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14 oct 2025

El verdadero genocidio


Afrancesados hasta la muerte. Los progres españoles quieren ahora seguir los pasos sangrientos de la genocida república francesa para incluir en la constitución el "derecho al aborto". Y lo hacen de forma repulsiva utilizándolo como argumento en el rifi-rafe partidista. Como si el asesinato de seres humanos inocentes fuera un simple elemento diferenciador de la propaganda electoral. Una oferta tan novedosa como brutal. 

Injusticias, masacres y genocidios los ha habido en la historia y los hay. Pero el mayor de todos ellos es el genocidio del aborto provocado. Hace unos días Mónica García, ministro de "sanidad" comparecía para anestesiarnos -es su oficio- con su fanatismo y para celebrar que haya aumentado el número de ejecuciones abortivas realizadas por funcionarios en el sistema hospitalario gubernamental. Un logro magnífico de la socialdemocracia. Recuerden eso cuando paguen el IVA. Para carreteras y para hospitales, dicen. 

Sánchez, portavoz metrosexual de los partidos de siniestra saca pecho y cree haber encontrado con el horror abortista un poquito más de gasolina para prolongar su tiranía. Y yo creo que le saldrá el tiro por la culada porque no se da cuenta, o sí, de que cada vez hay más gente que piensa, con la lógica de la experiencia, que si esto lo defiende Sánchez es porque será una hijoputez. Su obsesión promuerte es satánica y lo sabe. Está llamando libertad, derecho y dignidad a un genocidio que clama al cielo porque elimina antes de nacer a cientos de miles de españoles inocentes. Es una aberración que satisface como ninguna otra cosa el odio de los que odian a Dios y a España, por ese orden. 

Y no menos siniestro Núñez. Porque el recambio que calienta en el banquillo del pepé es tan cínico o peor que Sánchez. Igual de promuerte, pero haciendo creer a las monjas que es provida. Porque para completar la confusión dispone del discurso falsamente provida de Díaz. Que llama "personas" a los inocentes ejecutados con la bendición legalista de su propio partido. Núñez y Díaz. Pepé malo y pepé bueno. Calculado reparto de papeles para que los cobardes sigan creyendo que existe un pepé votable. Maestros del engaño. 

El caso de doña Isabel Díaz, que según ella misma cuenta arrastra la pena de dos abortos naturales, es interesante además porque sin quererlo está poniendo sobre la mesa la batalla del lenguaje. ¡En mala hora aceptamos llamar igual, "aborto", al doloroso malogramiento natural de un embarazo que al asesinato voluntario de un no nacido! No sólo no son lo mismo sino que son lo contrario. Como si llamáramos infartado a un fusilado. Nunca debió el movimiento provida haber aceptado la palabra aborto para todo.

Y a todo esto ¿dónde están los médicos? ¿Cómo han podido tolerar listas de objetores cuando lo propio sería la presentación de listas de médicos inmorales expulsados de la organización colegial? Nunca hubo tantos matasanos, sicarios con bata blanca dispuestos a interrumpir por imperativo legal vidas humanas que luego no se reanudan. 

Sánchez, Núñez, Díaz... todos lo pagaréis. Todos lo pagaremos. Ya lo estamos pagando.

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