15 mar 2022
Nos mienten. Cada vez más.
9 mar 2022
Los veinte mil millones
Sí, yo también llevo varias horas pensado en esa cifra de los 20.000 millones de euros para políticas feministas anunciada ayer por la ministra Irene Montere. Para que se hagan una idea, esa cantidad equivale a la recaudación del cine español a lo largo de 475 años. No es moco de pavo. Pero como soy un optimista he llegado a la conclusión de que es un farol. No existen tantas feministas en España capaces de gastarse esa cantidad en cuatro años. Podrían derrocharla como suelen hacer tan a menudo, pero gastarla bien, aunque fuera en sus ocurrencias, no sabrían.
Dice la Montero que esa pasta es para "impulsar políticas feministas de forma transversal en todas las administraciones". La cuestión es ¿cómo han hecho esas cuentas? ¿Cuánto cuesta de más, por ejemplo, un carro de combate con perspectiva de género comparado con el típico tanque patriarcal de toda la vida?
Son unos trileros. Tengan por seguro que van a seguir sangrándonos con impuestos, tasas y multas todo lo que puedan. Y que van a seguir regando los chiringuitos feministas, abortistas y aberrosexualistas para mantener su ejército de estómagos agradecidos. Pero eso no es nada nuevo. El anuncio de los 20.000 millones tiene como único objetivo acaparar titulares en las noticias del 8M. ¿No se acuerdan de cuando en marzo de 2020 el caracemento dijo aquello de "Vamos a movilizar 200.000 millones. La mayor movilización de la historia reciente de España"? Pues bien, ¿en qué quedó aquello? Pues en nada nuevo. La mayor "movilización" de dinero en España es la que se produce hora tras hora desde nuestros bolsillos a las arcas de un estado vampiro.
En definitiva, no nos dejemos embaucar o mucho menos asustar por la propaganda del gobierno ni por su terrorismo fiscal. Mientras estén donde están seguirán contando mentiras. Recuerden que ellos no creen en el octavo mandamiento. Ni en ningún otro.
4 mar 2022
Polarización: vacunistas, antivacunas, globalistas y prorrusos
2 mar 2022
En defensa de la neutralidad
Es lo que tienen las guerras. La tentación de tomar partido es muy fuerte. Sin embargo creo que la posición de España en la presente guerra de Ucrania debería ser de absoluta neutralidad porque, una vez más, esta no es nuestra guerra.
Gracias a nuestra neutralidad contemporánea España se libró de las dos guerras mundiales. No somos conscientes de la bendición que eso ha supuesto en nuestra historia. Sería un momento precioso para dar gracias a Dios por haber librado a España de las dos grandes guerras del siglo XX, aunque leyendo opiniones belicistas se diría que algunos lo lamentan. Al abogar por la neutralidad no defiendo ninguna tesis ingenua o pacifista. España ha sido grande cuando ha sido fiel a sus propias batallas -que son las de la Cristiandad y la Hispanidad- y no actuando de comparsa, cipayo al servicio de intereses anglos.
Dicen que Ucrania nos necesita. Así es. Los ucranianos llevan muchos años necesitándonos. Algunos parece que se enteran ahora de que hay una guerra en Ucrania. ¿Dónde estuvo la condena internacional cuando era el gobierno de Kiev el que bombardeaba Donetsk y Lugansk? De todas formas, ¿quién dice que la neutralidad supone no ayudar a las víctimas? Ayudar sí, pero con medicinas, no con cañones. Hay cariños que matan: he visto en twitter varios perfiles con el símbolo nazareno, el que se puso de moda para identificarse con los cristianos irakíes, apoyando la entrega de armas a Ucrania -o sea, animando a prolongar la guerra- como si los rusos fueran un nuevo ISIS. Sin embargo en Siria no defendían una intervención armada para proteger a los cristianos. Me extraña.
No estoy hablando por tanto de ignorar el conflicto ni de mirar para otro lado sino de entender, sopesar y tomar distancia respecto a las razones de uno y otro bando.
Me caía simpático Putin cuando arremetía contra "el imperio de la mentira", el de los falsos pacifistas que tienen sus manos manchadas de sangre de Yugoslavia, de Libia, de Irak, de Siria... y me alegro todavía cuando dice que nunca dejará que entren en Rusia esas ideas -las locuras del aberrosexualismo- "que contradicen la propia naturaleza humana". Ahora bien, ¿era inevitable que llevara las cosas a este punto? ¿Por qué no ha limitado su intervención a las repúblicas separatistas del este? ¿Y hasta qué grado va a llegar su acercamiento a China? Nos faltan datos. Escasean las fuentes fiables. La desinformación y manipulación en el asunto de Ucrania está superando todo lo conocido. La realidad es que Rusia y Ucrania tenían un conflicto entre hermanos. Sus vínculos históricos y culturales son enormes. Ambas son parte de la Europa eslava. ¡Si hasta ambos, Putin y Zelensky, se llaman Vladimiro! Si alguien -la OTAN o la UE -quería ayudar a la paz tendría que haber mediado y no echar más leña al fuego.
Ojalá fuéramos neutrales. Es verdad que, de hecho, no podemos serlo porque estamos en la Alianza Atlántica, así que de entrada el papel de cipayos de los anglos ya lo tenemos. Podría ser este un buen momento para recordar cómo entramos en la OTAN y de qué nos ha servido. Pros y contras... Tampoco estaría de más reflexionar en el camino que han recorrido los rusos -no sólo Putin- después de cerrar su largo paréntesis comunista. Hay muchas buenas enseñanzas ahí y haríamos bien en aplaudirlas. No vaya a ser que obcecados por la desnazificación de moda pongamos en peligro la feliz desovietización de Rusia.
No sabemos, en fin, ni la décima parte de lo que pasa en realidad. Pero sí que vamos conociendo día a día los intereses que mueven tanto a los denostados oligarcas rusos como a los oligarcas de Bruselas, los Soros, los Gates, etc. Y mucho nos tememos que al final quien más pueda ganar sea el partido comunista chino. Ante este panorama la neutralidad es la postura más razonable. Y además es la postura lógica porque, pase lo que pase, ya sabemos que nuestro adversario será el bando ganador.
Hoy es miércoles de ceniza. Un día perfecto para recordar que todos nosotros, tanto los individuos como los imperios, no somos mas que polvo. Que estamos en las manos de Dios. Que el bando correcto es el Suyo. Menos geopolítica y más teología de la historia.
17 feb 2022
¿Románticos carlistas?
Hace tres días, en una ocasión solemne que no quiero mencionar, haciendo el panegírico de un buen amigo y correligionario alguien dijo que era un "romántico carlista". Estoy seguro que ese recurso al típico tópico fue hecho sin malicia, como queriendo incluir uno más en la larga lista de méritos del homenajeado. Quiero aprovechar la ocasión para advertir que ese no tan inocente adjetivo puede también ser entendido como un menosprecio. Porque en el lenguaje popular decir romántico suele ser tanto como decir iluso, loco, idealista o soñador de causas perdidas.
Como ustedes pueden suponer, no me agrada esta forma condescendiente de despacharse al Carlismo. Pero me preocupa aún más que seamos nosotros mismos, los propios carlistas, quienes nos lo hayamos creído. Bien está el reírse de uno mismo, pero no consintamos que otros caricaturicen a los nuestros.
No es ese el Carlismo que a mí me enseñaron. El Carlismo no es una escuela de soñadores sino la Comunión de los católicos prácticos. Es el ejército de aquellos que no se dedican a lamentarse o a acomodarse, sino que tratan por todos los medios de buscar soluciones a los males del mundo. El hecho de haber perdido todas las guerras no quiere decir que no se pensara seriamente en ganarlas. El hecho de emprender batallas incómodas no quiere decir que se está loco sino que se está vivo. El hecho de no callar ante el poderoso no quiere decir que te guste ser perseguido, sino que tu sentido práctico se enfoca en el largo plazo y no tanto en la mirada corta de quienes sólo piensan en salvar el pellejo.
Los carlistas somos los herederos de los viejos realistas, y podemos ser llamados así por querer un rey bueno y, a la vez, por respetar la realidad de las cosas. Nuestro realismo, como el de Santo Tomás de Aquino, no es materialista porque incorpora a la realidad tanto lo visible como lo invisible. Ese es el quid de la cuestión: que nosotros servimos a un ideal, amamos cosas que no se ven, pero lo hacemos sirviendo a la realidad, amando una Tradición que hemos oído, hemos tocado y hemos visto.
4 feb 2022
Ridículo en el Congreso de los Diputados: el peor de los sistemas políticos tiene los días contados
¿El sistema político menos malo? ¿De verdad? La democracia, esta dictadura cada vez menos sutil que funciona aparentemente como una partitocracia pero que esconde una plutocracia criminal está empezando a ser amortizada. Dentro de poco ya no va a seguir siendo útil. Si todo sale según los planes de los globalistas y demás fanáticos ideologistas la gente está cada día más cerca de asumir el modelo chino que se basa simplemente en juntar lo peor del capitalismo con lo peor del comunismo. Un sistema en el que nunca falla el voto telemático. Un sistema en el que el gobierno nunca pierde.
Lo que acaba de pasar en el Congreso de los Diputados es patético. El último capítulo de un circo con el que nos entretienen a la vez que nos toman por idiotas.
Había una vez un gobierno que quería sacar adelante una ley (la reforma de la legislación laboral) pero no contaba con la mayoría suficiente porque algunos políticos de las taifas más díscolas estaban, como casi siempre, en plan aprovechategui. Sin embargo las cuentas podían salir si los dos diputados de UPN (de Navarra Suma en realidad: UPN+PP+Ciudadanos) se ponían del lado del gobierno. Para justificar esto la dirección de UPN mentía diciendo que la nueva ley les parecía estupenda. Aunque en realidad ya se sabe que había algún que otro trapicheo que luego ha salido a la luz como una reprobación al alcalde de Pamplona y algunas otras prebendas. Por su parte los del PP no decían nada porque en realidad tampoco estaban en contra de que la ley saliera adelante aunque por pura estética partidista no querían aparecer votando a favor del gobierno. Por eso animaron a los de UPN a descolgarse. Sin embargo la cosa se torció cuando los dos diputados de UPN (Adanero y Sayas) en un ejercicio de inconsecuencia democrática se olvidaron del dogma liberal que afirma que cada diputado encarna de forma inefable la soberanía nacional española. Dicen ahora que se deben a sus votantes, como si los navarros les hubieran obligado con un mandato imperativo cosa que está expresamente prohibida por la Constitución. Una prueba más de que los dogmas liberales no sirven para la realidad ni para cuando uno quiere obrar en conciencia. Para colmar el espectáculo va un diputado pepero que vota telemáticamente y dice que no sabe qué ha pasado, que el quería votar que no pero que ha votado que sí. Y resulta que ese voto es el decisivo para que las cosas salgan tal como quería el gobierno.
Aplicando un poquito de lógica a todo este barullo las conclusiones podrían ser las siguientes:
1. Si lo del diputado pepero ha sido un error evidente la votación debería repetirse.
2. Si no se puede repetir la votación quiere decir que en el Congreso, como ya en cualquier empresa, mandan las máquinas y los protocolos y no las personas. ("No, si yo te entiendo, tienes razón, pero el ordenador no me deja..." ¿no oímos esto cada vez más?)
3. Si no ha sido un error es que detrás del paripé de las votaciones hay una mafia de partidos títeres cuyos intereses están por encima de cualquier apariencia.
4. Si los diputados de UPN díscolos deben abandonar su escaño porque han desobedecido al jefe de su partido que asuman directamente los escaños los jefes de los partidos. Que voten todos telemáticamente. Así al menos nos ahorraremos la calefacción del Congreso.
3 feb 2022
¡Pobres perros!
Cartel de la dictadura perruna colocado en un parque de Villava (Navarra) |
Las bestias son bestias. Y los hombres son hombres. El mundo de Tolkien, o el de Walt Disney, con sus seres intermedios y sus animales parlanchines es divertido e instructivo, ciertamente, pero mucho mas confuso que el nuestro en este aspecto. Aquí no hay confusión posible salvo cuando triunfa el materialismo radical que es lo que está sucediendo ahora. Lo que está haciendo tambalear en nuestros días el sentido común, la nítida distinción entre animal y humano es el materialismo que, al prescindir del espíritu, solo considera la existencia de cuerpos mortales, o en el plano social, de ciudades que son poco más que colmenas.
¿Derechos de los animales? Sí, por supuesto. Los animales, lo mismo que las piedras, tienen un "derecho": el derecho a ser lo que son. Por eso los perros tienen "derecho" a orinar en los árboles, a ladrar y a enterrar huesos. Y por eso tienen "derecho" a ser perros o perras. ¿Qué clase de defensores de los animales son esos que niegan a los perros el "derecho" a reproducirse? ¿Cómo es posible que pasen por amigos del mejor-amigo-del-hombre aquellos que pretenden esterilizar o castrar a todos para que solamente se reproduzcan aquellos ejemplares designados para ello? ¿Sabían que según la nueva Ley de Protección de los Derechos de los Animales, queda prohibida la compra y venta de animales en las tiendas de mascotas y entre particulares? Esto es una atrocidad contra los animales y un atropello a la libertad de las personas.
26 ene 2022
Ideologitis
Dicen que quieren facilitar una buena inmigración pero no es fácil contratar. Y cuando se quiere dar trabajo a inmigrantes es casi peor cuando son legales. En realidad es casi imposible contratar a nadie. Porque el impuesto a la contratación ha convertido la mano de obra en un producto de lujo. Dicen que quieren facilitar el emprendimiento pero cada día imponen diez nuevos mandamientos y veinte trámites.
Son tantas las contradicciones, se mire donde se mire, que ya no parecen contradicciones sino partes de una misma gran mentira. Cualquiera diría que los gobiernos están ahí para mentir. O que sus ideologías les obligan a ello.
Cada cosa que hacen es un golpe contra la realidad de las cosas, pero las ideologías son tan ciegas que cuando sus servidores se dan cuenta de ello no cambian su actitud sino que pretenden cambiar la realidad. De ahí ese empeño en cambiar la historia, en cambiar a los niños de los demás, en cambiar el lenguaje por decreto, en cambiar los letreros, los nombres de las calles, los mismos idiomas, la forma de pensar. Y de ahí su última locura, el metaverso: un mundo artificial, una realidad sin leyes naturales ni divinas que acabará convirtiendo en pilas de matrix a los desgraciados que sigan las consignas progres. Si logramos salvarnos de ese desastre será porque Dios habrá querido conservarnos el sentido común y los otros cinco sentidos. Y porque seremos conscientes de que sólo existe un "-ismo" aceptable: el realismo.
22 ene 2022
Cáritas intraeclesial
"Mirad cómo se aman", dicen que decía la gente de los primeros cristianos. Seguro que eso mismo lo han dicho en otros muchos momentos y lugares de la Cristiandad. ¿Y ahora? ¿Dónde están ahora todas aquellas pequeñas o grandes instituciones que te hacían ver a los otros bautizados como auténticos hermanos? ¿Dónde están las hermandades, cofradías, gremios y fraternidades que facilitaban a los cristianos una auténtica vida de comunidad? Ahora, como mucho, los restos de aquella constelación son apenas reuniones periódicas para rezar. No está mal, no está mal... pero ¿es eso una comunidad? ¿Se puede hablar de amor al prójimo cuando no existe convivencia? Convivir es algo más que juntarse para rezar de vez en cuando. Si no hay una convivencia social, cultural, económica... vivencial... ¿Por qué hablamos tan a la ligera -por ejemplo- de comunidad parroquial?
Claro que se podrían poner - aún hoy- muchos casos de ayuda mutua entre parroquianos. Pero me temo que son en cierto modo casos residuales, obras de caridad o iniciativas esporádicas. Nada que ver con lo que fue, o con la maquinaria sistemática en que se ha convertido Cáritas. Todos tenemos muy asumido que una parroquia pueda tener su grupo de caridad pero ¿por qué ha de ser todo caridad ad-extra? Cada parroquia debería establecer -ad intra- todas esas cosas prácticas que hacen comunidad: bolsa de trabajo, apoyo escolar, vida cultural, mercadillo y trueque de objetos, ayuda en mudanzas o desplazamientos, cuidado de niños, mayores o enfermos, ocio juvenil...
Tampoco estoy descubriendo ningún mediterráneo. Venimos de los restos del naufragio de una hermosa tradición comunitaria. Está todo inventado. Pero ahora toca sacudirse la modorra con que nos envenenan a dos manos el liberal-capitalismo del dios-mercado por un lado, y el papá-estado del chiringuito ideológico por otro. Hay que aprender a ver más allá del beneficio egoísta, de la subvención, la prestación o el subsidio. Hay que hacer comunidad. Piedras vivas.
Y no han de ser los sacerdotes quienes lleven a cabo esta labor. Bastante tienen ellos con los sacramentos y con lidiar con la burocracia. ¿Ya no nos acordamos de para qué fue instituido el orden de los diáconos? Lo que necesitan la Iglesia y el Mundo, aquello con lo que muchos soñamos, son grupos de laicos que, puestos a constituir núcleos de resistencia ante el tsunami social que viene, decidan armarlos en su misma parroquia.
Para eso habrá que cambiar de actitud: hay que empezar a pensar en comunidad; hay que entender bien el sentido de la palabra prójimo; hay que ordenar la caridad desde dentro hacia afuera. Habrá que renunciar al papel de ONG secundaria que nos asigna el sistema, luchar contra corriente y construir, en definitiva. Si todo eso se hace por amor a Dios y al prójimo, sobrenaturalizando el día a día, y si se dejan de lado los miedos, entonces estaremos construyendo algo grande y la gente dirá "mirad como se aman".