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25 jun 2022

Aborto: ni un paso atrás. Celebraciones las justas


¿Soy el único que cree que la derogación de la sentencia "Roe vs Wade" por parte del tribunal supremo de los EE.UU. se queda muy corta? En realidad lo único que han dicho los jueces es que son los estados los que tienen "derecho a elegir".

Soy consciente de que este fallo es histórico porque de hecho va a disminuir el numero de muertes, y me alegro por ello, pero el debate sigue intacto. Una justicia justa debería abolir el crimen del aborto provocado igual que se hizo con la esclavitud. Como hiciera Lincoln con su Proclamación de Emancipación de 1863, que no permitió dejar el asunto de la esclavitud en manos de los estados... (o como la misma Isabel de Castilla en su decreto de 1500, tan solo 363 años antes, por cierto). ¿No nos habían contado siempre que la Guerra de Secesión se produjo porque los yanquis no querían dejar el tema de la esclavitud en manos de cada estado?

Siento decir que veo un exceso de euforia en la celebración de este paso. Sí, hay que celebrarlo, pero no tanto. El fallo de Tribunal Supremo de los USA no es una sentencia provida sino una simple aclaración técnica de unos expertos constitucionalistas que han necesitado 40 años para determinar que el aborto no era un derecho constitucional. Celebraciones las justas. 

En la batalla del aborto hay algo que está distorsionado. Me dicen que los promuerte están rabiosos y furiosos pero yo pienso que la rabia y la furia tenían que ser de los provida, de los que vivimos sin resignarnos al cinismo de los promuerte. Es inaceptable que de alguna manera les permitamos a quienes defienden un genocidio aparecer como si ellos fueran los indignados. No se por qué razón el bando provida tiene que estar a menudo marcado por un tono buenista, por un lenguaje blandito que suele impulsar a sus portavoces a endulcorarlo todo, a difundir canciones ñoñas o manifestaciones de saltos y globitos.
 
El movimiento promuerte es un dragón malvado. Ha establecido un régimen con sacrificios humanos, una industria siniestra, una aberración moral que solamente considera digna la vida cuando es deseada. Me temo que mientras sigamos así, negociando con el mal o celebrando en vez de exigiendo no nos van a tomar en serio.  

Tampoco nos van a tomar en serio, por cierto, si damos la voz cantante del movimiento provida a políticos peperos como Jaime Mayor Oreja, malminoristas que fueron ministros mudos en gobiernos abortistas y que ahora parece que no han roto un plato. Y tampoco nos van a tomar en serio mientras los obispos no encabecen las manifestaciones. ¿No clama al cielo la extensión del crimen? Pues los gestos se han de corresponder con las palabras. Demasiado cálculo, demasiada estrategia.

En el fondo lo que desapruebo es la extensión del malminorismo y del maquiavelismo entre las bases provida. No está bien que los defensores de una causa tan clara, tan nítida, tan rotunda, andemos haciendo cálculos, maniobras de distracción o planes de desembarco, como si todos fuéramos estrategas. Que el presidente Trump jugara bien su baza en la renovación del Tribunal Supremo, o que los gobernadores provida lo vean como su gran oportunidad es estupendo. Ellos hacen lo que deben. Pero la gente provida no debería concederse ni un minuto para la euforia, no vaya a ser que la alegría lleve al relajo o a la desmovilización. Hay que abolir el aborto provocado, ese es el objetivo, y punto.

23 jun 2022

Crisis de vocaciones y espíritu de servicio



Algunos creían, cuando oían eso de "crisis de vocaciones", que la expresión aludía a la falta de curas o de monjas. Pues no. La crisis es manifiesta en todas las vocaciones. En las sagradas y en las profanas. En todo aquello que signifique voluntad libre, determinación y responsabilidad, perseverancia o compromiso. La misma vocación natural al matrimonio está sumida en una profunda crisis, algo casi inaudito en la historia de las civilizaciones. ¿Sería muy descabellado pensar que el brutal descenso de la nupcialidad es peor aún que la reducción de ordenaciones sacerdotales? Lo peor es esta sensación de que se trata de un plan premeditado. Como si alguien hubiera querido construir un mundo, un sistema, sin familias libres, sin profesionales autónomos, sin aprendices, sin maestros, sin sabiduría, sin tradición. Pensemos en los quebraderos de cabeza que daba el proletariado. Los proletarios eran pobres, habían sido desarraigados y embrutecidos, pero al menos tenían una prole, lazos familiares a los que servir, ganas de luchar por un futuro mejor aunque sólo fuera para sublevarse contra la explotación y morir en el intento. Los tiranos de ahora han conseguido un ejército de solteros que revolotean entre trabajos basura y que no se inmutan mientras les llenen la nevera. 

Miren a su alrededor ¿qué profesión honrada puede presumir de un incremento de vocaciones? Mecánicos, albañiles, modistas, arquitectos, médicos, hosteleros, agricultores... Cada vez cuesta más encontrarlos buenos y con espíritu de servicio. Las razones son múltiples y complejas, pero yo diría que la clave está ahí, en esa misma idea de servicio que, en el mundo economicista de las ideologías, ha sido sustituida por el mero afán de lucro.

Sí, por supuesto, existe un ánimo de lucro legítimo. El mismo Jesucristo es comprensivo con el que encuentra un tesoro, recupera una moneda o multiplica los talentos. Pero la vocación es otra cosa. Es servicio más que lucro. Y servicio que no es servilismo sino entrega de uno mismo, por el bien de los demás. 

Los primeros liberales, los padres de la patria moderna, tenían fijación por este tema y acusaban de serviles, servilones o encadenados a quienes no apostaran por un individualismo radical. Hoy, 200 años después, así nos va. Ya casi no nos molestamos unos a otros, pero tampoco nos servimos.

No hay que profundizar demasiado para entrever que la raíz teológica en esta cuestión es la del "non serviam" luciferino. Nos han querido vender la idea de un mundo para millonetis, en el que nadie sirve a nadie pero donde todos somos servidos por un servicio invisible y eficaz como el de Downton Abbey. La realidad nos demuestra que esta promesa del liberalismo no es mas que un timo piramidal. Porque donde no hay servicio no hay vocación, ni profesión, ni profesores, ni profesos, ni siquiera profetas. 

Volviendo a este valle de lágrimas... ¿Sabían que el principal problema de la hostelería es la falta de personal cualificado? ¿Sabían que en Irlanda se están cerrando casi mas pubs que iglesias? Y esto es solo un botón de muestra...

Servir tiene muy mala prensa. Y sin embargo, como decía en aquella escena magistral de "La vida es bella" de Roberto Begnini el sabio tío Eliseo: "servir es el arte supremo. Dios es el primer servidor". Ojalá lo entendieran así esos jóvenes postmodernos que renuncian a la gloria de una buena vocación, de un oficio honrado, de un servicio útil a sus semejantes, por una paguita y una suscripción a matrix.

16 jun 2022

No es el calor, es otra cosa


Por favor, ¿pueden dejar de quejarse por el calor que hace? Si usted tiene una vivienda, o un trabajo, o unos horarios laborales que le hacen estar muy incómodo ahora que suben las temperaturas, tal vez la culpa no sea de un sol que está a 150 millones de kilómetros de distancia sino de quienes han organizado su vivienda o su trabajo como lo han hecho. 

El clima que hay en España (y en la mayor parte de este planeta) es maravilloso. Los astros mas cercanos son inhabitables para nosotros y no existe ningún otro a nuestro alcance. Si no cree usted en la divina providencia al menos reconozca que hemos tenido mucha suerte. ¿Se han parado a pensar alguna vez que las temperaturas posibles van desde los -273º del cero absoluto a los 15 millones de grados del interior del sol? ¡Pues qué casualidad que de toda esa gigantesca cantidad las temperaturas más extremas de nuestra Tierra no oscilan más allá de 100º!

No se enfaden con los calores, ni con los fríos cuando toque. Acepten de una vez que el clima terrestre que acoge a nuestra especie está muy bien pensado... o que se ha producido por una casualidad extraordinaria. La inmensa mayoría de la humanidad nace, vive y muere dentro de una pequeña horquilla que varía entre los -20º y los 40º. Vistas así las cosas ¿a qué viene tanta protesta?

El ser humano es perfectamente capaz de adaptarse a climas extremos, incluso con tecnología primitiva como demuestran tuaregs o inuits. Y no creo que esas gentes se quejen tanto de los rigores climáticos como los pobres urbanitas occidentales del siglo XXI.

Volviendo a la cuestión de quién será el culpable de su falta de confort... No, no es culpa del verano, no es culpa del sol, no es culpa de la realidad natural. La responsabilidad de su desasosiego es de quienes han diseñado ciudades y formas de trabajar, desplazarse o divertirse que no tienen en cuenta la realidad, la meteorología o los materiales autóctonos. Y si me apuran es culpa también de los titulares alarmistas, de esas infografías diabólicas que pintan de rojo los mapas como para alentar la histeria colectiva.

Las ideologías, los voluntarismos, los idealismos, parecen juegos inocentes cuando se limitan a emborronar papeles pero cuando infectan al urbanismo, a la política laboral o a la de transporte... y cuando ocupan todos los grandes altavoces mediáticos... Entonces es cuando viene el choque con la realidad y con la misma humanidad. Es entonces cuando hacen sufrir de verdad. 

Fíjense en la gente mayor que vive aún en entornos rurales o tradicionales. Ellos son como nuestros propios tuaregs o inuits. ¿Por qué apenas se quejan del calor o del frío? ¿No será que ellos, lo mismo que nuestros antepasados, vivían mejor adaptados al clima, construyendo, vistiendo, trabajando o divirtiéndose de forma auténticamente sostenible? La siesta, el botijo, el abanico, el adobe, la cal, los patios, los horarios, las comidas, las plantas, las fuentes, los sombreros, la fresca, el sol y la sombra... nada que tenga que ver con la sabiduría o la tradición popular parece tener cabida en las ofertas tecnológicas para la vida moderna. La famosa sostenibilidad insostenible de los veintetrentistas consiste en tratar a toda la humanidad como si fuéramos neoyorkinos, y por eso se empeñan en crear un mundo artificial, calefactado, refrigerado, iluminado y humectado para lograr el máximo confort. Y se creen que lo pueden lograr prescindiendo de la realidad. Perdonad que os hable con crudeza: todas vuestras cansinas quejas por la calorina demuestran que, al menos mientras dure esta ola, vuestra civilización ha fracasado.

11 jun 2022

¿Por qué se tolera la pornografía?



Se habla estos días, por enésima vez, de la abolición del llamado oficio más antiguo del mundo. Y resulta curioso ver cómo hay un punto en el que parecen encontrarse los santones abstemios del progresismo con los moralistas más clásicos. Es curioso porque coinciden en los medios, no en el fin. Parecen en cualquier caso muy valientes y muy dignos los señores diputados cuando reprueban la prostitución. ¿Pero se atreverán algún día con la pornografía?

Pocas son las civilizaciones que han conseguido eliminar la prostitución. Ni San Luis ni San Fernando lo consiguieron en sus reinos. Pero con ser dañina, el porno es mucho peor. Es aparentemente mas suave, menos escandaloso, y sin embargo es más inhumano, a la larga más destructivo. Al menos estamos de acuerdo en castigar la pornografía infantil, que es el porno hecho con niños para consumo de adultos. ¿Pero qué pasa con la pornografía hecha por adultos para consumo de niños? ¿Por qué se tolera?

La pornografía que se acumula en internet, al alcance de cualquiera, es más dañina y más deshumanizadora y sería más fácil de prohibir que la prostitución. Además, sin porno habría menos prostitución. ¿Por qué no hacen nada al respecto los poderosos? Los partidos, que ahora se alborotan hablando de las trabajadoras del sexo y sus proxenetas ¿Por qué no toman alguna medida? Cualquiera diría que los partidos tienen miedo. ¿Temen acaso que sin esa droga podría ocurrir que los jóvenes se desfogaran rebelándose contra el sistema?

Los que dicen que no se pueden poner puertas al campo y que es imposible eliminar, o reducir drásticamente, el porno por internet. ¿Han probado a hacer una pequeña búsqueda para localizar a las principales porno-productoras? Sí se puede. Claro que se puede. Que opinen los informáticos de la sala, o que inventen algo. Mientras tanto nada me quitará el convencimiento de que, queriendo, eliminando para empezar todo lo que se entiende que es pornografía de libre acceso, se podría limpiar fácilmente por ley la inmensa mayoría de todo este vertido. Quedarían resquicios, claro, pero al menos ya no habría porno para cualquier niño a golpe de un simple clic que es lo que pasa ahora. 

En realidad bastaría para empezar con cerrar o bloquear unas pocas empresas. Si expulsaron a presidente de los USA de Twitter ¿no podrían expulsar a esa gentuza? Observen que esa industria no ha creado una mera opción de ocio alternativo sino un producto adictivo que genera zombies al servicio del sistema y para su lucro personal.

Este asunto de la pornografía se suele entender como un simple vicio oculto personal -que lo es- y por eso a veces no es fácil apreciar su dimensión social. La realidad es que el porno enrarece las relaciones entre los sexos y afecta a la nupcialidad y a la natalidad. La escalada en internet de esta peste en los últimos 20 años es comparable a la de los juegos de azar y no sería muy descabellado incorporarla al caldo de cultivo que ha convertido el suicidio en la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes. No, con las adicciones que tolera -o que alienta- el sistema lo que está en juego no es la libertad o la responsabilidad individual sino el mismo orden social.

El mundo necesita personas virtuosas, lo mismo que espacios limpios, humor blanco, pureza e inocencia. Si rezáramos bien el Padrenuestro entenderíamos lo que encierra su última doble petición. No se trata tan solo de educar niños fuertes para que sean capaces de mantener la virtud en medio de un burdel. Hay que exigir a los gobiernos que acudan en socorro de los débiles y los inocentes. No se trata tan solo de no caer en la tentación. Hay que exigir, a quien tenga poder para ello, que nos libre del mal.

5 jun 2022

Herencia, familia y suerte


Nunca gustaron ni las tradiciones ni las herencias a los ideólogos. Recientemente, un portavoz de las locuras progres, Antonio Maestre, se ha asomado a su ventana de Overton desde La Sexta para arremeter contra la misma idea de herencia. Según su argumentación el solo hecho de que existan legados hereditarios en las familias es un ataque al santísimo dogma laico de la igualdad de oportunidades. Y lleva a tal extremo su discurso desquiciado que hecha pestes de la mismísima suerte. Porque, claro está, la suerte, el hado, la rueda de la fortuna o la divina Providencia no son ni comunistas ni justas. Pero yo me pregunto: ¿es justa la lotería? ¿y la genética repartiendo enfermedades? ¿y las catástrofes naturales eligiendo a sus víctimas? ¿Son justas -por cuestionar algo que toca de lleno esos entes puros y ecuánimes que son los órganos ministeriales- todas las decisiones que toman los estados? Si elimináramos de nuestra vida todo eso que llamamos "suerte" nos convertiríamos en animales, o peor aún, en piedras. 

En realidad este comunista no está atacando la idea de herencia sino la de familia. En su esquema ideológico es el estado -siempre benéfico- quien otorgaría la herencia a cada recién nacido. Curiosamente con ello no terminaría la desigualdad porque los hijos de los estados ricos serían los nuevos privilegiados. Y no siempre es maravillosa esa herencia que transmite papá-estado. Las familias no suelen dejar deudas, sin embargo el estado español en 2021 endosaba a cada nuevo españolito al nacer una deuda de 30.157 euros ¡Menudo negocio! ¡Qué mala suerte y cuánta desigualdad fascista para los niños españoles!

Todo esto esconde un animalismo atroz. Porque el animalismo más dañino no es el que humaniza a las cebras sino el que rebaja al ser humano al plano instintivo. La herencia en los seres humanos es cultural, familiar, se transmite de padres a hijos. En los animales es sólamente genética.

Así pues, los cerdos de Orwell empiezan eliminando la herencia material en nombre de la justicia. Que la gente pueda tener la suerte (y la responsabilidad) de heredar propiedades pone nerviosos a los burócratas. Pero no nos engañemos: lo peor es que van a por la otra herencia, la espiritual. Lo que de verdad molesta a los ideólogos progres es que existan tradiciones, costumbres o herencias previas, moralmente superiores y enriquecedoras que dejen en ridículo las escuálidas y farisaicas ocurrencias que copia y pega en la cabeza de los niños el sistema estatal de educación.

Ellos ridiculizan la cuestión caricaturizando al tipo de millonario yanqui. Evidentemente la resistencia a estas consignas ideológicas no puede pasar por ensalzar el individualismo del american-way-of-life sino por crear familias fuertes, que se blinden frente los ataques de los tiranos, y que transmitan de generación en generación sus propiedades mientras puedan, y su fe siempre.

3 jun 2022

Errare humanum est


Las compañías de internet tratan de convencernos de que sus algoritmos son buenos para nosotros porque nos facilitan la toma de decisiones. Pero, ¿y si esa facilidad fuera en realidad mala para nosotros, especialmente para los más jóvenes, aquellos que no necesitan la solución de los problemas sino aprender a resolverlos? Por ejemplo: ves unas películas y la máquina te dice: «si te gustó A te gustará B». Tanta amabilidad ¿no debería ser respondida con un «gracias»? Pues no. En el caso de las aplicaciones de mapas de carretera todos lo vemos claro: «el gps nos hace cada vez más tontos». ¡Qué nostalgia sentimos por aquellos taxistas de antaño que habían metido en su cabeza hasta el último callejón de la ciudad!

Resulta que nuestra psicología no está pensada para vivir en un perpetuo jardín de infancia en el que únicamente se nos alimenta de papilla. Resulta que es con el esfuerzo, o cuando nos levantamos después de una caída, como crecemos. Necesitamos vivir aprendiendo de nuestros errores. Errar es humano ¿recuerdan? Los animales no tienen la opción de rechazar su instinto. Nosotros sí. Nosotros necesitamos pasar sed para disfrutar del agua. Necesitamos aburrirnos para tener ideas. Necesitamos meter la pata para madurar.

Vivir entre algodones, en un sistema de «realidad aumentada», de «crédito social» o con paranoias similares en el que una organización perfecta te garantiza un 100% de aciertos es inhumano, anestesiante, esterilizante. Es, en definitiva, un error mayúsculo. Porque nosotros necesitamos cosas imperfectas.

Se me dirá que todo esto viene de antes, claro, que desde que existe el comercio han existido los vendedores de comodidad. Desde la secadora a la ballesta, los inventos siempre tienden a hacer la vida más muelle. Sí, pero es que lo de ahora amenaza con anularnos. Ya no se trata de ahorrarnos el esfuerzo físico, ni siquiera el mental. Se trata de rendir la propia voluntad en manos de un «gran hermano» que lo sabe todo sobre mí, y que poco a poco me fuerza a vivir de una manera que no era la que yo pensaba antes… cuando todavía cometía errores.

Dios, que nos quiere bien, nos pide que seamos perfectos. Nos lo manda y cuenta para ello con nuestro barro y nuestra libertad. En cambio este mundo feliz de los algoritmos infalibles nos engaña haciéndonos creer que ya somos perfectos. ¿Unos perfectos inútiles? Cuando «estamos» conectados, en fin, vivimos con la sensación de ser tratados como si fuéramos diamantes. Y en efecto, así es como nos tratan: como a pedruscos.

Votar o rascar


Esta es mi aportación al debate de si hay que votar, o abstenerse o qué con el fin de denunciar un sistema electoral que es una engañifa: lo que hay que hacer es no dar importancia a la cuestión. Creo que no merece la pena acalorarse. Abogar por una abstención activa, por ejemplo, haciendo campaña de la misma como si fuera la única opción válida para un verdadero antisistema no me parece la forma más adecuada de desacreditar la gran mentira de la democracia porque supone en cierto modo sobrevalorar la intrascendencia ínfima del voto tal como está planteado en el sistema actual.

La realidad es que influimos más en la marcha del mundo cuando decidimos nuestras compras, por ejemplo, que al votar en el sistema partitocrático. Somos infinitamente más decisivos en la configuración de la realidad que nos rodea eligiendo amistades, aficiones, profesión, vecindad, proveedores o estado que yendo a votar cumplidamente en cada paripé electoral.

El sistema político al que estamos sometidos es una tiranía cuatrienal. Cada cuatro años existe la posibilidad de cambiar de tirano y nos han acostumbrado a que veamos eso como una ventaja. Como si dos o tres tiranías turnantes, pretendidamente legitimadas por las papeletas del 51% del censo, fueran más deseables que una dictadura impuesta directamente por la fuerza. Yo desde luego preferiría tener un dictador odioso, sobrevenido y conocido, impuesto por las circunstancias, que uno de estos igualmente opresivos que presumen de dictadura porque eso es «lo que nos hemos dado los españoles». ¿Para qué otra cosa sirven las elecciones sino para legitimar al partido triunfante? Si fuéramos capaces de abstraernos de la omnipresente propaganda electoral que alimenta esta tramoya; si viéramos las elecciones como quien oye llover o -como quien tose- viviríamos más felices, y centrados en las cosas que de verdad importan.

Por ello… ¿Que un día te apetece votar? No pasa nada. Hazlo como quien espanta una mosca. Dedica tus energías a todas aquellas otras cosas que te hacen un hombre libre. Vota si quieres, como quien se rasca, o no votes, sin darle la más mínima importancia. Pero centra tus acciones serias (o tus mismas discusiones de bar), en esas cosas que se quedarán sin hacer si no las haces tú.

El fraude del reciclaje


El reciclaje se ha convertido en el negocio del siglo, o al menos, en un negocio inevitable y creciente debido a dos razones. Por un lado, en el origen de todos los procesos de fabricación o producción de bienes materiales hay una fiebre consumista, una publicidad desaforada y un dispendio gigantesco en envases. Y por otro lado, al final de la cadena, se pierden unas cantidades ingentes de energía en concienciar, separar y transportar la basura en lugar de invertir todo ese esfuerzo en el tratamiento de los vertederos.

Todo el esfuerzo que se hace -cada vez más por obligación y bajo amenaza de multa- en separar los deshechos es en gran medida es un trabajo inútil. Y cada vez compensa menos al consumidor medio que no gana nada con ello más allá de la comodidad instantánea que aportan el usar y tirar, la cocina rápida, el abre fácil y la comida basura. 
Hay negocio en todo este proceso, un gran negocio, y por eso la misma propaganda lo vende como sostenible y reciclable. Unos hacen negocio con los productos basura. Otros, al final de la película, buscando los últimos vertederos, aquellos en los que ya no se recicla nada. Como esos que dicen que han enriquecido durante décadas a las mafias del sur de Italia. 
Si en vez de la cultura consumista del usar y tirar se primara el trabajo artesano y de calidad habría menos residuos. Si en vez de una globalización que lleva a Vizcaya hierro de China o a Valencia naranjas sudafricanas habría menos contaminación.
Suena muy bonito eso de la aldea global, el libre comercio y la disponibilidad barata de tonterías exóticas, lo que no se suele considerar mucho es que la basura también se ha globalizado. Por cada contenedor de productos transoceánicos que viene para acá quemando gasóleo hay otro de material reciclable que no está muy claro dónde terminará almacenándose. La psicología refranera lo explica con claridad, tanto para las personas como para las ciudades: ojos que no ven, corazón que no siente. En cuanto perdemos de vista la bolsa de la basura deja de ser nuestro problema. En este momento lo fácil es pagar por exportar la hez propia a cualquier vecino pobre. Pero si cada ayuntamiento, o cada barrio, tuviera que gestionar su propio vertedero ¿no se las ingeniarían para reducirlo? La solución para los vertederos tiene que estar ahí, en el ingenio y la ingeniería. Estoy convencido de que si toda la energía y recursos que se dedican a concienciar, separar, poner contenedores de colorines y transportar de aquí para allá todas las basuras se concentraran en una verdadera ingeniería para el reciclado de vertederos, saldría a cuenta. Seguro. Claro que para que todo esto se enderece tendría que importarnos el futuro de nuestros hijos. Y si no hay hijos…

Todo es don


Nos pasamos la vida escondiéndonos del sol y de la lluvia, arrancando los frutos de los árboles, cortando la hierba, extrayendo minerales, quemando madera, limpiando el polvo, segando vidas, desechando ideas de nuestra imaginación, depurando amistades, eligiendo lecturas y candidatos y regalos, arrugando papeles, generando basura, midiendo nuestras palabras y tratando de recordar los sueños. Lo único que hacemos, hasta los más miserables de nosotros, es dedicar cada minuto a nadar en la sobreabundancia. Ni creamos ni inventamos. Tan solo descubrimos y descartamos. Es evidente que alguien nos sostiene cada segundo de vida. Que alguien nos regala apasionadamente, sin medida. La mayor estupidez de las estupideces es creer que estamos aquí para decidir o para dar algo nuestro. No hay nada nuestro. Todo es don.