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29 sept 1989

LA CUESTION LINGÜISTICA VASCA, UN PROBLEMA DE IDENTIDAD

 LA CUESTION LINGÜISTICA VASCA, UN PROBLEMA DE IDENTIDAD


LLEVADOS por un irreprimible fervor nacionalista algunos ayuntamientos han procurado decretar que la única lengua oficial en el pueblo sea el vascuence. De ese modo se pretende rechazar el uso del castellano, lengua común a todas las regiones españolas y a buena parte de América. Son propuestas testimoniales, naturalmente, pero significativas de la radicalidad a la que han llegado aquellos cuya protesta surge por no sentirse ya españoles.
¿Qué es lo que ha ocurrido en Euskalherria para que, en escasos años, el nacionalismo haya impregnado de tal modo las conciencias que ya parezca incompatible ser vasco y español?
Estos decretos o propuestas no son una mera cuestión lingüística. Hasta hace poco, muchos entendían que no era imprescindible hablar castellano para ser español. Estamos ante un problema de identidad.
A nuestro juicio, el error de base está en la equivocada concepción de España que se fue inculcando desde los distintos gobiernos centralistas liberales. España dejó de ser una unidad armónica cuando la Patria común se convirtió en "estado", cuando los viejos fueros, que eran leyes propias de cada reino o región y que suponían un pacto, fueron sustituídos por un cada vez más fuerte centralismo.
No se supo, o no se quiso, encontrar un equilibrio entre el nacionalismo españolista y la postura apátrida de los que propugnaban la "concesión" artificial de unas competencias autonómicas para calmar las exigencias del creciente nacionalismo vasco.
A lo largo de los siglos XIX y XX el carlismo ha sido incomprendido tanto por unos como por otros. Los carlistas, entre ellos numerosos vascongados y navarros, han tenido que enfrentarse tanto a las imposiciones centralistas de liberales y franquistas como a las también imposiciones federalistas, estatutarias y autonómicas. Y todo ello por entender que ser vasco, ser catalán, ser castellano, etc. son formas diversas de ser español.
Sólo cuando veamos en la unidad de las Españas el compromiso histórico de unos hombres que construyeron una Sociedad sobre una fe y una monarquía comunes, solo entonces, habremos recuperado nuestra IDENTIDAD.