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8 nov 2018

Sus Derechos Humanos y su Constitución

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948 afirma en su artículo 26.3: “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.
La Constitución Española del 78, a su vez, en el artículo 27.3 dice: “Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Y aún lo deja más claro cuando en el mismo artículo (27.7) especifica que: “Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la ley establezca.”
O sea, que según la Declaración de los Derechos Humanos y la Constitución española vigente nadie tiene derecho a corromper a tus hijos. Es decir, que con la ley en la mano nadie tiene derecho a enseñar ideología de género a tus hijos.
Se supone que la mencionada Declaración y no digamos la Constitución son normas supremas que establecen un marco al que deben someterse todas las demás leyes. No lo digo yo que soy un carca. Lo dicen en sus propias leyes los políticos del PPSOECIUDEMOS. Esos que están empeñados en comer el coco a tus hijos. Así pues te recomiendo que te informes. Que exijas tus derechos. Que actúes y que te rebeles. Que si no lo haces por eso, por la formación y por el alma de tus hijos, ¿por qué lo harás?
No faltará algún ayatolah que me diga que al exponer estos argumentos, más que defender la causa de la ortodoxia, estoy reconociendo alguna autoridad a los documentos mencionados. Pero… vamos a ver. Si yo fuera un talibán escondido en una cueva haría caso a esos llorones. Si. Pero sólo soy un perro pastor político que hace lo que puede, que critica lo vigente señalando sus contradicciones y que entra en diálogo con personas de carne y hueso que por alguna extraña razón aún creen en la Declaración de los DD.HH. y en la Constitución. Es a esas personas a las que considero que hay que pagarles con su misma moneda. Para que así entiendan de una vez que se trata de moneda falsa.

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