23 nov 2023
Llorar en Bruselas
Lo de Milei
Para defender la libertad no hacía falta el liberalismo. Lean el Quijote. Para los clásicos españoles ser liberal era simplemente ser generoso, no un snob melenudo blanqueador de la piratería. Apelar a la libertad en un discurso, en una campaña electoral o arengando a tus huestes como William Wallace está muy bien y queda de lo más fotogénico pero ¿qué dicen los hechos? ¿cuáles son las obras de la revolución liberal? La libertad ha sufrido más que nunca en estos doscientos años. Y si los liberales dicen que es por culpa del totalitarismo socialista harían bien en desechar el punto de partida que dió lugar al totalitarismo socialista.
Puede que Milei mejore algunas cosas. Mejorar la situación es fácil en teoría porque está todo tan por los suelos y tan corrupto que bastaría con un mínimo afán de servir al bien común de tu patria. El problema es que Milei por el momento se ha manifestado casi como más patriota de Israel y de USA que de Argentina. Veremos. Milei parece un verso suelto pero viene apadrinado por poderes igual de siniestros que los del socialismo americano. Aunque tuviera buenas intenciones, utilizar el liberalismo para acabar con los abusos y la corrupción del estatalismo es como echar gasolina al fuego. Soy un aguafiestas, lo sé. Pero en algún momento habremos de cerrar el ciclo y dar por concluida la revolución francesa y su filosofía de mierda. ¡Viva la libertad y abajo el liberalismo, carajo!
22 nov 2023
Sobre el acoso del gobierno de Navarra a los colegios "de educación diferenciada"
El ultimatum ya está sobre la mesa en los cuatro colegios de educación diferenciada de Navarra: El Redín-Miravalles e Irabia-Izaga. O pasan por el aro o perderán el concierto económico. Es decir, que los impuestos que pagan esos padres "para educación" no servirán para pagar la educación de sus propios hijos. Lo primero es entender que el gobierno no persigue a estos colegios "del Opus" por no ser mixtos sino por ser católicos. La acusación de la "segregación por sexos" es una batalla que les ha convenido dar y ahora van a pasar a la siguiente fase. Es el cuento de la rana que no reacciona porque es hervida lentamente. Una vez ganado lo de "la segregación" gracias a la mayoría absolutista pasarán a la siguiente fase: la selección del profesorado, apretar las tuercas en los programas obligatorios, meter sindicatos, quitar curas de los coles, etc.
Por nuestra parte, me refiero a la gente "de orden" o a los católicos de a pie, la batalla que se ha dado, en este asunto como en el de la lucha contra la ideología de género, ha sido más bien floja, mantenida con mucho mérito por personas y pequeñas asociaciones como Familiae y otras, que han sido presentadas como radicales por los políticos de derecha o por las direcciones de los colegios.
La vía judicial, que ha sido vendida como la esperanza máxima, termina siempre en vía muerta porque al final se hace lo que decide el rodillo parlamentario. En ningún momento se han planteado medidas más contundentes tipo insumisión (hacer huelga, cerrar los colegios, acampar delante del gobierno, etc.) porque nunca viene bien y cada vez va a ser más difícil.
En fin. ¿Soluciones? No existen. Lo único que cabe hacer es luchar en todos los frentes.
- En los colegios gubernamentales, exigir nuestros derechos y protestar.
- En los concertados, exigir libertad según el ideario del centro.
- En los privados 100% habría que apostar por hacerlos pequeños, simples y baratos, modo cooperativa, con profesorado y personal voluntario por turnos, etc. (las ikastolas empezaron así, ojo).
- Y en todos los casos lo que hay que hacer es vacunar a nuestros hijos contra las ideologías progres: que pasen menos tiempo en el colegio, y montar fuera del horario escolar centros, clubs, scouts, campamentos o lo que sea para dar ahí la verdadera educación que necesitan.
En definitiva, lo de siempre, luchar por lo que amas.
20 nov 2023
Serviam!
En la manifestación celebrada este sábado en Madrid contra los apaños del ególatra Sánchez, el famoso Fernando Savater, ha puesto -a su pesar- el dedo en la llaga. Con algunos tartamudeos lógicos pero con toda la soberbia que otorga dirigirse por megafonía a un auditorio de miles de personas ha dicho exactamente:
"Tenemos que decir, como se ha dicho históricamente en un momento muy celestial, ¡Non serviam! No somos siervos. No estamos para obedecer a nadie".
La frase es muy reveladora del esquema mental que sustenta la bazofia del liberalismo. Enloquecidos por el culto a la "diosa Libertad" no se dan cuenta del abismo al que les conduce su soberbia. Porque no se trata de no servir, señores liberales, sino de saber a quién se sirve, para qué se sirve y cómo se sirve. ¿Todavía no se han enterado de que todas las tiranías de la historia han venido precedidas de esa chulería estúpida del "non serviam"? ¿No querían servir? Pues mira, ahora van a limpiarle el culo al peor de los amos. Por idiotas.
¡Y que ese personaje sea uno de los filósofos de cabecera de la derecha...! Así les va. Por mi parte prefiero tener en frente cien veces la vacuidad de Sánchez o el cinismo de los separatistas que a mi lado el apoyo intelectual de Savater si viene con esta clase de argumentos satanistas.
"Paz se acercó de nuevo a su padre, esta vez por la izquierda de la cama, que era la parte libre de los tubos del gotero y del oxígeno y le dijo al oído que ahora sí era el momento de decirle al Señor "aquello que le dijiste cuando estabas en la UCI". Don Alvaro hizo un esfuerzo para respirar profundamente, dijo Serviam! con un hilo de voz y se murió nada más pronunciar este deseo: "Te serviré".
3 nov 2023
En el día de la Dinastía Legítima: Por qué somos monárquicos y legitimistas
¿Por qué, si somos monárquicos, no celebramos la existencia de esa llamada monarquía constitucional? ¿Por qué no nos conformamos con un "rey" que sea un símbolo de unidad y una "familia real" que aporte un poco de glamour a la prensa rosa?
Porque la realidad es que esta falsa monarquía no es que sea poca cosa, es que es un gran engaño. Si algo simboliza es la sumisión de España a un sistema siniestro. Nosotros pensamos que Rey es el que rige. Que ser Rey es algo más que un título.
La familia usurpadora ha cumplido fielmente su papel durante 190 años manteniéndose al servicio de las ideologías de la modernidad, de los partidos corruptos que las sustentan y de la plutocracia masónica que maneja en última instancia los hilos en la sombra. Este simulacro de monarquía ha sancionado todas las aberraciones de la partitocracia sin decir ni mú. Desde el robo y el genocidio cultural de la desamortización, hasta la paulatina descristianización de España. Desde la abolición de todas las antiguas instituciones sociales y regionales, hasta la instauración de la tiranía de los partidos. Desde la venta de España a intereses extranjeros, hasta la asfixia fiscal de las clases medias y populares. Desde la destrucción del matrimonio y la familia, hasta la sanción de la cultura de la muerte, del aborto y la eutanasia.
Siempre, incluso cuando parecían ser víctimas del proceso revolucionario, han permanecido los falsos reyes al servicio de los enemigos de las Españas; han sancionado nuestra decadencia con su firma; han presidido sin inmutarse la degradación de nuestra patria.
El exilio de doña Isabel o el de don Alfonso no tiene mucho que ver con el sufrido por los reyes legítimos. Los "reyes" constitucionales, juguetes rotos de la Revolución, fueron expulsados en momentos de radicalismo, cuando los partidos pensaron que ya no les serían útiles. La Dinastía legitima, en cambio, fue desde el principio cabeza de la verdadera disidencia, faro providencial y ejemplo para los que proponían una enmienda a la totalidad del sistema liberal y no se conformaban con los apaños del malminorismo conservador. Nuestra tradición política fue vencida por la fuerza de las armas, imponiendo por la violencia (pagada con el robo de la desamortización y con ayuda extranjera) un régimen contrario a la inmensa mayoría del pueblo español. Y fue derrotada por la traición de una familia desleal jaleada por conservadores y malminoristas miedosos.
Los reyes legítimos que lucharon por aquella Tradición murieron en el exilio, y dejaron entre nosotros la semilla de una disidencia que no cesará hasta que España vuelva a ser ella misma. La bandera sigue en alto. Por esos somos monárquicos, por eso somos legitimistas, por eso somos carlistas.