Páginas

23 nov 2023

Llorar en Bruselas


Es patético el lloriqueo de los peperos en el Parlamento Europeo. Su petición de socorro a la mafia eurocrática da vergüenza ajena porque: 

Primero, es la confesión pública de que España está sometida a un sistema corrupto que no funciona, que permite el acceso al gobierno de inmorales y mentirosos compulsivos, que está coronado por un "rey" que no sirve para nada y que tiene unos tribunales que dependen de la mayoría absolutista que negocien los partidos. 

Segundo, es la incoherencia máxima porque se pide ayuda para parar los manejos de Puigdemont a esa misma querida Europa que durante cinco años ha dado refugio al prófugo Puigdemont. 

Tercero, da vergüenza ajena y resulta indignante porque pone el foco en la pérdida de soberanía de España por desmembramiento, cuando en ese mismo Parlamento se acaba de decidir la pérdida de soberanía por absorción. Los separatistas nos quieren divididos en tres o cuatro pedazos. Muy mal, ¿pero no se dan cuenta de que los europeístas nos quieren hechos papilla?

Lo de Milei



No voy a celebrar la victoria de Javier Milei en nuestra querida Argentina. Observo con atención la cosa. Y me divierte la frustración de los progres "zurdos", claro, pero Milei es parte del problema que pudre a la Hispanidad desde dentro.

Para defender la libertad no hacía falta el liberalismo. Lean el Quijote. Para los clásicos españoles ser liberal era simplemente ser generoso, no un snob melenudo blanqueador de la piratería. Apelar a la libertad en un discurso, en una campaña electoral o arengando a tus huestes como William Wallace está muy bien y queda de lo más fotogénico pero ¿qué dicen los hechos? ¿cuáles son las obras de la revolución liberal? La libertad ha sufrido más que nunca en estos doscientos años. Y si los liberales dicen que es por culpa del totalitarismo socialista harían bien en desechar el punto de partida que dió lugar al totalitarismo socialista. 

Hemos vivido el "triunfo de las democracias liberales" -Fukuyama dixit- y nunca ha habido tantas restricciones, leyes absurdas y cárceles como ahora. ¿Cómo es posible? Resulta que el liberalismo, como pasa con todos los -ismos, no tiene nada que ver con aquello que dice defender. El liberalismo es el naturalismo en política. Una ideología que amputa el sentido de trascendencia de los pueblos; que quiere recluir a la religión y la moral al ámbito de la conciencia personal o a la sacristía; que predica el individualismo egoísta y la desvinculación; que saca de quicio la libertad, y que crea por tanto las condiciones ideales para la tiranía. La consecuencia lógica de una libertad desquiciada es la llegada al poder de un tirano. Es una historia que se repite constantemente. 

Puede que Milei mejore algunas cosas. Mejorar la situación es fácil en teoría porque está todo tan por los suelos y tan corrupto que bastaría con un mínimo afán de servir al bien común de tu patria. El problema es que Milei por el momento se ha manifestado casi como más patriota de Israel y de USA que de Argentina. Veremos. Milei parece un verso suelto pero viene apadrinado por poderes igual de siniestros que los del socialismo americano. Aunque tuviera buenas intenciones, utilizar el liberalismo para acabar con los abusos y la corrupción del estatalismo es como echar gasolina al fuego. Soy un aguafiestas, lo sé. Pero en algún momento habremos de cerrar el ciclo y dar por concluida la revolución francesa y su filosofía de mierda. ¡Viva la libertad y abajo el liberalismo, carajo!



22 nov 2023

Sobre el acoso del gobierno de Navarra a los colegios "de educación diferenciada"

El ultimatum ya está sobre la mesa en los cuatro colegios de educación diferenciada de Navarra: El Redín-Miravalles e Irabia-Izaga. O pasan por el aro o perderán el concierto económico. Es decir, que los impuestos que pagan esos padres "para educación" no servirán para pagar la educación de sus propios hijos. Lo primero es entender que el gobierno no persigue a estos colegios "del Opus" por no ser mixtos sino por ser católicos. La acusación de la "segregación por sexos" es una batalla que les ha convenido dar y ahora van a pasar a la siguiente fase. Es el cuento de la rana que no reacciona porque es hervida lentamente. Una vez ganado lo de "la segregación" gracias a la mayoría absolutista pasarán a la siguiente fase: la selección del profesorado, apretar las tuercas en los programas obligatorios, meter sindicatos, quitar curas de los coles, etc. 

Por nuestra parte, me refiero a la gente "de orden" o a los católicos de a pie, la batalla que se ha dado, en este asunto como en el de la lucha contra la ideología de género, ha sido más bien floja, mantenida con mucho mérito por personas y pequeñas asociaciones como Familiae y otras, que han sido presentadas como radicales por los políticos de derecha o por las direcciones de los colegios. 

La vía judicial, que ha sido vendida como la esperanza máxima, termina siempre en vía muerta porque al final se hace lo que decide el rodillo parlamentario. En ningún momento se han planteado medidas más contundentes tipo insumisión (hacer huelga, cerrar los colegios, acampar delante del gobierno, etc.) porque nunca viene bien y cada vez va a ser más difícil. 

En fin. ¿Soluciones? No existen. Lo único que cabe hacer es luchar en todos los frentes. 

- En los colegios gubernamentales, exigir nuestros derechos y protestar. 

- En los concertados, exigir libertad según el ideario del centro. 

- En los privados 100% habría que apostar por hacerlos pequeños, simples y baratos, modo cooperativa, con profesorado y personal voluntario por turnos, etc. (las ikastolas empezaron así, ojo). 

- Y en todos los casos lo que hay que hacer es vacunar a nuestros hijos contra las ideologías progres: que pasen menos tiempo en el colegio, y montar fuera del horario escolar centros, clubs, scouts, campamentos o lo que sea para dar ahí la verdadera educación que necesitan.

En definitiva, lo de siempre, luchar por lo que amas. 

20 nov 2023

Serviam!


En la manifestación celebrada este sábado en Madrid contra los apaños del ególatra Sánchez, el famoso Fernando Savater, ha puesto -a su pesar- el dedo en la llaga. Con algunos tartamudeos lógicos pero con toda la soberbia que otorga dirigirse por megafonía a un auditorio de miles de personas ha dicho exactamente:

"Tenemos que decir, como se ha dicho históricamente en un momento muy celestial, ¡Non serviam! No somos siervos. No estamos para obedecer a nadie".

La frase es muy reveladora del esquema mental que sustenta la bazofia del liberalismo. Enloquecidos por el culto a la "diosa Libertad" no se dan cuenta del abismo al que les conduce su soberbia. Porque no se trata de no servir, señores liberales, sino de saber a quién se sirve, para qué se sirve y cómo se sirve. ¿Todavía no se han enterado de que todas las tiranías de la historia han venido precedidas de esa chulería estúpida del "non serviam"? ¿No querían servir? Pues mira, ahora van a limpiarle el culo al peor de los amos. Por idiotas.

¡Y que ese personaje sea uno de los filósofos de cabecera de la derecha...! Así les va. Por mi parte prefiero tener en frente cien veces la vacuidad de Sánchez o el cinismo de los separatistas que a mi lado el apoyo intelectual de Savater si viene con esta clase de argumentos satanistas. 

Por contraste, gracias a la necedad de Savater, me ha venido a la memoria la muerte del gran Alvaro d'Ors. Lean lo que cuenta, de primera mano, su biógrafo, Gabriel Pérez, en el libro titulado "Alvaro d'Ors, sinfonía de una vida" (Rialp. 2020). 

"Paz se acercó de nuevo a su padre, esta vez por la izquierda de la cama, que era la parte libre de los tubos del gotero y del oxígeno y le dijo al oído que ahora sí era el momento de decirle al Señor "aquello que le dijiste cuando estabas en la UCI". Don Alvaro hizo un esfuerzo para respirar profundamente, dijo Serviam! con un hilo de voz y se murió nada más pronunciar este deseo: "Te serviré".

El sí que sabía. Ahora elijan ustedes.

3 nov 2023

En el día de la Dinastía Legítima: Por qué somos monárquicos y legitimistas



¿Por qué, si somos monárquicos, no celebramos la existencia de esa llamada monarquía constitucional? ¿Por qué no nos conformamos con un "rey" que sea un símbolo de unidad y una "familia real" que aporte un poco de glamour a la prensa rosa?

Porque la realidad es que esta falsa monarquía no es que sea poca cosa, es que es un gran engaño. Si algo simboliza es la sumisión de España a un sistema siniestro. Nosotros pensamos que Rey es el que rige. Que ser Rey es algo más que un título.

La familia usurpadora ha cumplido fielmente su papel durante 190 años manteniéndose al servicio de las ideologías de la modernidad, de los partidos corruptos que las sustentan y de la plutocracia masónica que maneja en última instancia los hilos en la sombra. Este simulacro de monarquía ha sancionado todas las aberraciones de la partitocracia sin decir ni . Desde el robo y el genocidio cultural de la desamortización, hasta la paulatina descristianización de España. Desde la abolición de todas las antiguas instituciones sociales y regionales, hasta la instauración de la tiranía de los partidos. Desde la venta de España a intereses extranjeros, hasta la asfixia fiscal de las clases medias y populares. Desde la destrucción del matrimonio y la familia, hasta la sanción de la cultura de la muerte, del aborto y la eutanasia.

Siempre, incluso cuando parecían ser víctimas del proceso revolucionario, han permanecido los falsos reyes al servicio de los enemigos de las Españas; han sancionado nuestra decadencia con su firma; han presidido sin inmutarse la degradación de nuestra patria.

El exilio de doña Isabel o el de don Alfonso no tiene mucho que ver con el sufrido por los reyes legítimos. Los "reyes" constitucionales, juguetes rotos de la Revolución, fueron expulsados en momentos de radicalismo, cuando los partidos pensaron que ya no les serían útiles. La Dinastía legitima, en cambio, fue desde el principio cabeza de la verdadera disidencia, faro providencial y ejemplo para los que proponían una enmienda a la totalidad del sistema liberal y no se conformaban con los apaños del malminorismo conservador. Nuestra tradición política fue vencida por la fuerza de las armas, imponiendo por la violencia (pagada con el robo de la desamortización y con ayuda extranjera) un régimen contrario a la inmensa mayoría del pueblo español. Y fue derrotada por la traición de una familia desleal jaleada por conservadores y malminoristas miedosos.

Los reyes legítimos que lucharon por aquella Tradición murieron en el exilio, y dejaron entre nosotros la semilla de una disidencia que no cesará hasta que España vuelva a ser ella misma. La bandera sigue en alto. Por esos somos monárquicos, por eso somos legitimistas, por eso somos carlistas.

2 nov 2023

Lub-Dub

Acaba de salir Lub-dub, una recopilación de relatos editada con un fin benéfico. Los autores son alumnos del Curso de Escritura Creativa que tuvo lugar en Urroz el año pasado. Tengo el honor de participar en el libro con un cuentico ("Amor a los enemigos").
 
Precio: 10 eur. Pedidos a correo@librosconhistoria.es
Imagen

30 oct 2023

El jalogüin, el carnaval y las fiestas de invierno


El problema del jalogüin moderno (el único que existe) no es tanto lo que pone -la ordinariez y el mal gusto de reírse de los muertos- sino lo que quita. Celebrar la víspera de algo sin festejar el día de algo es como dar la bienvenida a un amigo para, acto seguido, darle la espalda.

Es lo mismo que pasa con el carnaval sin cuaresma. ¿Qué tienes que celebrar si no piensas abstenerte de tomar carne durante los próximos cuarenta días? O en la Navidad, cuanto te pierdes en lucecitas, papanoeles consumistas y chorradas mientras ignoras al Cumpleañero.

Pero claro, si eres de aquellos snobs que están encantados de que España sea una colonia de los anglos, todo lo que llegue de la mano de aquella cultura decadente te parecerá glorioso. Aunque no sea -en el mejor de los casos- mas que el resplandor de una estrella muerta: un jalogüin sin Santos, un carnaval sin Cuaresma o una navidad sin Cristo.

25 oct 2023

Esto no es lo que parece


En el idioma español, cuando alguna frase empieza por "No" quiere decir que "Si". Hace años que me enteré de esto y desde entonces me engañan mucho menos. 

Cuando alguien dice "esto NO es lo que parece" es que SÍ, que es lo que parece. Los letreros de "No toleramos agresiones sexistas..." quieren decir que sí, que de hecho se toleran. Cuando los políticos prometen no hacer algo es porque están pensando en hacerlo ("no pactaré, no subiré, no indultaré", etc). 

El problema es que la mentira ya no es pecado. Total, si no respetamos los siete primeros mandamientos ¿por qué cumplir el octavo? Ahora sólo está mal si te pillan in fraganti. Y así nos va. Porque cuanta más verdad, más libertad. Y cuanto más mentirosos, más esclavos.

24 oct 2023

Matar al violador

Morán, José Mª. (1899)Teología moral según la doctrina de los doctores de la iglesia Santo Tomás de Aquino y San Alfonso Maria de Ligorio. G. Del Amo, Madrid.

A este tipo de cosas se dedicaban antiguamente los moralistas. Ahora nos parece inconcebible pero en el viejo mundo católico había personas que consagraban sus vidas a reflexionar sobre la moralidad de los actos. Ahora hay miles de políticos que se dedican a legistar y multar. Lo hacen porque tienen el poder (potestas), los elementos coactivos del estado de su parte, pero carecen de autoridad (auctoritas) porque no piensan en el deber ser o en la bondad de las cosas sino en la pura conveniencia.

Dos cosas mas. 

¿No es precioso hablar de "invasión de la castidad de otra persona" en vez de utilizar esa horrible expresión moderna de "delito contra la libertad sexual"?

Y segundo. Fíjense en la referencia al consentimiento. ¿Está o no está en el centro de la cuestión? Cuando no hay consentimiento sería lícito matar al violador. Esto sí que es "no tolerar las agresiones sexistas" y no la chorrada esa de poner letreros morados a la entrada del pueblo.


El autor del texto es el P. José María Morán, dominico asturiano nacido en Pola de Laviana en 1804.

19 oct 2023

¿Por qué no existe el Carlismo en estos dos minutos?

 https://youtu.be/i2Sddl0vepI?si=Trkk5XNG7MY7SHIv



(Por Javier Garisoain) -

Mi felicitación a la ACdP por haber tenido la valentía de elaborar y difundir este precioso vídeo. Me preguntan algunos que por qué no se habrá incluido en el mismo nada del Carlismo. Es una buena pregunta. En realidad sí que se habla de Carlismo. Todo el montaje rezuma Carlismo en cada uno de sus dos minutos de duración, porque si algo deja claro es que España es una Patria que se entrega al servicio de Dios, se ordena por la Monarquía y se configura como una unidad diversa. ¿Hay algo más carlista que eso? Sin embargo esta pequeña historia, lo mismo que las que cuentan los guionistas de Puy de Fou en Toledo, no se atreve a aludir explicitamente al Carlismo porque eso sería como abrir la caja de Pandora. El Carlismo es un movimiento mucho más completo y complejo que los alzamientos heroicos de la Vendee o de los Cristeros. El Carlismo es algo más que una sublevación extrema en un momento extremo. Es la encarnación de la España tradicional que no se resigna a morir. Lleva 190 años presentando una alternativa general al sistema de las ideologías y no solamente a sus aspectos radicales. Y por eso mismo, porque es una enmienda a la totalidad, no puede ser recluido en una imagen fugaz de un vídeo hispanista, ni en las pinturas maravillosas de Ferrer-Dalmau. El Carlismo es mucho Carlismo. Y si no aparece en la lista de las hazañas pasadas es porque aún tiene un papel que jugar en las futuras.

Que no, que no es nuestra guerra


Un par de ideas sobre la última escalada del eterno conflicto árabe-israelí.

En primer lugar vaya usted a saber cuál es la verdad de los motivos, las culpas, los instigadores y los responsables directos e indirectos de la barbarie. En el pequeño espacio de la querida Tierra Santa actúan muchos protagonistas además del estado de Israel y de los partidos palestinos. Agencias de espionaje, mercenarios de la guerra sucia, intereses de todas las potencias, traficantes de armas, fanatismos religiosos e ideológicos... La primera víctima de la guerra es la verdad. No nos precipitemos por tanto a la hora de juzgar y menos aún tomando partido por unos o por otros según sea la última barbarie que nos cuentan. ¿Sabía o no sabía el Mossad la inminencia del ataque? ¿Hasta qué punto son el fanatismo de Hamás y la desesperación de los palestinos de Gaza un explosivo que está siendo manipulado por sucios intereses? Dejemos trabajar a los historiadores porque me temo que lo que hagan los periodistas ahora no será de gran utilidad para conocer la realidad.

Si hubiera de tomar partido por alguien lo haría por los cristianos palestinos, por esa minoría sufriente que da testimonio de la Verdad en medio de unos fanáticos que rechazaron a Jesús porque se quedaron cortos y otros fanáticos que rechazaron a Jesús porque se pasaron de largo siguiendo una falsa última revelación. El único remedio posible para Tierra Santa es la conversión de todos al Evangelio. Y su único remedio político sería el Reino de Jerusalén. El problema es que el número de cristianos en Palestina ha descendido en los últimos cien años del 24% que censaron los turcos en 1914 al apenas 2% actual. Mal vamos.

Así que volviendo al momento presente, sin dejar de condenar cualquier atrocidad, venga de donde venga, me reafirmo en que esa no es nuestra guerra.

El Carlismo cumple 190 años



El 29 de septiembre de 1833, tal día como hoy, muere Fernando VII. El heredero legítimo, su hermano Carlos V, no quiso que se conspirara previamente en su favor por lo que se puede decir que el Carlismo cumple hoy 190 años.

Quiero felicitar por ello a todos los carlistas, a los viejos, a los nuevos, a los que recibieron la boina roja al nacer y a los que acaban de llegar después de una búsqueda valiente. Felicito a los que llevando la carga de un apellido ilustre tratan sinceramente de ayudar a la Causa. Tambien a todos esos españoles que son carlistas sin saberlo, porque ansían una España que vuelva a sus raíces, sin partidos, justa, diversa y unida en torno a la Fe y a la Monarquía.

Me siento muy honrado de estar sirviendo, junto a los otros miembros de la Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista, a los españoles más íntegros, mas honrados y más valientes. Todas las profecías políticas que formularon nuestros mayores hace 190 años se han cumplido con creces. Nuestras derrotas son el testimonio de la maldad de las ideologías y del poder de unas mentiras que no hemos sido capaces de vencer. España es hoy una cáscara vacía, un cuerpo en descomposición en el que sin embargo crecen aún pequeños núcleos de resistencia. Esos son los carlistas, la España que no se resigna a morir, la que pone su confianza en los planes de la Providencia más que en sus propias obras.

Por eso aquí seguimos. Inasequibles al desaliento. Con la moral de victoria intacta. Porque mientras quede un carlista con vida hay esperanza. Mejor que yo lo dijo Valle-Inclán:

Mientras quede un brazo que mueva una honda,

Mientras queden piedras en los pedregales,

Mientras tenga ramas esta vieja fronda donde cortar picas para tus zagales,

Mientras en tu pro se mueva una lanza

Rey, para tu gloria hay una esperanza.

Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) en Voces de gesta (1911)

¡Feliz día de San Miguel! ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva España! ¡Viva el Rey!

4 sept 2023

No son los negacionistas, es la realidad


El gobierno lleva lustros alentando la lucha de sexos, la hipersexualización que cosifica a la mujer y la destrucción de la familia. Derrocha millones en campañas, chiringuitos y políticas aberrantes que predican el orgullo y el empoderamiento en vez del amor y el servicio mutuo; que se ríen de las amas de casa, de las marujas, de las madres de familia, de los hombres caballerosos, de las bodas como Dios manda y de los noviazgos castos.

Han llegado en su caos ideológico a tal punto que ya ni siquiera saben decir qué es una mujer. Alientan además una inmigración desordenada que no facilita precisamente el equilibrio afectivo y familiar de muchos extranjeros pues son vistos como pura mano de obra y no como personas con derecho a formar una familia.

Y resulta que las cifras de víctimas por crímenes y suicidios pasionales, por discusiones y conflictos que no se supieron parar a tiempo no paran de crecer. Pero la culpa, dicen con toda su cara dura las que viven a papo de rey insistiendo en sus recetas que ya se ha visto que no funcionan, es de "los negacionistas". O sea, de todos aquellos que cada vez más cargados de razones criticamos sus planes y denunciamos el fondo desquiciado de su ideología. El tiempo, que año tras año se va llevando a miles de víctimas, juega en su contra. Porque no son los negacionistas, no, es la realidad.

9 ago 2023

El separatismo euskadiano no nace del Carlismo

 


EL SEPARATISMO EUSKADIANO NO NACE DEL CARLISMO

Para denunciar una nueva incongruencia del PNV, ha publicado ABC una desafortunada viñeta de Puebla en la que aparece Andoni Ortúzar, caracterizado como "cura trabucaire carlista" diciendo "¡Hemos parado a la derecha!". Se vuelve de esta forma, una vez más, a caer en el tópico manipulador que identifica al Carlismo como origen del separatismo euskadiano. Nada más lejos de la realidad. El Carlismo nació -y sigue siendo- un movimiento político español, defensor de la unidad no sólo de la España peninsular sino de toda la Hispanidad. Somos foralistas, regionalistas, pero por la misma razón que no creemos en el mito de la soberanía nacional que impuso el liberalismo para la Españita peninsular en el siglo XIX, nos parece ridículo el empeño de los partidos separatistas de trasladar ese mismo mito soberano a sus respectivos territorios. El PNV nunca ha querido imitar al Carlismo sino más bien al españolismo liberal. Las políticas que ha ido implantando en las Vascongadas no son las del tradicionalismo político español sino las del típico partido político liberal europeo. La próxima vez, por favor, no disfracen a Ortúzar de cura carlista sino de general Espartero.

F. Javier Garisoain Otero

Presidente de la Comunión Tradicionalista Carlista


(Carta al director enviada a ABC)

27 jul 2023

¡Santiago y cierra, España!



Pase lo que pase en estos próximos meses, o años, no perdamos ni el ánimo, ni la cabeza. Tanto si se perpetúa Sánchez para seguir su tarea de destrucción, como si se le da por amortizado y es relevado en la misma tarea por Núñez, lo más importante no es quién gobierna sino cómo seremos capaces de resistir al mal. El trigo y la cizaña crecen mezclados, como nos explica el Evangelio, así que olvidemos la cizaña y hagamos cada uno lo que esté en nuestra mano para que crezca más el trigo.

Hay momentos en la historia en los que el crecimiento de las malas hierbas se hace tan evidente que resulta doloroso. La tentación de gastar entonces nuestras fuerzas arrancando la cizaña es poderosa. Desherbar compulsivamente es un desahogo comprensible, pero si el mismo Evangelio advierte de su inutilidad será por algo. Tanto la historia como el Evangelio nos enseñan que la cizaña ha crecido siempre, de distintas clases. Y que lo que no se puede hacer es pensar que porque una vez la arrancaste ya no volverá a crecer. La vida es lucha, principalmente lucha contra uno mismo, contra la pereza y la inercia de creerse buenos y salvados. La historia, y el Evangelio, nos enseñan que cada generación empieza todo de nuevo, que a cada generación, a cada familia y a cada persona se le ofrece la oportunidad de ser trigo, de adherirse a la tradición, de renovarla y hacerla vida.

La tradición es poderosa porque es lo que hace que nos nos durmamos en los laureles. Tradición es transmisión, es entrega, y requiere un esfuerzo perseverante para educar a las nuevas generaciones en el bien. Esfuerzo en la doctrina y esfuerzo especialmente en el ejemplo. Si los jóvenes no ven con sus propios ojos modelos tradicionales no serán capaces de construir en el bien. En este sentido es en el que digo que cada generación empieza de cero.

Ahora mismo España está hecha unos zorros. Por eso es normal que alguien como Sánchez (o como Núñez, el pelele de repuesto que no cambiaría apenas el rumbo) siga en el gobierno. El pueblo español, que a pesar de todo era sinceramente católico en el fondo y en las formas en 1978, fue traicionado y sometido desde entonces a un sistema descristianizador que ha conseguido ampliamente sus objetivos. Resulta muy ingenuo pensar que, tal como están las cosas, pudiera llegar un gobierno decente con unas simples elecciones. Es verdad que hay mucha manipulación, y mucha propaganda, y que la realidad de nuestros pueblos y barrios no es tan cutre como lo que nos pinta la televisión, pero estamos mal, muy mal, y por eso no tendremos un buen gobierno hasta que no haya previamente una reevangelización de nuestra Patria. Hasta que no crezcan todos los núcleos de resistencia que sean necesarios, hasta que no se produzca una catarsis, o tal vez milagros como los de Covadonga, o Clavijo. Llegará un día, si Dios quiere, en que esos núcleos de resistencia se convertirán en núcleos de reconquista. No sería la primera vez. Y en ese momento habrá españoles que invocarán a su santo patrón con una voz que parecerá antigua y que será a la vez el último grito: ¡Santiago y cierra, España!

Deprimente igualitarismo


Los políticos igualitaristas se empeñan en decir que hacen todo lo posible para que los hombres vivan exactamente igual que las mujeres, para que los pobres vivan igual que los ricos, para que los urbanitas vivan igual que los rurales, para que los niños vivan como los adultos, para que los paralíticos vivan igual que los que no lo son, para que los ciegos vivan igual que los videntes, para que los incultos vivan igual que los catedráticos...

Todo esto no es mas que una impostura ideológica. La gracia de la vida, de la realidad de las cosas, está en la diferencia. En la variedad está el gusto. La perspectiva de una vida uniforme lleva directamente a la depresión y el suicidio ¿Qué ilusión de vivir puede encontrar un joven si desde su nacimiento se le engaña con la vana esperanza de una vida subvencionada, siempre corregida por un gran hermano que sin preguntar, de forma automática, ateniéndose a no se sabe qué criterio estandarizado, le dará siempre lo que le falte y le quitará lo que le sobre?

Si uno vive en el desierto el gobierno velará para que nunca pase sed. Si viaja de noche podrá exigir iluminación como si fuera de día. Si le falta una pierna siempre encontrará un político que exija a su prójimo ir más despacio. Acabarán prohibiendo la lectura para no discriminar a los analfabetos.

Por otra parte, en un mundo perfectamente igualitarista ¿qué sentido tendrían la ayuda, el servicio, el perdón, la compasión, la hermandad, el consejo, la confianza o la obediencia? Todo ello quedaría sustituido por una solidaridad plana e inhumana decretada por el poder igualitarista. Poder que, convertido en el único motor social del hormiguero, recaería necesariamente en la única clase que ha de ser distinta al resto: la abeja reina y sus zánganos, los cerdos de Orwell. Todos iguales, pero ellos "más iguales que los demás".

El igualitarismo -ya sea liberal o comunista- es el cáncer de la sociedad porque convierte a cada persona en un átomo intercambiable y sustituible. Disuelve los lazos de la vida humana y nos transforma en una masa amorfa y previsible.

¿Qué ofrecen, por ejemplo, los políticos a los habitantes del campo? Les engañan diciendo que un día tendrán los mismos servicios que en las ciudades. ¿No sería mas justo y más realista, reconocer los pros y los contras de cada cual y cobrar menos impuestos a quien reciba peores servicios?

¿Qué ofrecen a los paralíticos? Retretes adaptados, y rampas. ¿Para que no tengan que molestarse en pedir ayuda? ¿Para que no tengamos que molestarnos los demás en ayudar? Sí, también el gobierno ha de ayudar, pero a menudo la mejor ayuda es la del que propicia la ayuda mutua. Dejen a la gente en paz y céntrense en castigar las injusticias, no las desigualdades, que no es lo mismo. Porque ahí está el quid de la cuestión: la justicia no consiste en dar a todos lo mismo, sino a cada cual lo suyo.


23 jun 2023

Autodeterminación y exopercepción


Ya está bien de tanta tontería. Un día tras otro la locura colectiva de la moda woke se extiende como un virus afectando a la masa digital como si de una nueva caza de brujas se tratara. Hay que parar esto como sea y mandar a la basura de una vez por todas una ideología que riza el rizo del voluntarismo más cabezón. 

Empezaron con la autoayuda americanista diciendo que si el poder de la mente, que podíamos ganar un millón si nos lo proponíamos, que el tener una vida próspera y confortable estaba en nuestra pura fuerza de voluntad. Que tú si que puedes. Que basta con proponérselo. Que nosotres Podemos...  De ahí se pasó, no se sabe como, al endiosamiento del capricho y al dogma de la autopercepción. Y ahora resulta que si te encuentras con un maromo con el culo tatuado a rayas tienes que tratarle de señora cebra. 

Nos hemos pasado décadas explicando a los separatistas que no, que una cosa es cuánto de vasco se sienta uno cada mañana o cuando se mira al espejo, y que otra cosa es la realidad, que si te apellidas Monteiro y vienes de Lugo no eres vasco ni por el forro. Y sin embargo la autodeterminación ya es legal en España. Han empezado por lo más difícil, la autodeterminación de sexo, ¿por qué no habrían de venir luego las fáciles como el cambio de nación, de edad o de titulación? 

Puestos a jugar al juego del relativismo y las autopercepciones, o jugamos todos o pinchamos el balón. Hay que reivindicar la exopercepción. O sea, el derecho a percibir y expresar con libertad lo que pasa delante de nuestros ojos. Si yo digo que eres un hombre y tú me dices que eso te ofende porque tú te autopercibes hembra aunque parezcas Bud Spencer tienes que saber que me estás ofendiendo tú a mí. Exijo que respetes mi forma de percibir la realidad.


20 jun 2023

El mes del orgullo político


Ahora que se nos viene encima otra campaña electoral conviene recordar que el pecado típico del político es el orgullo y que lo único que ha podido amortiguarlo en la historia es el sistema hereditario, la elección por sorteo, o la formación moral.

Cuando uno llega a un gobierno por la acumulación aparente de méritos propios (por ser más fuerte, más listo, más guapo o más rico que sus competidores) está perdido, a no ser que disponga de una moral recta así como de un buen confesor a su lado. La acumulación de parabienes, peloteos y palmaditas puede ser abrumadora y la capacidad de resistir a todo ello, menospreciando los halagos, excede a las meras fuerzas humanas. El orgullo es autodestructivo y contagioso y por eso, si los aprendices de político se fijaran no sólo en los triunfos de los poderosos de la historia sino también en sus finales, entenderían en primer lugar que todos terminan, y segundo, que pocos terminan bien. 

La escuela maquiavélica -siempre las escuelas son peores que su fundador- ha envenenado a todos los ambiciosos de los últimos cinco siglos con promesas falsas de gloria y fama. Al principio sus consejos parece que sirven. Al final lo destruyen todo, y es porque no suelen tener en cuenta el pecado de orgullo. Siempre tener explicaciones, jamás rectificar, no conceder ni un ápice de razón al adversario... Así son las guías morales del típico político de la partitocracia. ¿Cómo extrañarnos de que abunden en el oficio los psicópatas, los chulos y los desvergonzados? ¿Qué dice el manual del buen político democrático? Que ante la crítica, comprar al periodista. Ante la hemeroteca, cinismo. Ante el error evidente, el contraataque. ¿Qué político en activo ha reconocido un error? ¿Quién ha pedido perdón? Lo que está mal está mal y no se pierde dignidad por reconocerlo, pero... Los narcisismos de uno, los enfados gesticulantes de otras, y hasta la doble vara de medir típica de la izquierda, con ser significativos, sólo son la punta más ridícula del iceberg. Estamos, en general, en manos de incompetentes y desaprensivos... y orgullosos.

El "recuerda que eres mortal" de los antiguos triunfadores entrando en Roma; el cilicio del rey San Luis; los confesores incómodos de Isabel la Católica... Los gobernantes sabios procuraron algunos medios para contener el poder del orgullo. ¿Y quién lo frena en este mundo moderno, cuando el mismo acceso al mando, a través de los comités de listas, aparece contaminado por el orgullo expreso de ser "cabeza de cartel"? Todos los jefes deberían llegar a su mando de forma natural, por herencia, por pura inercia, por simple eliminación, por sorteo... suavemente, de forma análoga a cómo recibe su autoridad un padre de familia.  O, en último extremo, por medio de una votación sin publicidad, como sucede con el ritual discretísimo que los cardenales de la Iglesia tardaron siglos en perfeccionar. Los políticos son altamente dañinos cuando están infectados por una ideología. Pero lo que los hace verdaderamente insufribles es la campaña electoral. 

15 jun 2023

En esto se diferencian los libros de las pantallas



Lo mejor que ofrece un libro es ese momento en el que, manteniéndolo en la mano, levantas la vista para asimilar lo que acabas de leer, para completar un retrato con la imaginación, para dialogar mentalmente con un autor que vivió quizás hace cien años, para encontrar argumentos en contra o a favor, para recuperar vínculos olvidados con otras lecturas previas. Todo ello forma parte de la lectura y nada de eso es posible cuando se lee en una pantalla electrónica. Porque las pantallas no están hechas para servirnos sino para captar nuestra curiosidad.

Los libros, hasta los más atractivos, no son mas que siervos, esclavos a nuestra disposición. Las pantallas por el contrario son, cada vez más, ingenios aspiradores de nuestra atención. Esos tiempos "perdidos", esos espacios intermedios, esos instantes entre plato y plato, entre conversación y conversación, entre canción y canción, entre lienzo y lienzo, son los que nos hacen la vida esponjosa y humana.

La cultura contemporánea podría mejorar mucho con sólo incluir pequeñas pausas entre píldora y píldora. Y si no cambia nos convertirá a todos en esclavos, carne de discoteca como esas masas abducidas que bailan sin parar al ritmo del pinchadiscos. Porque si llenamos de ruido o de publicidad los momentos que estaban destinados a la reflexión acabaremos por perder la costumbre de pensar.

“Para uso de... ". Esto es lo que hay que poner en los libros
y no esa frase tan pretenciosa de "pertenece a..."




11 jun 2023

El consentimiento y la Montero


Ahora que la ministra Irene Montero parece que va a dejar la primera línea política debido a los navajeos cutres que caracterizan a la partitocracia, quisiera romper una lanza en su favor y agradecerle al menos una cosa: el haber puesto sobre la mesa un concepto, el consentimiento, que se nos estaba olvidando. 

La Montero no entiende nada, y por eso ella y sus compañeres ecofeministes han acusado a las derechas de querer "eliminar el consentimiento" insinuando que todos los que no piensen como elles están, por aquello de la presunción de inocencia, de parte de los violadores.

Lo que yo digo es que quienes eliminaron de verdad el consentimiento, eso que en forma de promesa solemne se intercambiaban los contrayentes en cualquier cultura humana decente, son ellos, tanto los progres de izquierdas como los progres de derechas. Unos y otros se lamentan de unos conflictos que día a día enrarecen el ambiente y dificultan cada vez más unas sanas relaciones entre hombres y mujeres ¿Les extraña que un mundo sin matrimonio y antifamilia se haya vuelto oscuro?

El invento del ministerio podemita consiste en imaginar un consentimiento que necesita ser compulsado cada cinco minutos: ahora sí, ahora no, ahora sí, ahora no... Sin embargo, como digo, resulta que en todas las culturas humanas decentes, cuando existe un consentimiento matrimonial serio, solemne y público, hombres y mujeres saben a qué atenerse. El problema creciente por lo tanto no lo tienen aquellos que se ajustan al intercambio ceremonioso de unos votos sagrados, sino los que se arrejuntan trivializando el sexo. Porque eso del aquí te pillo, aquí te mato, se mire como se mire, siempre será una fuente enorme de problemas. Si supiérais, progres, un poquito más de literatura, sabríais que vuestras cuitas son las mismas que sufrían hace cinco siglos la puta vieja celestina y sus compañeras, las mismas preocupaciones que salpican todas las culturas con historias de celos, cuernos, violaciones y crímenes pasionales. 

La locura del solo sí es sí equivale a prostituir a hombres y mujeres, porque aunque no haya un pago monetario por medio es como si hubiera que abonar un peaje, facturar y guardar el ticket por cada encuentro sexual. Por eso he dicho hace tiempo que la solución sería la de volver al "Sólo "sí quiero" es sí, quiero". *

¿Queréis fomentar el respeto mutuo entre sexos y unas sanas relaciones entre hombres y mujeres? ¿De verdad? Pues pedid perdón todos -unos y otros- por haber pisoteado la institución matrimonial. Y si no lo hacéis así esto irá cada día a peor. Porque normalmente se cosecha lo que se siembra.



(* https://www.ahorainformacion.es/blog/la-ley-del-solo-el-si-quiero-es-si-quiero/)

15 may 2023

Historia del matriarcado


¿Qué es eso de que ahora las mujeres trabajan? Siempre trabajaron. Lo que de un tiempo a esta parte se ha producido es un cambio en sus trabajos, y un giro denominado “incorporación de la mujer al mercado laboral", que nos venden como si fuera un logro. Como dando por hecho que las cosas son valiosas por estar en un mercado, cuando todos sabemos qué clase de mujer es la que siempre estuvo en el mercado... Las cosas grandes e imprescindibles para la vida como la amistad, el amor, el mar, la fe, las nubes o la sabiduría ni se compran ni se venden. Están fuera del mercado. Así vivían antes las mujeres decentes: fuera del mercado, la política, las armas, las sacristías y casi fuera de la ley. Porque existía un mundo femenino, hecho por y para la mujer. Un mundo imperfecto como todo lo humano. Un mundo bendito, levantado sobre la pura presencia femenina, que es lo que daba consistencia a los hogares en un reflejo de lo que pudo ser el legendario matriarcado original. Cada vez que los avatares de la historia han corrompido esa cáscara social típicamente masculina que llamamos patriarcado es cuando ha quedado al descubierto el corazón de cada pueblo, que es ese corazón materno al que recurren llamando a su madre los hombretones más fornidos cuando se hallan de verdad en apuros. 

Dicen que el mundo -la corteza del mundo, digo yo- lo hicieron los hombres, que son unos machistas. Así es como se repartieron los papeles según el Génesis: los hombres salían a sudar, las mujeres se quedaban para sufrir. ¿Y quién dice que no estuvieran todos conformes con aquello? Hubo un tiempo en que el mundo femenino era otro mundo, con otros ritmos, otras prioridades, otros lenguajes y otras claves. Los varones lo sabían y, cuando eran patriarcas buenos, estimaban su existencia. Sucedió con los siglos -y los demonios paganos- que la intimidad femenina y su aparente falta de interés por los aspavientos masculinos, fueron confundidos con debilidad, apatía e ignorancia. Pero todo aquello, que latía herido y oscurecido, fue iluminado un día por la luz de Cristo para iniciar un camino de recuperación porque, como dijo el Nazareno, "en el principio no era así". Comenzó entonces aquel mundo femenino a ser rehabilitado, paso a paso, con Santa María a la cabeza, y aunque el entusiasmo del redescubrimiento llevara a veces a exageraciones como las de los juglares neoplatónicos, se hizo un buen camino. Gracias a la Cristiandad las mujeres fueron recuperando su lugar en la historia. Al igual que la Iglesia madre, siguieron con su vida -dando vida- interviniendo de manera subsidiaria en las cosas de los hombres, sosteniendo a veces una corona como Isabel, abochornando a los papas como Catalina o liderando un ejército como Juana. Todo ello por exigencias del guión, por necesidad bien entendida, llevando mejor que nadie los negocios del marido difunto, o disparando en Zaragoza un cañón sin artilleros. Todas aquellas heroínas y otras muchas demostraron que no es que ellas no puedan hacerlo, es que no siempre hace falta que lo hagan. 

La dignidad, la libertad y el carisma de la mujer cristiana, la personalidad recia de nuestras abuelas, dueñas y señoras de su propio mundo, tienen su raíz en el genio femenino original.  Nada que ver con la pobre sumisión de las exóticas culturas paganas. Nada que ver por tanto con la otra sumisión moderna, la que preconizan en nuestros días ideologías neopaganas. Es importante recordar que aquellos misóginos que urdieron la revolución liberal hace doscientos años nunca pretendieron rehabilitar el matriarcado sino anularlo definitivamente y colonizar su espacio con normas antifemeninas para convertir a las mujeres en varones de segunda clase. Los períodos románticos que han ido desde entonces alternándose con los positivistas no deben confundirse con la genuina contrarrevolución femenina que siempre será la de Santa María de Nazaret. Que nadie se engañe: ni las pálidas desmayadas de mediados del XIX, ni la mujer florero de mediados del XX, tienen nada que ver con el camino que transitaban las grandes damas del Cristianismo. El camino hacia un mundo matriarcal propio, que las mujeres están llamadas a reconstruir o a recrear, es el verdadero enemigo de todo aquello que la Revolución denomina progreso: el destape, el divorcio estéril o la infidelidad son la autopista que vuelve al paganismo; un retroceso hacia la sumisión generalizada. No es el cambio del patriarcado por el matriarcado, no. Es el derrumbamiento absoluto de la dignidad femenina -y de la masculina- que, disfrazado de igualitarismo, desemboca en masculinización de la mujer, feminización del hombre, y ganancia de pescadores sin escrúpulos que no quieren familias ni gente libre, sino masas de borregos -y de borregas- entremezclados para disponer de cuerpos y almas como mejor convenga.


*Publicado en La Antorcha.

11 may 2023

Inteligencia artificial, mentira y esclavitud


Con la llamada "inteligencia artificial" (IA) estamos viviendo una revolución en directo, paso a paso, alarma sobre alarma y aspaviento sobre aspaviento. Han dicho ciertos analistas que la IA "dificultará todavía más el acceso a la verdad". En mi opinión no va a suceder eso sino que, por el contrario, la explosión de la IA -que va a morir de éxito- va a terminar revalorizando las cosas reales, las conversaciones cara a cara y los conciertos a capella. El acceso a la verdad no se va a dificultar porque la verdad no va a desaparecer. Eso sí, para descubrir la verdad tendremos que dejar de lado las pantallitas.

Cada día que pasa la IA -muy artificial y no tan inteligente- se aleja de cualquier cosa que requiera un poco de seriedad o rigor. Esto no es nada nuevo porque quienes durante las últimas décadas hemos visto y admirado el desarrollo de los efectos especiales en el cinematógrafo sabemos que estamos muy lejos de la ingenuidad de los primeros espectadores de la primera proyección de los Lumière quienes, según cuentan, se levantaron asustados de sus sillas al proyectarse los fotogramas de una humeante locomotora. Gracias a todas las mentiras de la historia, al cine, y a las creaciones de la IA vamos todos a decir, como el replicante de Blade Runner "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais": efectos especiales, trampantojos impactantes, espectáculos rutilantes, puro artificio para entretener al personal. Todo un repertorio de maravillas que, una tras otra a cuál más sospechosa, irán endureciendo nuestra sensibilidad hasta que lleguemos al punto de convertirnos en unos perfectos descreídos. De la aldea global a la desconfianza general.

Los noticiarios de la televisión se suicidaron el día en que decidieron mostrar -imágenes creadas por IA- al Papa con un abrigo absurdo o al ex-presidente Trump detenido violentamente por la policía. Los historiadores y los arqueólogos tiemblan ante la avalancha de falsificaciones que inevitablemente se va a colar en los procesos de digitalización de los restos antiguos. Los colegios y universidades tendrán que volver al lápiz y papel de toda la vida en sus exámenes. Los mismísimos tribunales tendrán que modificar su relación con las pruebas judiciales porque ¿Quién podrá garantizar a partir de ahora la veracidad de una grabación de imagen o de sonido? De esta forma, si todas las cosas -las noticias, los museos, los exámenes, o las pruebas- son al final susceptibles de haber sido manipuladas, nada que sea fruto de un proceso digital será creíble.

Conviene recordar que la llamada Inteligencia Artificial es en realidad pura memoria informática, una quisquillosa "memoria democrática" y políticamente correcta, que utiliza algunos trucos para parecer inteligente. Trucos que me recuerdan a los que todos hemos usado alguna vez cuando nos preguntan algo y estábamos despistados. Trucos que son muy parecidos a los que desarrollan los enfermos de alzheimer en las fases iniciales de la enfermedad y con los que, a veces, consiguen dar el pego y aparecer despiertos ante su interlocutor. La creatividad aparente de la IA se basa en el puro azar y fabrica sus productos con pensamientos humanos previos, porque es como el monstruo de Frankenstein pero hecho no con retazos de cuerpos sino de almas. No es tan seria como aparenta. Nunca será autoconsciente. Y no es lista, sino que ha sido programada para mentir con rapidez. Por todo ello estoy seguro de que aunque sea por pura supervivencia pronto dejaremos de tomarla en serio. Y lo haremos principalmente para no ser asfixiados por la mentira. No digo esto por ser un mero optimista, es que confío en la realidad.

No hay nada tan viejo como la mentira. Aquel invento fatal de la serpiente del Paraíso ha ido evolucionando desde entonces, apoyándose sucesivamente en la palabra, la imagen, la imprenta, el audiovisual o la informática hasta que finalmente ha aprendido tanto que parece sabia, aunque sabe más por vieja que por mentirosa. 

En la antigüedad, cuando se mentía, siempre se pillaba al mentiroso antes que al cojo, tal y como nos enseña aquel refrán prehistórico. Luego, cuando se inventó la imprenta la cosa se complicó porque la gente empezó a decir "lo he leído en un libro". Con la televisión dijimos: "lo ha dicho la tele", sin caer en la cuenta de que las teles dicen, generalmente, aquello que sus dueños quieren que digan. Ahora el problema de la IA es su capacidad monstruosa de amplificar las mentiras de una forma abrumadora. Hasta ahora podíamos convivir con gente mentirosa, también con libros mentirosos, incluso con televisiones mentirosas pero ¿Quién podría sobrevivir en un mundo dominado por la mentirosísima IA? 

Algunos modernos, lectores desordenados de ciencia ficción, han pedido la paralización de la IA porque se han creído la paranoia cinematográfica de que un día habrá una IA autoconsciente que nos utilizará a los humanos como pilas de energía o simple materia prima. Yo no creo que sea ese el peligro que nos acecha. En cambio sí que veo necesario que la IA sea relegada al rincón del puro ocio para que no nos inunde con su lava de mentiras. De la misma forma que los libros de caballerías nunca debieron dejar de ser una mera distracción para hidalgos cincuentones. 

Dicho de otro modo, lo que estoy pidiendo es que guardemos la IA no en el armario de las cosas inteligentes sino en el de los artificios, junto con las mentiras, las leyendas, las películas tontas y el vino artificial, ese que maldecía la copla popular: "las bodeguitas de Haro las haimos de quemar, se muere mucha gente del vino artificial."

Aprendamos a manejar nuestras propias herramientas, también las digitales, y preocupémonos más por la mengua de la inteligencia natural que por el aumento de la artificial. ¿No han visto ustedes la pena que da Elon Musk presentando sus robots humanoides? Un pato cojo andaría mejor. ¿No se dan cuenta de que lo que algunos están buscando como locos no es la humanización de las máquinas sino la robotización -o sea, la esclavitud- del ser humano?

Alejemos a la IA de las cosas serias, de los niños, de la formación, del conocimento, de la justicia... si no queremos acabar como la torre de Babel o, peor aún, esclavos. Alejémonos de las herramientas invasivas que empiezan siendo ayudas, asistentes, muletas y acaban convertidas en prótesis para cyborgs de cerebro embotado. El gobernador Pilatos preguntó una vez "Quid est veritas?" y no sabía que estaba poniendo el dedo en la llaga: la Verdad es aquello -o Aquél- que nos llega por un testimonio fiable, como el de los mártires; aquello -o Aquél- que nos hace libres. La mentira en cambio, es  aquello que nos llega de forma artificial. Aquello que, por tanto, nos esclaviza.

9 may 2023

Entrevista - conversación en El Efecto Avestruz, de la ACdP

Bueno, ahí va otro capítulo para mi cruzada particular en defensa de la realidad:



Gracias a la ACdP por la oportunidad de tener una charla tranquila. No es lo habitual en el mundo del periodismo o de los audiovisuales de internet en general. 

https://www.acdp.es/javier-garisoain-hay-librerias-que-son-librodromos-y-eso-es-anticultural/

https://youtu.be/PwE-EWuiEOM



13 abr 2023

Justicia poética para Gran Bretaña


No todo ha de ser llorar por nuestra propia decadencia hispana. Consolémonos -o no- pensando en las desgracias ajenas. Hace mucho tiempo que Britannia ya no es lo que era. Entre Enrique VIII, Cromwell y toda la pléyade de comecuras, empiristas, puritanos y supremacistas nacidos en aquella isla, la bucólica verde Inglaterra cristiana ha quedado concentrada en reductos mínimos, o en solitarios cerebros máximos como los de Chesterton, los de la escuela de Newman y poco más. Podría decirse que aquella vieja Inglaterra fue la primera víctima de la moderna revolución liberal porque desde el triunfo de la herejía política naturalista sus familias fueron el combustible con el que alimentar la maquinaria de un estado colonialista establecido en beneficio de unos pocos, discretos, elegantes y flemáticos masones. Y aún no han tocado fondo.

La llegada del musulmán Humza Yousaf a la dignidad de primer ministro de Escocia es un poco como lo de Lawrence de Arabia pero al revés. Aquel aventurero se dedicó a conspirar contra el Imperio Otomano alentando el independentismo de Arabia. Ahora Yousaf amenaza con reactivar un proceso de independencia de Escocia que podría acabar con el Reino Unido. Justicia poética que ha llegado para vengar el histórico imperialismo depredador de los anglos.

Sumen al caso, para redondear el paralelismo, la elegante presencia del hinduista Rishi Sunak, actual ocupante de downing street. Cuando a los británicos se les hizo costoso seguir explotando la India y abandonaron aquellas colonias provocando la guerra entre hindúes y musulmanes, ¿no se les pasó por la cabeza la idea de que aquel conflicto genocida, además de entre Nueva Delhi e Islamabad pudiera establecerse entre Londres y Edimburgo? Quien siembra vientos recoge tempestades. Justicia poética a tope.

9 abr 2023

España resucitable

Hay quien afirma que los pueblos, como los hombres, son también criaturas de Dios, que tienen su propio ángel, y que están también llamados a la salvación y, por qué no, a la muerte y a la resurrección. Es una tesis atrevida que se puede defender siempre que no se caiga en el nacionalismo y siempre que no se olvide que la salvación es personal como recuerdan los versos populares: "pues al final de la jornada aquel que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada". En cualquier caso los pueblos y las naciones son compañía imprescindible para ordenar nuestra dimensión comunitaria pues, como suele decir el papa: "nadie se salva solo". 

Dicen los Evangelios que el día de la resurrección el ángel envió este mensaje a los discípulos: "id a Galilea". Esto siempre se ha interpretado como un llamamiento a volver a los orígenes -y ¿por qué no?- a las fuentes primeras de la tradición. Nuestra historia como pueblo tiene muchos hitos: las modernas cruzadas contra la Revolución, la expansión de la Hispanidad, la Reconquista, los concilios de Toledo... Pero antes de todo eso está la historia de Santiago apóstol en Zaragoza. El Pilar, junto al Ebro, es nuestra Galilea hispana. En estos momentos oscuros, cuando todo parece humanamente perdido ante el empuje imparable de las ideologías, cuando España se desangra espiritual, social y demográficamente, volvamos a nuestra Galilea. Volvamos juntos en unión, renovando los ánimos y la moral de victoria. Tengamos confianza. España es mucho España. Las Españas son también resucitables. 

¡Felices Pascuas!


2 abr 2023

La ciudad de los quince minutos y la provincia de una jornada


La ciudad de los quince minutos es como la provincia de una jornada. Ahora que el cruel racionalismo de los economicistas de estilo distópico ha puesto sobre la mesa la idea -no el debate- de que en un futuro habrá que compartimentar territorialmente al rebaño ciudadano en barrios de 15 minutos, me viene a la cabeza la realidad consolidada de la cuadrícula provincial. La actual división de España en cincuenta provincias tiene su origen inmediato en el decretazo del ministro Javier de Burgos de 30 de noviembre de 1833. O sea, apenas dos meses después del inicio de una guerra civil que algo tendría que ver en aquello.

La idea del ministro liberal, copiada directamente del centralismo racionalista francés, era la de ordenar el puzzle territorial haciendo tabla rasa de reinos y territorios históricos. El criterio igualitarista elegido para determinar la extensión de cada provincia así como la ubicación de las respectivas capitales fue el de la accesibilidad no en quince minutos sino en una jornada con los medios de entonces. Pero la intención era la misma. En aquella época la excusa no fue la sostenibilidad ecológica sino la articulación eficiente, sobre los restos humeantes de la vieja España, de una nueva republiquita coronada, disfrazada con la retórica de los nuevos estados-nación.

Los anuncios y los experimentos que se hagan próximamente, en la línea de los confinamientos y las desescaladas covidianas -que ya no recordamos porque somos muy jóvenes- seguirán el mismo esquema de todos los tiranos ideológicos que en el mundo han sido: planificación centralizada; recurso a autoridades y estudios arcanos; control policial extremo; represión de la disidencia y tabla rasa de familias y tradiciones. Afirmar que una ciudad de quince minutos es mejor que una de veinticuatro es como dictar que a partir de ahora las familias perfectas serán las que tengan cuatro miembros. Pero es que así no son las cosas sino, a Dios gracias, mucho más complejas, más variadas y más divertidas.

El desarrollo insostenible




El orden de la realidad, las leyes de la naturaleza creada y la fuerza de la verdad, son imposibles de sustituir por el vómito continuo de leyes o de ingenios con los que la Revolución pretende crear un mundo artificial alternativo. A veces el sistema, las leyes, o los inventos técnicos, parecen lograr avances en ese sentido pero en el mejor de los casos sale lo comido por lo servido. Ahora mismo, por ejemplo, los humanos que logran nacer, vivimos de media unos veinte años más que en 1960. O sea, más o menos el mismo tiempo que gastamos en ver teleseries o en trasladarnos al trabajo. 

La historia de la fantasía humana, desde los sabios griegos hasta la moderna ciencia ficción, rebosa de utopías perfectas. Desde que probamos del árbol de la ciencia del bien y del mal nos gusta soñar con ello. Las estrellas de la muerte, las sociedades perfectas, los ecosistemas artificiales al estilo de parque jurásico, los úteros artificiales... todo queda bien en el arranque de las películas o en los primeros capítulos de las novelas futuristas pero todo hace aguas en el mundo real. Y ni siquiera las pelis suelen acabar bien. Al final nada funciona, nada consigue lo que prometió, todo degenera y todo se estropea. Por eso es fácil profetizar que la inteligencia artificial, por ser artificial, nunca llegará a ser inteligente. Que los cambios de sexo, artificiales, nunca modificarán la genética personal. Que la memoria democrática, por mucho dinero que tenga a su servicio no cambiará la historia. 

Cada invento de la ingeniería nació para solucionar un problema -loable intención- ¡y qué pocos son los que no han abierto dos nuevas vías de agua al ser aplicados! Por eso la historia de la ciencia es siempre una huida hacia adelante. Y no digo que no tenga que ser así. Las secuelas y daños colaterales de cualquiera de nuestras bienintencionadas intervenciones son inevitables. Son ley de vida. Lo que es ridículo es ese empeño ingenuo en decir que nosotros podemos, que todo está bajo control, que caminamos inexorablemente hacia un mundo sostenible.

El mundo no es sostenible. El mundo se sostiene o, mejor, es sostenido, por la misericordia de Dios. Llamadle Gran Arquitecto si os va el rollo masónico, reelaborad todas las mitologias si os place, pero jamás podréis ignorar eso que nos trasciende y que está en el alfa y el omega de nuestra miserable historia insostenible.

La noticia de que el universo se expande; la comprobación de los desastres ecológicos a que nos ha llevado la explotación consumista de los recursos; el análisis sobre el derrumbe de las tiranías y los imperios del pasado; la simple reflexión sobre las obras literarias que fantasean sobre un mundo feliz... todo ello tendría que haber rebajado los humos a los creyentes en el progreso sin fin así como a los que sueñan con tecnologías sostenibles. De hecho unos y otros son parte de un mismo optimismo progre y babélico, porque los destructores iconoclastas de antaño son los padres y maestros de los actuales inventores de la nueva sostenibilidad ultradigital tan de moda.

Un mundo sostenible es deseable, claro, y será posible cuando Dios quiera, el del mundo futuro, en un cielo nuevo y una tierra nueva. Mientras tanto inventemos, estudiemos los problemas, ayudémonos y empleemos la inteligencia. Hagamos lo que podamos para no caer, pero con humildad. Siempre con humildad.


26 feb 2023

Algo está pasando con los jefes...


Nunca fue fácil ser un buen jefe o ganarse la devoción de tus subordinados pero lo de ahora se nos ha ido de las manos. Los ciudadanos echan pestes de su alcalde; los empresarios de la CEOE; los curas de sus obispos y los guardias civiles del generalato.


Una especie de anarquismo práctico está ganando terreno día a día por la ineptitud de aquellos que estaban llamados a servir desde el poder pero han preferido ponerse del lado de los cerdos de la granja de Orwell. Ellos, los poderosos, la casta dominante, los burócratas, los millonarios, los pijoprogres, los plutócratas, los paridores de la agenda2030, los corruptos, los que nunca predican con el ejemplo, los que compran a la prensa y a la justicia y a los historiadores, los amos del mundo, los neocapitalistas, los canceladores, los planificadores que lo tienen todo previsto... Ellos. Los mandamases y todo el enjambre lacayuno de lameculos que los jalean...  Están corrompiendo todo a su paso, empezando por el principio de autoridad de forma que todo aquel que se les somete deja automáticamente de servir a los suyos para convertirse en vocero de siniestras voluntades superiores.

Esto no tiene buena pinta. Se habla mucho de la polarización que fractura a la sociedad pero hay una brecha creciente entre los de arriba y los de abajo que nos hace oscilar, sin término medio, entre la tiranía y el caos. Porque faltan jefes buenos, líderes serviciales y caudillos respetados. Algo está pasando con los jefes, con las élites, con los directivos que en todas partes se están alejando cada vez más de los suyos, de aquellos que debieran ser sus más leales representados.

Vivimos en democracia, dicen. Nos rodean las organizaciones democráticas. ¿Cómo es posible que sean precisamente los miembros de esos cuerpos que "eligen libremente" a sus jefes aquellos que más se avergüenzan de ellos? ¿Por qué en cambio las instituciones más valoradas, aunque ya no sean lo que fueron, siguen siendo las no democráticas, esas cosas jerárquicas como la familia, el ejercito, la Monarquía, el profesorado, la Iglesia... Yo diría que la misma elección, y más concretamente la forma de llevar a cabo los procesos electorales, es lo que está en el origen de este desvaimiento de la autoridad. Es como si el hecho de haber elegido a tu jefe te distanciara de él más que cuando te viene impuesto. También es verdad que eso que llamamos elección no es verdadera elección. No se elige alcalde como se elige novia. Las elecciones políticas son una farsa basada en el marketing, las influencias y el dinero. Por algo será que los cardenales no hacen campaña electoral y se encierran a cal y canto y queman las papeletas cuando tienen la necesidad de reunirse para manipular un artefacto tan peligroso como es una elección. 

En cualquier caso, sea cual sea el sistema de acceso al poder, la gente odia, ignora o desprecia cada vez más a sus superiores. Falta humildad, claramente. En unos para obedecer, y en otros para servir. ¿No será simplemente que estamos olvidando el Evangelio?: 

 «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder... No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo... (Mateo 20:25) .

Pero hay más. Eso que Juan Manuel de Prada  llama demogresca tampoco ayuda. La autoridad se debilita enormemente cuando ves a políticos, jueces y hasta obispos enredados en banderías autodenominadas conservadoras o progresistas. Cada vez que un superior se encasilla en un bando, en un partido o en una corriente está diciendo a su gente que tiene otras obligaciones, que se debe a otras órdenes y que estas no siempre van a coincidir con la responsabilidad originaria que tenía para con sus representados. Cuando, abusando de la autoridad que le ha sido confiada, entrega sin resistencia a los suyos dejándolos en manos de otro poder superior está evidenciando una burda traición. 

Algo está pasando con los jefes, que han renunciado a ser cabeza de nada para terminar, como mucho, en cola de león. ¿Tan difícil era para ellos mantener una independencia, una trayectoria digna, por el bien de sus subordinados? En superar esa dificultad estriba el arte del mando. ¿Quiere saber si uno es buen o mal jefe? Mire a ver de quién se protege. Si se guarda de los otros es bueno. Si se guarda de los suyos es malo.