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10 dic 2005

¡Acude! (Que Alguien Haga Algo Nº1)



Hay ocasiones en las que uno se cree que no sirve para nada. ¿Qué más podría hacer aparte de rezar? -piensa-. Y sin embargo uno tiene piernas todavía. E incluso tiene tiempo de sobra porque está jubilado, o parado, o enfermo. Tal vez uno se cansa de leer, y no sabe hablar, y no tiene dinero, ni contactos, ni medios, ni siquiera ganas. Pero hemos descubierto que tiene piernas y tiempo. Pues que sepa que hay obras buenas que necesitan sólamente esas dos cosas. Se trata de la acción más sencilla, más humilde, más generosa. Y consiste simplemente en acudir allí donde se pueda “hacer bulto”. En estos tiempos del anonimato internetero y de los ciberforos etéreos es cada vez más valiosa la pura presencia física. ¡Qué pocas convocatorias públicas son capaces de presumir por la cantidad de personas concurrentes! ¡Y qué importante es para los espíritus más tibios verse acompañado por mucha gente! Es lo primero que se pregunta cuando se quiere saber cómo ha ido cualquier convocatoria contra corriente: “¿había mucho público?”. Hay decenas de conferencias, manifestaciones, procesiones, actos civiles y religiosos en los que ese humilde jubilado podría dar algo muy valioso: su presencia. ¡Arréglese Vd.! ¡Póngase guapo o guapa! y acuda allí donde le van a dar las gracias simplemente por hacer acto de presencia. ¡Quién sabe... puede que aprenda algo, puede que anime a otros, puede que conozca a personas que le necesitan, puede que hasta haya canapés!

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