Este es el enlace al artículo en cuestión (que ha reproducido el diario podemita "Diagonal"):
http://www.pamplonauta.info/2016/07/21/la-ultima-misa-franquista-monumento-los-caidos-pamplona/
Y esta es mi respuesta al mismo:
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En primer lugar hay que aclarar que no existe en la liturgia católica ningún rito especial que se pueda denominar "franquista". No existe la "misa franquista" ni menos aún la "misa de homenaje franquista". Las eucaristías que celebra la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz son misas católicas ordinarias en las que se lee la Sagrada Escritura, se realiza el rito de la eucaristía y se reza por los difuntos. (Y también se hacen -por cierto- en desagravio por el sacrilegio de la exposición organizada por el ayuntamiento en ese mismo edificio hace unos meses.)
No es correcto decir que la citada Hermandad tenga "ideología franquista". Es una asociación religiosa canónica que carece de fines políticos. Se fundó en un momento histórico concreto por católicos que, bajo su responsabilidad, y con su obispo a la cabeza, después de entender que se habían agotado las vías pacíficas, decidieron adherirse a un alzamiento contra un gobierno que consideraban ilegítimo. La citada Hermandad lo único que recoge -y actualiza- es ese espíritu de defensa de valores religiosos. A veces parece que nos olvidamos de que el régimen contra el que se alzaron aquellos católicos había desencadenado una auténtica persecución religiosa. Y no sólo a partir de 1936, pues ya desde 1931 se quemaron iglesias y en el fallido golpe de estado socialista de 1934 se asesinó a nada menos que 34 miembros del clero.
Como político, como carlista y como navarro, tengo que decir, para que se entienda bien mi posición, que lo que los carlistas conmemoramos el 19 de julio no es ni la guerra civil, ni la represión, ni el establecimiento posterior de la dictadura de Franco. Nosotros no celebramos nada de eso. Lo que recordamos con admiración y respeto es el espíritu del 19 de julio, un espíritu popular y civil que llevó hace 80 años a miles de navarros, -leales al gobierno legítimo de la Diputación Foral de Navarra-, a alzarse contra otro gobierno, el de Madrid, que consideraron ilegítimo porque estaba amparando la anarquía y la persecución religiosa. 4.704 de esos sublevados murieron en el frente a lo largo de la contienda y sus nombres están inscritos en el Monumento de Pamplona. Otros navarros murieron fuera de navarra, víctimas de la represión y persecución de la "zona roja". Otros más fallecieron en los bombardeos de Pamplona o Lumbier. Sus familiares y amigos tenemos todo el derecho del mundo a reconocer su heroísmo, a honrar sus restos, o a rezar por ellos. Al menos el mismo derecho que los familiares y amigos de los combatientes y represaliados del bando republicano.
La historia de Las Españas está llena de guerras y de violencias y supone un llamamiento constante para que evitemos los mismos errores. Es fácil poner la etiqueta de culpable al que toma la decisión de enfrentarse al gobierno pero ¿qué sería del mundo si todas las personas, a lo largo de toda la historia, se hubieran sometido siempre, sin protesta alguna a los caprichos de los poderosos? Cuando recuerdo el heroísmo que tuvieron los sublevados de 1936 pienso en el de los protagonistas de otros alzamientos históricos como los del 718 contra los musulmanes, del 1212 contra los almohades, de 1808 contra Napoleón, de 1833 contra los liberales... Entiendo que otros pueden tener otras preferencias, y verán con admiración a golpistas liberales como Riego o a los anarquistas de la "semana trágica" de Barcelona. Lo entiendo y lo respeto. Lo único que pido es ese mismo respeto.
Javier Garisoain
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