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1 nov 2010

PRESENTACION, POSOLOGÍA E INDICACIONES: (presentación de antiguo blog)

 Amable e incauto lector,


Este libro-blog que estás leyendo es un refrito cocinado gracias a una serie de “cartas al director” que desde el año 88, -sulfurado unas veces, sereno otras- fuí enviando a diversos periódicos y revistas (*). El resultado es un “pupurri”, un revuelto, una menestra, una papilla formada por pocas ideas, sólidos principios, discutibles opiniones, sonoras protestas y algún que otro sueño surrealista.
Deseo en primer lugar que la lectura de estos articulillos, -sea en pequeñas dosis o como tratamiento intensivo- te resulte saludable y entretenida. También deseo que bajo sus ingredientes descoyuntados, tras esta vidriera de ideas aparentemente inconexas, puedas descubrir algunas verdades de esas que yo no me he inventado. Aquí no hay ni trampa ni cartón: confieso que soy un carca y un reaccionario (**). A veces me he creído en el deber de defender a la Verdad, -como si la verdad necesitara de uno- y por eso me ha dado, a veces, por escribir en ese sentido. Te ruego, por tanto, que si descubres en estas páginas -¡Dios no lo quiera!- sombra de error, mancha de herejía, o silogismo incompatible con la sana filosofía de Santo Tomás, me lo hagas saber y podamos así reparar el daño. Mira que lo aviso antes: ni soy el típico autor progre ni voy a pontificar desde la nada como hacen ellos. A lo mejor pontifico un poquitín, pero es que puestos a pontificar mejor será que lo hagamos quienes somos amigos del Sumo Pontífice ¿no? Ser católico de los de Ratzinger tiene una ventaja y consiste en evitarse contradicciones. Yo no diré un día, por ejemplo, que la familia es lo más maravilloso del mundo, para afirmar al día siguiente que es una antidemocrática estructura judeo-cristiana, causa de todos nuestros males. Por ejemplo.

Otros “intelectuales” -esa gente que piensa- se mueren por subir al olimpo de la indiferencia. Se creen los pedagogos del pueblo, los ilustrados de siempre, y nos explican -sin mojarse- las pequeñas verdades particulares de los hombres que han cambiado el mundo. Yo, en cambio, escastillado en una torre de dogmas, no puedo adular todo lo que quisiera. Soy capaz de comprender y hasta de tolerar a los  coherentes; no se me caen los anillos por dialogar con quienes, respetuosos, no creen lo que yo creo. Lo que no soporto fácilmente es el retorcimiento sinuoso de la mentira o las genialidades filosóficas sin raíces. Por eso escribo de vez en cuando. No soy ni profeta de mí mismo, ni intelectual, ni he nacido para ilustrar a las masas incultas. Soy -prefiero encasillarme yo mismo- un simple católico que cree a pies juntillas todo lo que dicen el Credo, el Catecismo y las Encíclicas. Y punto. Así pues, querido lector, ya sabes a qué atenerte. Que aproveche

F. Javier Garisoain Otero


Advertencia para el público feminista o contaminado de: Cuando a lo largo del libro se lean palabras como “niños”, “trabajadores”, “perros”, etc. deberá tenerse en cuenta que no hay en dichas palabras intención alguna -en principio- de excluir al género femenino. (¡Es que hay que explicarlo todo!)

(*) Con mayor o menor fortuna, "tal cual" unas veces y mutiladas otras han aparecido en: ABC, Ahora información, Deia, Diario de Navarra, Diario de Noticias, Egin, El Alcázar, El Correo Español, El Mundo, El País, El Semanal, Faro de Vigo, Hispanidad (digital), La Razón, Reino de Cristo, Revista Loiola, Vanguardia Universitaria... y algunos otros.

(**) Reacccionar: “8. Quím. Actuar una sustancia en combinación con otra produciendo otra nueva.” (Definición de la 21ª Ed. del Diccionario de la RAE).

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