ou non, rendre ardue et pratiquement impossible une conduite chrétienne conforme aux commandements (...) Il en va de même (...) de ceux qui, manipulant l’opinion publique, la détournent des valeurs morales." (Discours du 01/06/1941. Tiré de : Cat. 2286).

- Parce qu'un mal est toujours un mal et
"il est erroné de juger de la moralité des actes en ne considérant que l'intention ou les circonstances". (Cat. 1756).

Comment naît la tactique du Moindre Mal
Historiquement la tactique politique du Moindre Mal naît dans l'Europe chrétienne postrévolutionnaire du fait de deux mouvements politiques catholiques : le catholicisme libéral et la démocratie chrétienne. Il est difficile de démêler les motifs qui conduisent leurs promoteurs à l’adopter dans la théorie. Et il y a contradiction entre les faits et les décisions adoptées dans la pratique. Je ne vais pas entreprendre de juger des intentions. À de nombreuses reprises les tenants du Moindre Mal furent des ecclésiastiques, des catholiques inquiets des progrès de la révolution et désireux de faire quelque chose dans un contexte de faiblesse de la réponse catholique à la révolution libérale.

On peut arriver à la tactique du Moindre Mal pour des raisons diverses qui se chevauchent et s'entremêlent :

- Par "contamination" de la pensée révolutionnaire et de l'éblouissement devant l’apparente perfection des nouvelles idéologies. En recherchant, par exemple, un compromis entre l'Église et une forme politique spécifique (nationalisme, le parlementarisme, la démocratie des partis, etc.)

- Par l'exagération des maux de l'Ancien Régime et son identification avec la Doctrine Catholique elle-même.

- Par fatigue dans la lutte contre-révolutionnaire, par le conformisme conservateur de ceux qui sont appelés à la bravoure.

- Par une défaite militaire des politiques catholiques ou après une intense période de persécution religieuse.

- Dans une apparente urgence de transaction avec les ennemis de l'Église afin qu’un travail apostolique minime soit, au moins, toléré par des autorités hostiles.

- Par les manœuvres des partis révolutionnaires qui, intentionnellement, cherchent à semer le doute et la division parmi les catholiques.

- En raison de l'absence de véritables hommes politiques catholiques, ce qui encourage l’ingérence du clergé dans le contexte politique.

- En raison de cette même ingérence du clergé dans le jeu politique, ce qui à son tour, écarte certains de la participation et discrédite le travail indépendant - et peut-être divergeant selon la contingence - des autres laïcs.

- Par la candeur des catholiques qui ont une confiance sans réserve envers les règles du jeu établies par les ennemis de la foi.

- Par une surévaluation de la réussite politique immédiate en oubliant que, comme le dit le catéchisme:
"Le Royaume ne s’accomplira (…) pas par un triomphe historique de l’Église selon un progrès ascendant mais par une victoire de Dieu sur le déchaînement ultime du mal". (Cat. 677)
- Par une perte croissante d’orientation et un manque de formation du peuple catholique qui génèrent le pessimisme ou le manque de foi en l'efficacité salvifique des Principes Chrétiens de Droit Public.

- Par un refroidissement dans la foi et la religiosité. Parce que, sans le secours de la grâce, il est très difficile de
"découvrir le sentier, souvent étroit, entre la lâcheté qui cède au mal et la violence qui, croyant le combattre, l'aggrave." (Centesimus Annus, 25. Dans Cat. 1889)

Comment a évolué la tactique du Moindre Mal

La tactique du Moindre Mal ne s'est à aucun moment introduite d’un seul coup. Elle l’a fait progressivement (au pire) au long des deux derniers siècles. Dans l'histoire politique des pays européens on peut identifier les situations suivantes :

- Dans un premier temps, après le choc violent de la révolution, et en arguant de l’accidentalisme de l'Église (qui concerne l'institution mais pas les laïcs), les tenants du Moindre Mal tolèrent, permettent et même favorisent la dissolution des structures politiques et sociales traditionnelles (monarchie, corporations, institutions religieuses, biens communaux, etc.) qui étaient de fait un obstacle à la révolution.

- Parallèlement à la sécularisation de la politique et par un certain machiavélisme, ils commencent à ignorer les arguments religieux au moment de faire des propositions dans l'illusion de capter ainsi le soutien des non-catholiques. Certains en viennent à affirmer, comme justification pour ne pas parler de la Rédemption, que "La doctrine chrétienne est plus importante que le Christ", ce qui ne laisse d’être du pur pélagianisme.

- L’étape suivante dans la tactique du Moindre Mal est une tentative d’union des catholiques autour d'un programme minimum, non pour présenter une alternative au nouveau régime, mais pour mieux s’y intégrer avec l'idée de "le changer de l'intérieur." On s’efforce ainsi de discréditer d'autres politiques et tactiques catholiques marginales.

- Une technique fréquente chez les tenants du Moindre Mal est d’essayer de gagner la sympathie de la hiérarchie par des promesses "de paix et de réconciliation" qui permettent la reconstruction matérielle des Églises et le maintien régulier du culte. Il s'agit d'une tentative désespérée de sauver "ce qui peut être sauvé", de séduire la hiérarchie de l'Église par une orientation politique qui ne lui est pas propre. Cela pourrait être quelque chose d'exceptionnel mais pas le type courant de la participation politique catholique.

- Parfois, sont les évêques ou les membres du clergé eux-mêmes qui font la promotion des groupes politiques de cette ligne, avec une mentalité purement défensive de l'Église. Cette intrusion appauvrit l'action politique des catholiques, la fait "aller à la remorque" des propositions révolutionnaires et compromet l'Église avec des solutions politiques légitimes mais discutables. Quand quelqu'un propose de faire de l'action sociale, comme l'a fait en Espagne un évêque influent, «pour que les travailleurs de l'Église ne disparaissent pas", il fausse la finalité de la véritable action sociale, qui ne peut être un simple instrument de catéchèse, mais un devoir de justice et de responsabilité pour les laïcs.

- Le cas du Ralliement proposé par Léon XIII, qui a encore encouragé les ennemis de l'Église en France, ou la véritable trahison de certains évêques mexicains envers les catholiques Cristeros, miraculeusement excusée par les fidèles, sont deux exemples des conséquences désastreuses auxquelles peut mener la tactique du Moindre Mal. En ce sens, la clarté du Concile Vatican II quand il exige que les membres du clergé s'abstiennent de toute activité politique représente une rectification importante. Il faut reconnaître que le lâche acharnement de certains chrétiens pour rechercher la survie purement matérielle de l'Église, le "surcroît", a été un anti-témoignage scandaleux. C'est un scandale que ceux qui disent avec l'Évangile: "Cherchez le Royaume de Dieu et sa justice..." oublient que le mal moral est "
sans commune mesure plus grave" que le mal physique. (Cat. 311)

- Plus récemment et coïncidant avec l'euphorie qui a suivi le Concile Vatican II, on a cherché la désintégration des partis, associations, institutions et États catholique avec l'idée de promouvoir une sorte de "guérilla" qui pourrait ainsi gagner l'opinion publique et atteindre tous les recoins du tissu social. Les résultats sont évidents : non seulement on a affaibli ou détruits les vieux outils, mais cette nouvelle "guérilla» n’a pas vu le jour et rien de nouveau n'a été conquis - ou si peu – qui ne fût déjà catholique.

- La dernière étape de la tactique du Moindre Mal et la démonstration tangible de son machiavélisme est la justification du vote utile qui, paradoxalement, est en contradiction avec le moindre mal, puisqu’il préconise que l’on ne vote déjà plus pour l'option la moins mauvaise, mais pour celle qui a les plus grandes chances de succès, même si elle est pire que les autres options qui ont moins de chances.

L'inefficacité de la tactique du Moindre Mal

En analysant la genèse et le développement des tactiques du Moindre Mal, je ne condamne ici en aucun cas l'intention de ceux qui les ont soutenues ou les soutiennent. Je veux simplement mettre en évidence quelques-unes des raisons qui expliquent pourquoi la tactique du Moindre Mal ne réussit jamais ce qu'elle se propose. Elle ne parvient pas à réduire le mal plus grave :

- Parce que les énergies qu’il faudrait consacrer à proposer des biens parfaits se perdent à proposer des moindres maux.

- Parce que c'est une option de retrait, pessimiste, dans laquelle l'homme politique catholique cache ses talents par crainte ou fausse prudence.

- Parce que la tactique du Moindre Mal prêche la résignation ; et pas précisément la résignation chrétienne, mais la soumission et la tolérance au tyran, à l'injustice et à la violation. Avec les tactiques du Moindre Mal, on n'aurait jamais décidé le soulèvement nationaliste espagnol de 1936 et le Mur de Berlin ne serait jamais tombé. Il n’y aurait pas eu la Guerre d'Indépendance Espagnole, ni l'insurrection catholique en Vendée, ni les Carlistes en Espagne, ni les Cristeros au Mexique. Et la propagation de l'islam en Europe n’aurait peut-être pas trouvé d'opposition. Ni Lépante, ni les croisades, ni la Reconquista n’auraient eu lieu.

- Parce que le moindre mal est présenté comme une façon intelligente d’avantager l'Église économiquement et physiquement, en oubliant que la plus grande richesse de l'Église - sa seule richesse - est le témoignage de la Vérité, témoignage qui, s'il est encore vivant aujourd'hui, le doit au sang des martyrs.

- Parce qu'il y a plus que suffisamment d'exemples dans lesquels le triomphe de la tactique du Moindre Mal a donné le pouvoir à des partis qui, en exigeant le vote de catholique, a protégé, et ceci s'est passé dans la moitié de l'Europe, une législation anti-chrétienne (divorce, avortement, etc.).

En définitive, la tactique du Moindre Mal n’a jamais été mise en échec parce qu’elle est elle-même est une défaite anticipée, une sorte de commode suicide collectif. C'est le recul, la position honteuse et défensive, le complexe d'infériorité. En défendant une tactique du Moindre Mal, les chrétiens renoncent à tenir le premier rôle historique, comme si le Christ n'était pas Seigneur de l'histoire. Ils se croient machiavéliques et ne sont qu’une ombre en déroute. Ils nient dans pratique la possibilité d'une doctrine sociale chrétienne et nient l'évidence d'une société qui, avec toutes ses imperfections, a été chrétienne. La tactique du Moindre Mal, en tant que contrepoids nécessaire à une révolution qui est fondamentalement anti-chrétienne, a toujours échoué, dès son origine.

Au lieu de cela, l'histoire de l'Église et des peuples chrétiens est remplie de beaux exemples dans lesquels l’optimisme – ou mieux, l’espérance chrétienne - nous enseigne qu'il est possible, avec l'aide de Dieu, de construire de véritables sociétés chrétiennes. La politique chrétienne n'a pas échoué dans la mesure où, aujourd'hui encore, nous vivons des gains de la chrétienté occidentale ancienne.
Conclusions

Il est encourageant de constater que, grâce à Dieu, les erreurs philosophiques ou théologiques, quand elles se concrétisent dans les mouvements et les individus, suivent leur cours parmi de joyeuses incohérences, en proie à la réalité des choses. Elles arrivent rarement à développer les ultimes conséquences de leurs principes. C’est pourquoi le résultat de l'action politique, même si elle part de principes erronés, est incertain et surprenant. "Dieu a créé un monde imparfait,
en état de voie" (Cat. 310) et même l'accession au gouvernement politique de saintes personnes ne pourrait éliminer toutes les imperfections de ce monde.
Ayant reconnu cette limitation considérable de la réalité politique, notre responsabilité de laïcs catholiques ne peut être la résignation à un monde imparfait, mais la lutte et l’entreprise en vue de rechercher à s’approcher de cet idéal de perfection que propose également l'Évangile au niveau social. C'est là que réside le véritable et sain pluralisme qui doit exister parmi les catholiques, parce que, sans la reconnaissance d'un certain "droit à l'erreur", il sera impossible de corriger et d'améliorer.

La Doctrine de l'Église demande aux laïcs catholiques une participation active à la vie politique, qu’ils soient seuls ou accompagnés. Un appel à l'unité entre les catholiques ne peut exiger plus qu’une union dans les principes pré-politiques, c'est à dire autour d’une même idée du bien commun. Et cette action politique catholique est de la seule responsabilité des laïcs, et non pas de l'Institution hiérarchique. Des laïcs seuls ou des laïcs regroupés. Mais des laïcs.

En ce qui concerne les notions de moindre mal et de vote utile concepts, voici mes conclusions :

- Le moindre mal en tant que doctrine morale est toujours valable si notre responsabilité est uniquement le choix.

- Le moindre mal en tant que tactique politique naît dans l'Europe postrévolutionnaire dans un contexte de faiblesse des options politiques chrétiennes.

- La tactique du Moindre Mal est pessimiste et inefficace.

- La tactique politique du vote utile est pur machiavélisme politique et, bien qu’elle contredise apparemment la tactique du Moindre Mal, est en réalité une distorsion du même concept qui stérilise l'action politique des laïcs catholiques.
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F. Javier Garisoain Otero

1 Catéchisme de l’Église Catholique (N.d.T.)

1 jun 2012

EL CARLISMO HOY


EL CARLISMO HOY
por Javier Garisoain Otero
Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista

El carlismo cumple en 2013 la respetable edad de 180 años. Ha tenido, como bien atestigua este Atlas*, un papel trascendental en la historia contemporánea, miles y miles de personas, familias enteras, han vibrado con sus ideales, se han sacrificado por ellos, y han hecho posible que aún hoy el carlismo siga vivo.
¿Cómo es el carlismo del siglo XXI? Ante todo salta a la vista que se trata de un movimiento minoritario y selecto, nada que ver con las amplias masas populares de antaño. Y sin embargo ¿quién se atreve a firmar su acta de defunción? La originalidad de su doctrina y el vigor de su espíritu podrían volver a hacer el milagro de hacerlo resurgir con fuerza como ya sucediera antaño. Actualmente la gran mayoría de los carlistas están en casa, donde viven su carlismo de forma discreta, transmitiéndolo de generación en generación como si fuera un título nobiliario. Los carlistas más activos se encuadran principalmente en el entorno de la Comunión Tradicionalista Carlista (www.carlistas.es), organización reconstituida en 1986 tras el confuso episodio del Huguismo. Inscrita “por imperativo legal” en el registro de partidos políticos la CTC tiene sin embargo una clara vocación de movimiento social amplio. De hecho en los últimos años está promoviendo bajo el nombre de Liga Tradicionalista (www.ligatradicionalista.es), una hermandad plural de entidades, no necesariamente políticas, que comparten el ideario de siempre: Dios – Patria – Fueros – Rey. Entre ellas podemos citar a la Asociación Juvenil Cruz de Borgoña, la asociación Cruz de San Andrés, la plataforma Grito contra la Usura, el Foro Santo Tomás Moro, la revista Ahora información, el Foro Alfonso Carlos así como un buen ramillete de círculos regionales, editoriales y otras entidades tradicionalistas repartidas por toda España.
En el ámbito puramente electoral y con el grave hándicap de haber perdido los años de la transición en los que se definió el esquema partitocrático actual, la Comunión ha hecho varios experimentos electorales. El más exitoso quizás haya sido el de las elecciones generales de 2008, cuando la CTC fue uno de los pocos grupos que presentó candidatos al Senado en todas las circunscripciones electorales españolas alcanzando la respetable cifra de 45.000 votos. Desde entonces, por puro realismo y sin renunciar a ninguno de sus principios, los esfuerzos electorales del carlismo han ido encaminados a lograr una coalición o plataforma electoral en torno al mínimo de los llamados por el Papa Benedicto XVI “principios no negociables”: la vida, la familia, la libertad y el bien común. 

(*Colaboración para el "Atlas ilustrado del Carlismo", en preparación)