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28 nov 2012

Lo que más o menos he dicho en El Cerro

El pasado sábado, a los postres de la comida de hermandad que siempre tenemos en el tradicional acto carlista de El Cerro de los Angeles dije más o menos lo siguiente...

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 Me habéis visto con los ojos rojos... Pero no tengo conjuntivitis, no*. Lo que pasa es que estoy emocionado. Porque de verdad que es un honor muy grande pertenecer a esta Comunión, y más aún formando parte de su Junta de Gobierno. Es un honor que espero que cuando seamos abuelos lo vivamos de forma sencilla, contando batallitas a los nietos. Y espero que la mayor parte de esas batallitas sean batallas carlistas. Ojalá que nuestras batallas de hoy sean cada vez mayores, ojalá vayan a más e impliquen cada vez a más gente, ojalá nos metamos cada vez en más líos. Porque eso significará que estamos haciendo lo que hay que hacer.

 El carlismo tiene la peculiaridad de ser capaz de estar en estado de hibernación durante décadas. En varias ocasiones lo hemos demostrado. Sin embargo la vocación del carlismo no es la de ser brasero... sino incendio. Nuestra vocación no es la de jugar a las cartas en una mesa camilla... Actualmente estamos en hibernación, no se puede negar, pero ¿hasta cuándo?... Desde que era un pelayo enano he oído que las cosas están fatal, que vamos de mal en peor, que esto no tiene arreglo. Y así, uno tras otro, hemos descendido muchos peldaños hasta este último que es la declaración de constitucionalidad del llamado matrimonio homosexual. ¿Es el colmo? Bueno, el colmo nosotros ya lo vimos hace 180 años. Pero sí, en cierto modo es el colmo y nos indica que se acerca el fin de la hibernación.

 Llegado el momento sabemos que el carlismo no somos solamente nosotros. El carlismo es mucho más, es España, son nuestras raíces, es nuestra historia, es tanta y tanta gente que llegado el momento sabrá responder. Hasta es posible que sean otros los que recojan los laureles o cualquier forma de éxito...

Pero nosotros habremos hecho lo que había que hacer. Os felicito a todos vosotros por estar en el lugar adecuado. No sabemos cuándo será el momento, eso depende del Señor de la Historia y tiene mucho que ver con la consagración a Cristo Rey que nosotros sí que nos creemos. Pero sea como sea es muy posible que seamos los primeros, el banderín de enganche, la chispa del incendio, y eso es una gran responsabilidad.

Por eso os convoco a ser responsables. Ya sabéis que esto es muy típico de los actos de la CTC, yo no se si habrá otros actos carlistas en los que no se pide. Pero vosotros sabéis que si estáis aquí es porque os vamos a pedir. Y en primer lugar vamos a pedir responsabilidad, a todos. Como dice el clásico: "del Rey abajo ninguno", nadie se va a librar de la responsabilidad. Incluso es posible que, de alguna forma, llegado el caso tengamos que ser monárquicos como el Cid y actuar como él en la jura de Santa Gadea. Porque hay que exigir responsabilidad.

 Y, por cierto, esto es importante. Ya sabéis que algunos dirán: "claro, como no tienen Rey, solo les queda Cristo Rey". Pues no señor, nada más lejos de nuestros principios. Nosotros somos monárquicos, y si gritamos "Viva Cristo Rey" es porque entendemos que es Rey de Reyes, garantía de la verdadera legitimidad. Y además, como monárquicos que somos, nos alegra que la Iglesia, en su momento, a la hora de buscar el mejor de los títulos para Cristo le llamara Rey. Ni presidente de la república, ni coordinador, ni líder, ni secretario general... ¡Cristo Rey! Será porque ser rey es algo bueno... y, en fin, por todo ello es por lo que gritamos ¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!.



 * Pues sí, realmente sí que estaba con una conjuntivitis galopante que me ha hecho salir en todas las fotos con los ojos rojos. Y además estaba emocionado.

4 nov 2012

Carlistas y neoliberales

Algunos se sorprenden cuando leen nuestro programa carlista y les parece un programa "liberal". Liberal en el sentido de antisocialista, o antiestatalista, o antitotalitario. En efecto, bajo nuestro lema de "más sociedad, menos estado", o bajo la antigua reivindicación de los fueros como leyes justas, hay un anhelo de libertad muy grande. Nosotros queremos que la gente sea libre... y responsable. Queremos que se elimine esa maraña legislativa que no deja a las familias, a los empresarios, a los pueblos vivir su propia vida en libertad. Queremos que se termine la cultura de la subvención y la inspección asfixiante. Y es que nosotros, al igual que los liberales, somos partidarios de que haya oxígeno para respirar. Se trata de una coincidencia básica, de sentido común,  netamente prepolítica.

Pero una vez que hemos cogido aire se terminaron las coincidencias. Ellos, los liberales, quieren oxígeno para el individuo. Se contentarían con un reparto más o menos general de mascarillas. Nosotros en cambio queremos aire para todos, para la sociedad y para cada uno de los cuerpos sociales que naturalmente la constituyen. Aire para construir una sociedad y un estado nuevos. Porque nosotros no negamos el estado. Lo queremos respetuoso con una sociedad que ya estaba ahí antes, mucho antes. Pero lo queremos, justo y fuerte.

Los neoliberales dicen que no quieren estado, pero de alguna forma, al sacar de quicio la libertad individual, al negar los vínculos, promesas y votos que hacen al hombre responsable con los suyos, dejan el campo social abandonado para que venga un estado-pulpo y se lo apropie. Sufren la clásica incoherencia de las ideologías, que consiguen en los hechos lo contrario de lo que proclaman en sus filosofías.

Cuidado pues con la simplificacion "derecha-izquierda", "azules-rojos". Los carlistas no estamos ni con unos ni con otros. Somos otra cosa y podemos explicarlo perfectamente.