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16 nov 2018

L G T B P

En la nueva farfullería pedagógica feminista que bajo el elegante nombre de “Skolae” están introduciendo en las escuelas de Navarra se habla de “justificar, comprender y liberar de culpa” los “juegos eróticos infantiles”. Según ellos todo vale en el mundo de sus “orientaciones” enfermizas… todo menos la pederastia. ¿Por qué?
Una vez establecidas las premisas ¿qué razón de peso ofrecen para oponerse a la pederastia?
Por mi parte, porque los veo venir, hace tiempo que añado una P a la sopa de letras de las llamadas orientaciones sexuales. Ya se que últimamente los P no son muy bien vistos ni por los L, ni por los G, ni por los T, ni por los B. Pero yo me sigo preguntando ¿por qué?. Algunos se han vuelto tan locos que añaden un “plus” al jeroglífico, como para indicar que dentro del aberrosexualismo cabe cualquier cosa. Y así es realmente: todo cabe, o todo irá cabiendo, incluso hasta el tabú de la pedofilia. Tiempo al tiempo.
A veces tengo la penosa impresión de que la pederastia es mantenida fuera de la sopa de letras del aberrosexualismo sólo porque en estos momentos les resulta más útil dejarla fuera, sirviendo como ariete ignominioso con el que golpear a la Iglesia. Sin embargo la realidad, la cruda realidad, es que los casos de pederastia entre los curas, aunque haberlos haylos, no son grandes ni generalizados sino pequeños y escasos en comparación con los casos encontrados en otros grupos humanos. Otra cosa es la mafia homosexualista que tiende a crecer, lógicamente, cuando se olvida que la homosexualidad es un desorden. Pero ese es otro tema y con ello no se meten los elegetebeistas.
La prueba, en fin, de que las aficiones de los progres se deslizan cada vez de forma más descarada hacia la corrupción de menores es ese empeño que demuestran los ideólogos del género en llevar sus obsesiones a los centros escolares. No olviden que en la ideología de género “todo cabe, y todo es respetable”. Todo al parecer menos aquello que la gente normal entiende como relaciones normales. Eso son rarezas del heteropatriarcado machista y del romanticismo. Claro.

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