(Ahorainformacion.es/ J.G.) -
Este pasado fin de semana se ha celebrado en Toledo una nueva edición del Foro Alfonso Carlos I, la "universidad de verano" de la Comunión Tradicionalista Carlista. Un espacio en el que los carlistas convocan a expertos y a militantes para aprender con espíritu universitario y vocación política.
La España rural: tradición y despoblación
Inauguración del Foro
Después de una oración inicial dedicada a San Miguel dió inicio la primera sesión, el viernes por la tarde, en la que tomó la palabra Javier Garisoain, presidente de la Comunión, para agradecer a los inscritos su presencia y para presentar el tema general del Foro así como al primer conferenciante. En esta ocasión el tema elegido ha sido el de la España rural con la intención de conocer su historia y sus glorias, sus problemas, las graves crisis que la azotan y para reflexionar sobre las posibles vías de lucha en su defensa.
¿Es el Carlismo un movimiento rural? Cuando el liberalismo triunfante empezó a escribir la historia del siglo XIX trató de encasillar al Carlismo como movimiento rural, o lo que es lo mismo, "campesino, atrasado e ignorante". Sin embargo esta no es sino una más de las mentiras del liberalismo. El Carlismo era rural porque España era rural. El Carlismo era el alma de España, que se resignaba a morir. En cambio la revolución sí se puede decir que fue una revolución urbanita, nacida en las logias e impulsada por una nueva clase burguesa enriquecida por las desamortizaciones.
El programa de este curso ha incluido un amplio repaso a la historia y el presente del mundo rural desde el punto de vista espiritual, demográfico, social, económico, agrícola y político.
P. Gabriel Calvo Zarraute: El alma de España. Evangelización y abandono
La primera ponencia, a cargo del prestigioso sacerdote e investigador Gabriel Calvo, se centró en la crisis espiritual y el doloroso abandono del mundo rural que contrasta con la brillante evangelización de los paganos de la antigüedad. Existen una serie de fechas históricas que son el preludio de una gran crisis. Tal vez la más dañina y la más olvidada es la serie de desamortizaciones que destruyeron los conventos, las misiones populares y que casi acabaron con esa élite espiritual que eran las órdenes religiosas. En tiempos más recientes la fecha más dramática es la de 1959, fecha del primer plan de estabilización franquista en la que una apuesta por la industrialización provocó las primeras grandes oleadas de inmigración dirigida a los suburbios de las zonas industriales. En los años 70 se sumaron tres graves crisis que provocaron un derrumbe sin precedentes, especialmente acusado en el campo: la crisis social de la industrialización, la crisis política del fin del régimen de Franco y la constitución, y la crisis religiosa del postconcilio.
En la actualidad existen parroquias en las que los únicos libros que se utilizan son los de entierros. Las perspectivas en cuanto al número de sacerdotes o de conventos son negras. El impresionante patrimonio católico distribuido por todos los rincones de nuestro territorio corre peligro de ruina en una especie de nueva auto-desamortización. Actualmente se está produciendo una retirada más o menos ordenada y a veces un simple abandono del mundo rural por parte de la Iglesia. Se trata de una dura realidad que es necesario asimilar sin endulcorantes si se quiere enfrentar de forma libre. ¿Estaremos, en fin, en los tiempos que describe el Catecismo en sus puntos 675 y 677? No se sabe. En cualquier caso nuestra obligación es la lucha, no el triunfo.
José Antonio Ruiz de la Hermosa: Crisis demográfica y sustitución en la España vacía
El sábado por la mañana, la segunda ponencia fue dirigida por José Antonio Ruiz de la Hermosa, investigador y divulgador que centró su intervención en un análisis demográfico y de población española. Ante la repetición alarmista de "la España vacía" Ruiz de la Hermosa comenzó su intervención asegurando que España siempre ha estado vacía. El problema es que ahora está peor distribuida, y que se ve amenazada por varios desórdenes. La gesta de la Reconquista o la misma construcción de la América hispana se llevaron a cabo con una población peninsular de apenas cinco o seis millones de personas. Las guerras antiguas, la Reconquista, la constante emigración hacia América y Europa, la mortalidad elevada... impidieron un crecimiento sostenido de nuestra población. Los períodos en los que la población crece a un mayor ritmo son el siglo XVIII y el siglo XX. La situación actual está protagonizada por modelos de transición que han amortiguado la despoblación como es la costumbre de la segunda vivienda (o la casa de verano en el pueblo) y, más recientemente por el enorme reto que supone una inmigración desordenada. Inmigración especialmente problemática la de religión musulmana por razones evidentes, y que está siendo alentada de forma suicida por unos políticos que no obedecen al bien común de los españoles sino a intereses oscuros de poderes internacionales.
Pilar Esquinas Rodrigo y José Manuel Sanz Burgos (Acuaiuris): La guerra del agua
Llegados a este punto del Foro, el ánimo de los asistentes iba oscilando entre la depresión y la preocupación. La intervención de los promotores de la Asociación Acuaiuris consiguió despertar en los oyentes el enfado y la indignación. Con la simpatía y profesionalidad que les caracteriza, Pilar y José Manuel fueron desgranando los distintos frentes que han ido descubriendo en su lucha ejemplar contra los traficantes del agua, contra los políticos corruptos y contra los "ecolojetas" falsos, expertos en la creación de negocios con dinero público. Gracias a sus explicaciones pudimos entender de primera mano como todas las medidas que tienen que ver con la presunta alerta climática tienen una nula base científica; cómo el derribo de presas es real y está provocando un grave empobrecimiento basado en la teoría absurda de la restauración fluvial; cómo la obsesión de los nuevos líderes mundiales es someter el agua a las leyes del mercado y controlarla mediante el negocio de las depuradoras, las tuberías, los contadores y las embotelladoras; cómo las confederaciones hidrográficas y todas las instituciones del agua han perdido su carácter profesional independiente en manos de políticos corruptos. La trama que hay detrás de todos estos hechos, y otros más como son el expolio de las energías llamadas renovables o la amenaza de las granjas de datos, fue cobrando forma al analizar el asunto de las falsas declaraciones de sequía, una figura legal que, en manos de gobiernos sin escrúpulos, les permite actuar a su antojo y de forma dictatorial.
Tertulia de agricultores: gente de campo y sentido común
Tras la comida, servida en el mismo centro de Toledo, las sesiones de la tarde fueron abriendo el debate y la búsqueda de herramientas para hacer frente a la destrucción del mundo rural. Una simpática tertulia, que contó con la participación de Luis Gil, José Luis Palacín, Marisa Pena y Juan de la Cruz San Román, nos demostró que aún hay mucha gente de campo que sigue en pie, trabajando día a día, conscientes de la infinidad de trabas a las que se enfrentan, pero, al mismo tiempo, dispuestos a dar la batalla en defensa de una forma de vida que es mucho más que una situación laboral. Valiosos testimonios directos sobre la situación del campo en Cantabria, en Aragón, en Albacete o en La Rioja que fueron además enriquecidos por las aportaciones del público.
Mesa redonda final: tradición y despoblación
En la mesa redonda final, a la que se incorporaron Javier Garisoain y José Antonio Gallego, consejero de la Comunión, se hizo un repaso de los asuntos tratados o apuntados y se trató de aportar algo de luz sobre posibles soluciones o, al menos, sobre cuáles podrían ser las formas más eficaces y convenientes de lucha, aquí y ahora, para defender el tesoro que es la España rural, sus gentes, sus formas de vida, su espiritualidad, sus tradiciones, su patrimonio y su economía que, al fin y al cabo, es el sustento material del que viven o deberían vivir los españoles urbanitas.
A modo de conclusiones, entresacamos los siguientes consejos o vías de acción en forma de decálogo:
1. Hay que conocer la verdad. De nada sirve denunciar los últimos desmanes del gobierno o recordar la última tractorada si no se acomete una visión de conjunto de los problemas de la España rural. Esa visión general exige remontarse al origen del proceso revolucionario liberal que es el padre de todas las ideologías que han venido después.
2. Hay que difundir esa realidad y denunciar todos y cada uno de los ataques que recibe el campo: las mentiras del cambio climático antropogénico, el negocio de los grupos ecologistas, la rapiña de los fondos de inversión, la burocracia creciente que asfixia a autónomos y pequeñas empresas, la falta de libertad generalizada que aplasta con normas abusivas cualquier emprendimiento.
3. Hay que formarse en la lucha legal, organizar talleres de derecho activista para aprender a usar las leyes vigentes contra los enemigos de lo rural.
4. Hay que meterse en política. Eso quiere decir concretar el compromiso y actuar dejando de lado cualquier tentación individualista o derrotista. Desde el concejo o la cooperativa hasta la política electoral convencional queda todavía mucho por hacer.
5. Hay que abrir los ojos a la sociedad. La responsabilidad del Carlismo no pasa por postularse como un partido más que vuelva a caer en los mismos errores de la partitocracia. Nuestra misión es hacer ver a la gente, y a los distintos grupos que luchan cada uno a su aire, que el debate no es izquierda o derecha. Que tampoco se trata de elegir entre democracia o dictadura. Más allá de esas trampas del sistema es preciso entender que las soluciones no vendrán de ningún partido sino de los mismos españoles cuando comprendan que ya existía libertad antes del liberalismo, sociedad antes del socialismo, comunidad antes del comunismo o ecología antes del ecologismo. Cuando lo comprendan y se pongan manos a la obra con imaginación y confianza.
6. Hay que volver al campo, pero volver de verdad. No para ser teletrabajadores urbanitas desterrados sino para implicarse de verdad en las formas de vida rurales y en las buenas tradiciones que aún perviven.
7. Hay que sostener, recuperar o crear auténticas comunidades, luchando para que sean cada vez más autónomas o libres en economía, en educación, incluso en autodefensa.
8. Hay que buscar, conocer y apoyar todos los núcleos de resistencia que estén ya actuando: disidentes individuales, grandes o pequeñas instituciones, iniciativas "guerrilleras" de toda clase.
9. Hay que prepararse. Para lo que pueda venir, o para lo que va a venir.
10. Hay que confiar en la Providencia. Hemos hablado de España, de esa España rural que es todavía en muchos rincones un testimonio de la España católica. No se trata por tanto de emprender una pura lucha material, pues sin un auténtico Ideal, sin la luz espiritual que aporta el Evangelio no habrá forma de defender esa España rural que amamos.
Y así, con estos ideales y propósitos, es como concluyeron los debates. Después de una excursión nocturna y cena compartida extramuros de Toledo concluyó el día más intenso del foro.
Por último, el domingo, después de la Santa Misa, celebrada en la iglesia de los PP. Carmelitas, un grupo de foristas se trasladó tal como estaba previsto al parque PUY DU FOU donde pasaron unas horas disfrutando del mejor parque de España. Una iniciativa que merece todo nuestro aplauso por haber sabido juntar con sensibilidad y rigor la enseñanza de nuestra mejor historia y el entretenimiento familiar para todos los públicos.