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8 jun 2015

EUTANASIA (BUENA MUERTE)

La eutanasia es la "acción u omisión que acelera la muerte de un desahuciado". Tendrán que cambiar esta definición en la wikipedia... no vaya a ser que los bancos exijan métodos más expeditivos para liquidar los casos de impago de hipotecas.

Generalmente se justifica la eutanasia diciendo que es "para evitar sufrimiento". ¿Seguro? ¿El sufrimiento del enfermo o el de sus familiares? ¿Y qué pasa con el sufrimiento del más allá? Algunos todavía creemos que existen los pecados mortales y nos da respeto jugar con ciertas cosas. Piensen un poco, señores agnósticos: ¿Qué pasaría si fuera cierto lo que dice el Catecismo y hubiera un sufrimiento eterno destinado a los que pretendieron ahorrar un sufrimiento temporal con la provocación de la muerte?

La verdadera "buena muerte" llega cuando Dios quiere, en procesos más o menos largos, con más o menos sufrimiento. Es buena cuando llega después de una buena vida, cuando se afronta con la conciencia tranquila. También es buena, en algunos casos, cuando se ofrece o se arriesga por aquellos a quienes se ama. Eso si es muerte digna. Todo lo demás, hacer cálculos, contar los días de la vida o los pelos de la cabeza es jugar a dioses. Es ir en contra de la naturaleza humana, una naturaleza que no perdona: Dios siempre, los hombres a veces, la naturaleza nunca.

Aunque se vista de eufemismo la eutanasia solamente puede significar dos cosas:

a) SUICIDIO.
Si la decide el propio interesado es un SUICIDIO, en ocasiones un SUICIDIO ASISTIDO. Los partidarios de la eutanasia están actualmente aireando estos casos, alegando una presunta LIBERTAD DE DECIDIR. Y qué curioso que este argumento sirva para todo: lo mismo para el divorcio, el aborto, la eutanasia y hasta para el separatismo. Pero se trata de un argumento falso pues no existe libertad:
- porque es una decisión que afecta a todos, no sólo a un individuo, también a su familia, a su comunidad.
- porque no suele ser una decisión plenamente libre ya que se suele hacer bajo presión o incluso con chantaje moral. Cualquier enfermo desesperado, lo mismo que cualquier amante loco y despechado, lo que de verdad necesita es que se le anime a vivir, que se le quiera, no que se le enseñe la puerta de salida. ¿No dicen que el suicidio se contagia entre las personas con tendencias suicidas?
- por otra parte la dignidad humana no se puede graduar, no existen vidas más o menos dignas porque TODAS las vidas humanas son igualmente dignas. Si admitimos grados y dejamos en manos del estado o de los jueces la definición de hasta dónde alcanza un grado tolerable de vida digna estamos dejando de hecho ese anhelado "derecho a decidir" en manos de los políticos. Así pues no hay otra opción coherente respecto al suicidio más que la de o todo o nada. O se prohibe, siempre, la eutanasia suicida en todos los casos o se permite, siempre, el suicidio, en todos los casos.

b) PENA DE MUERTE.
Cuando la ejecución de la eutanasia depende de otros se trata, se mire como se mire, de una verdadera PENA DE MUERTE, pena que se aplica realmente por motivos económicos, no vengamos con el cuento de que es por compasión. Lo que da pena no es el sufrimiento del enfermo, que eso se puede solucionar con unos buenos cuidados paliativos, sino el bolsillo del vivo. En muerto al hoyo y el vivo al bollo. ¿No? Este es el modelo de eutanasia, maltusiana y eugenésica que tanto gustaba, por ejemplo, a los nazis y que fue tan justamente condenada en los juicios de Nuremberg. 

No estamos como estamos por casualidad. Suicidarse por desesperación o ejecutar a otro por puro sentido práctico es el resultado de un proceso lógico de degradación moral que comenzó al fomentar el individualismo y el relativismo que desligaron al hombre de la realidad, de su familia, de su propio cuerpo. De esta forma se cosificó a la persona, se perdió el respeto al cuerpo y hasta a los difuntos, y así es como se ha terminado por admitir el aborto que consiste en matar a un inocente por el simple hecho de que resulte molesto.

Pero quien a hierro mata, a hierro muere: Quien a aborto mata, a eutanasia morirá. Muchos hijos de hoy en día son supervivientes al aborto, han nacido por casualidad, no han sido abortados "de chiripa", ¿qué razón podrían alegar unos padres abortistas para evitar que, llegado un momento de debilidad suma, de inconsciencia, de sufrimiento, sus propios hijos les dejaran morir de hambre o mediante una inyección? Los padres han tomado la decisión sobre la vida de sus hijos, tiene por tanto su lógica macabra que, al final, sean los hijos los que tomen la decisión sobre la vida de sus padres ancianos. Una serie de decisiones sobre los mayores que encima será lo que haga cuadrar las cuentas de la economía.

Admitir la eutanasia, incluso en sus formas más suaves y garantistas, supone abrir la puerta a la eutanasia indiscriminada.

En este asunto todos podemos decir algo pero es una cuestión que atañe muy principalmente a losmédicos. Ellos saben perfectamente distinguir entre eutanasia (muerte al enfermo "descartado") y distanasia (prolongación artificial de la vida por métodos desproporcionados). Ellos deben tomar partido, aplicar los correctos cuidados paliativos, y decir de qué lado están, del lado de la vida o del lado de la muerte. El juramento hipocrático de los médicos es muy claro al respecto pues lo que se le haga a un enfermo terminal dependerá, fundamentalmente, de cuál es el fin deliberado que se busque con cada acción: 
Si el fin es aliviar el dolor no hay ningún problema.
Pero si el fin es matar, entonces no será lícito. Aunque se encuentre un eu-femismo aún mejor.

(Nota: las fotografías corresponden a mi participación en el programa de la ETB "Como en casa" del 8 de junio de 2015)

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