Hace unos días uno de esos políticos mercenarios contratados por el partido conservador llamado Hermann Tertsch (militante del Partido Comunista de Euzkadi en su juventud, antiguo director de opinión de El País y columnista en ese medio hasta hace cuatro días) se despachaba a gusto contra el papa diciendo en Twitter:
"No sé quién es en realidad este individuo. Sí sé que cada vez que habla de política coincide en sus posiciones y apoya a los peores asesinos, a los ladrones, a los violadores, a los terroristas, a los narcotraficantes y comunistas criminales. No hay un atisbo de bondad, generosidad ni dulzura en este personaje lamentable."
A mí me parece que esa no es manera de hablar del romano pontífice. Incluso aunque tengas alguna discrepancia con la política exterior del Vaticano el papa sigue siendo el vicario de Cristo. ¿No hay nadie en Vox que pueda explicar esto a su impetuoso eurodiputado ex-comunista? El problema es que a estas alturas ya todos sabemos que Vox, a pesar de su nombre latino, es más judío que católico. ¿Se imaginan a un diputado de Vox hablando de un rabino con esta falta de respeto?
No seamos ingenuos. En la partitocracia el que paga manda. A ver si alguien va a pensar que ahora Hermann Tertsh se ha convertido en un santo padre de la Iglesia que habla en ese tono despectivo contra el papa porque está preocupado por no se qué deriva herética de la jerarquía. No. Lo que le preocupa a este señor, lo mismo que a un sector importante de Vox, es que la del papa sea una de las pocas voces que se alza contra el genocidio de Gaza y los intereses del sionismo.
Lo de Gaza es una masacre inmoral. Eso lo ve cualquier buena persona. Lo que nos diferencia a los que observamos con imparcialidad las brutalidades de unos y otros, en contraste con los aquejados de sumisión perruna a los intereses sionistas (o a los islamistas), es que cuando en las próximas décadas vayan muriendo judíos en todo el mundo gracias al odio que ahora alimentan y aplauden los fieles cipayos, nosotros no nos alegraremos y no nos sorprenderemos. Gracias a esa desproporcionada y cruel "autodefensa" de Israel, el sufrimiento se va a perpetuar y todo ese horror será una consecuencia lógica del horror actual. Los niños amputados o traumatizados de hoy serán los terroristas de mañana. Tan inteligentes que parecían los judíos acaparando premios nobel y ya ves, al final el odio y el orgullo ciegan a los injustos.
En toda esta historia, sin duda, los más necios son los españoles que sin necesidad alguna han tragado la propaganda anglo-sionista convirtiéndose en el perrito faldero de intereses que en nada benefician a España. O que para colmo favorecen más bien a Marruecos. Que no se diga que no se avisó. Dios tenga piedad de todos los inocentes que sufren lo indecible, principalmente de los cristianos de Oriente que esos si que son cada vez menos.
Y en cuanto a ese tono general de desprecio hacia el santo padre, ya se que hay gente muy nerviosa con algunas de las cosas que dice, y con otras de las que dicen que dice. Pero a ver si entendemos los católicos que hay que amar al papa como a nuestro padre que es (aunque chochee). Y que hay que amar al papa sin caer en la papolatría -cosa que siempre se entendió mejor en España que en cualquier otra nación-. No suframos más de la cuenta y entendamos que no todo lo que dice es palabra de Dios. Que el papa puede equivocarse en cien cosas -especialmente en las cosas políticas o en las futbolísticas- y más si como sucede con Francisco anda, por lo que sea, tan expuesto a los focos y los micrófonos.
Ignoremos las cosas que diga fuera de lugar, sus ocurrencias y sus argentinismos raros. Aplaudamos sus aciertos evidentes. Francisco es el papa de la confusión en ese asunto de las bendiciones -"todos, todos, todos"-, pero también es el autor -entre otras cosas- de la maravillosa exhortación apostólica sobre la confianza (https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/20231015-santateresa-delbambinogesu.html), de la encíclica Dilexit Nos (https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/10/24/241024f.html). Y también por cierto de esta nueva carta (https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2024/documents/20241121-lettera-storia-chiesa.html) con la que ha salido en defensa del trabajo honrado de los historiadores. La verdad nos hace libres. Por eso hay que cuidar bien la historia y cómo se cuenta. Porque la historia bien hecha es liberadora.
Y en cuanto a ese tono general de desprecio hacia el santo padre, ya se que hay gente muy nerviosa con algunas de las cosas que dice, y con otras de las que dicen que dice. Pero a ver si entendemos los católicos que hay que amar al papa como a nuestro padre que es (aunque chochee). Y que hay que amar al papa sin caer en la papolatría -cosa que siempre se entendió mejor en España que en cualquier otra nación-. No suframos más de la cuenta y entendamos que no todo lo que dice es palabra de Dios. Que el papa puede equivocarse en cien cosas -especialmente en las cosas políticas o en las futbolísticas- y más si como sucede con Francisco anda, por lo que sea, tan expuesto a los focos y los micrófonos.
Ignoremos las cosas que diga fuera de lugar, sus ocurrencias y sus argentinismos raros. Aplaudamos sus aciertos evidentes. Francisco es el papa de la confusión en ese asunto de las bendiciones -"todos, todos, todos"-, pero también es el autor -entre otras cosas- de la maravillosa exhortación apostólica sobre la confianza (https://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/20231015-santateresa-delbambinogesu.html), de la encíclica Dilexit Nos (https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/10/24/241024f.html). Y también por cierto de esta nueva carta (https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2024/documents/20241121-lettera-storia-chiesa.html) con la que ha salido en defensa del trabajo honrado de los historiadores. La verdad nos hace libres. Por eso hay que cuidar bien la historia y cómo se cuenta. Porque la historia bien hecha es liberadora.
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