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20 sept 2021

Presente y futuro del Carlismo (Lo que más o menos dije en el Club Empel de Barcelona)



Este domingo he tenido el honor de acudir como conferenciante invitado al Club Empel de Barcelona, un reducto de la Hispanidad que es a la vez refugio amistoso, catacumba, foro de debate, fuente de formación y punto de encuentro. El título asignado (Presente y futuro del Carlismo) me permitía hablar sobre casi todo y además dió lugar al final a un interesante diálogo con preguntas del público. En realidad lo único que quedaba descartado en el enunciado era el pasado del Carlismo, o sea, esa historia admirable de 180 años de lucha en defensa de la España tradicional, ese cúmulo de ejemplos admirables que, desde luego, hubiera exigido una mayor preparación por mi parte. Además, aunque soy licenciado en historia, siempre me ha interesado más el futuro que el pasado. Digamos que siempre me ha interesado conocer el pasado para entrever mejor el futuro. 


EL PRESENTE

Lo primero que hay que decir sobre el presente es que el Carlismo existe, que está vivo. La prueba es que hoy, 19 de septiembre de 2021 aquí estamos, un grupo numeroso de personas hablando sobre el Carlismo. Ayer un grupo de carlistas, en su mayoría jóvenes subieron al mítico Montejurra. Hoy mismo otro grupo estará reunido al pie de Isusquiza, en Alava. En fin, sería largo enumerar todas las ocasiones en las que hoy en día, se reúnen habitualmente los carlistas que quedan repartidos por el mundo. 

Es evidente que somos pocos, que tenemos pocos medios y que nos faltan millonarios financieros. También es verdad -aunque eso pasa en las mejores familias- que no siempre vamos a una. Pero tenemos nuestras organizaciones, empezando por la Comunión Tradicionalista Carlista, que a pesar de su humildad es una organización muy seria. Tenemos además en nuestro entorno decenas de pequeños núcleos de resistencia, pequeños círculos o asociaciones generalmente de ámbito local, que hacen un trabajo cotidiano muy respetable. Contamos, y esto es quizás lo más importante, con familias enteras leales a la Tradición. Familias en las que aún hoy en día, el amor a nuestros principios se transmite de padres a hijos como se ha hecho siempre, sin grandes discursos, con el ejemplo, en el día a día. Y seremos pocos, pero más de lo que parece a simple vista. 

Lo mejor de todo, nuestra mejor arma para el futuro es que podemos decir con el corazón en la mano una cosa sorprendente: que tenemos razón. Esto de tener razón es a veces una carga pesada y conlleva dos graves tentaciones que hemos de conocer y rechazar. 

La primera es la de pensar que ya está todo profetizado, que ya está todo dicho y todo hecho, que ya no queda nada mas que encerrarse en la catacumba para esperar la Parusía. A lo largo de nuestra historia los carlistas hemos ido anunciando una serie de males que se han ido cumpliendo uno tras otro: la destrucción del orden tradicional, municipal, laboral, familiar, educativo, de los principios de autoridad, solidaridad, etc. El separatismo, el engordamiento del estado, la inmoralidad hecha ley, etc.

La otra tentación es la del purismo. La de engreírse por pensar que todo lo sabemos, que nadie tiene nada que enseñarnos. La de  renunciar a cualquier clase de proselitismo porque eso, al fin y al cabo, implica tener un contacto con personas "impuras" que podrían contaminarnos o ensuciar nuestro sagrado depósito. 

En fin, si somos capaces de superar estas dos tentaciones y nos esmeramos en cuidar lo que tenemos -que no es poco- estoy convencido de que el Carlismo tiene por delante un futuro bien amplio; que habrá carlistas en el futuro y que además tendrán mucho qué hacer y qué decir. 

EL FUTURO

El futuro será lo que Dios quiera. Nosotros podemos prepararnos, podemos imaginar y podemos prever consecuencias aplicando la lógica. Pero agobios los justos. No es verdad que el futuro esté en nuestra mano. Nosotros podremos hacer mucho o poco pero quien dirige la historia es la Divina Providencia. Así que tranquilidad. No es difícil intuir que vamos a vivir una fase de agonía social que irá seguida por otras de persecución, de catacumbas, de resistencia y de reconquista. Lo que no sabemos son los ritmos con los que se irán sucediendo estas distintas fases. Además, a pesar de la globalización actual es probable que las cosas no sucedan de forma uniforme en todas las regiones y países. En todas y cada una de esas fases, en la agonía, en la persecución, en la reconstrucción... habrá carlistas. De hecho no me las imagino sin carlistas. Y también me aventuro a afirmar que esos carlistas tendrán un papel significativo: como aglutinante, como intendencia ideológica o para animar, para dirigir, para servir a los demás. En todas esas fases jugarán un papel importante las familias, las organizaciones, las "guerrillas" tradicionales y también, en un plano superior, para levantar el ánimo, el espíritu religioso así como la idea de la Hispanidad como gran ideal geoestratégco. 

CONSEJOS PARA EL FUTURO

Concluyo con algunos consejos que creo que nos ayudarán a enfrentar mejor el futuro, venga como venga. 

1º. Cuida tu familia. Conviértela en un bastión físico y espiritual que sirva de refugio para todos sus miembros, para los amigos y para otras familias. 

2º. Cuida la organización, las organizaciones que sirven a la Tradición hispana, empezando por la Comunión. No es lo mismo trabajar en solitario que hacerlo en equipo. Esto último es más difícil y requiere esfuerzo y paciencia, pero merece la pena. Obedece a las autoridades, se disciplinado cuando se dicten cosas realmente importantes. 

3º. Aprende a distinguir lo fundamental de lo accesorio. No discutas por tonterías. Se tolerante con los que en las cosas centrales piensan igual que tú. Cuando pienso en esto me viene a la memoria la rivalidad entre Quevedo y Góngora en el siglo de Oro. Los dos estaban absolutamente de acuerdo en lo fundamental. Casi hasta se podría aplicar a ambos en anacronismo de llamarlos carlistas porque efectivamente ambos creían en el mismo orden de Dios - Patria- Fueros y Rey tal como lo amamos los carlistas actuales. Sin embargo ellos son el paradigma del antagonismo vital. No deja de ser curioso. No saco este ejemplo para que les imitemos en sus riñas, lógicamente, sino precisamente para que caigamos en la cuenta de que dentro de la misma Hispanidad, y del mismo Carlismo, podemos caber personas con estilos, talantes o espíritus muy diversos. 

4º. Fomentad las guerrillas, o sea, toda clase de pequeñas organizaciones espontáneas, prácticas, locales, muy pegadas al terreno, que sirvan a un ideal común, que respeten la autoridad de los que saben y la buena doctrina, pero que sepan funcionar con libertad y flexibilidad máxima. No nos ha ido nada mal la estrategia de guerrillas a lo largo de nuestra historia.

5º. Estad atentos al problema religioso pero sin obsesionarse con el mismo. Si la gente no está catequizada poco podremos hacer como políticos católicos. Por ejemplo, ¿cómo explicar el amor a la Patria a alguien que no conoce el cuarto mandamiento o, peor aún, que ni siquiera tiene un padre como Dios manda? Cualquiera de nosotros puede ayudar a la catequización, a la evangelización pura y dura a través de las instituciones de la Iglesia, pero la misión del Carlismo no es catequizar sino completar la dimensión social y política de los ya catequizados. "Dadme católicos y los haré carlistas", decía Carlos VII. Pues eso. 

6º. Defendamos la Hispanidad, con ideas, libros y conferencias y con la práctica, fomentando sin descanso toda clase de lazos entre los pueblos hispanos. 

En fin, con todo esto y con algunas otras cosas que seguramente me dejo en el tintero cumpliremos con nuestra misión, cada uno en el puesto que Dios le reserve, con humildad, cada uno según su vocación. Y ojo: sin quemarse, porque ese es otro de los peligros que amenazan al militante. Hay que trabajar con entusiasmo pero sabiendo medir las propias fuerzas. Llevando a cabo el trabajo encomendado de forma sostenible en el tiempo. Durante toda la vida si fuera preciso. Porque como ya he dicho no sabemos los tiempos, ni los ritmos. Sabemos que podría terminar mañana mismo. Pero que nuestra actitud es la de la mirada larga, la del largo plazo. Esa es nuestra especialidad, fieles a ella será como mejor sirvamos a Dios y a España. 



18 sept 2021

Preceptos humanos



Respeto que puedas pensar que las vacunas están bien porque tanto ellas como los mensajes oficiales que las respaldan te ofrecen seguridad. Pero ¿de verdad que no te chirría este titular? (El Mundo. 16 de septiembre. "A partir del próximo 15 de octubre será necesario el pasaporte Covid para poder trabajar en Italia").

EL MUNDO
@elmundoes
· 16 sept.
A partir del próximo 15 de octubre será necesario el pasaporte Covid para poder trabajar en Italia http://socy.es/o4zwa1

Hoy un amigo afirma que se ha vacunado cediendo a las presiones familiares, no por la salud sino por la paz familiar. Otro me ha reconocido que lo ha hecho no por miedo al virus sino por miedo al gobierno. ¿No será eso lo que quieren los gobiernos? ¿Un gesto de sumisión? ¿Un trámite burocrático más que les proporcione un nueva vuelta de tuerca en el modelo totalitario chino por el que han apostado?

De todas formas, que exijan el trámite de la vacuna obligatoria poderes mundanos más o menos corruptos; políticos, científicos o periodistas regados con el dinero de empresas farmacéuticas de ética dudosa, entra dentro de lo esperable. Pero que lo exijan autoridades religiosas supone entrar en el terreno pantanoso del fariseismo. Y eso me preocupa bastante más. 

Por ejemplo ¿Se puede expulsar a un joven de un seminario diocesano porque no crea necesario vacunarse? ¿Habrá que recordar que lo que hace al hombre puro o impuro no es lo que se inyecta por una aguja sino lo que sale del corazón?

Ojo con este fariseismo que amenaza a la Iglesia, a su libertad y a su misma misión: preceptos humanos como reciclar la basura, o inyectarse una vacuna están siendo elevados a la categoría de mandatos divinos. Y al mismo tiempo, claro, para llenar el vacío y ordenar el desorden, preceptos divinos como no odiar están siendo legislados chapuceramente como delitos civiles. No olviden que el verdadero revolucionario no aspira a quemar los templos sino a tener los suyos propios. 


Amar incluso a los amigos



Hay católicos tan celosos del amor a los enemigos que no reservan ni amor, ni comprensión alguna hacia sus amigos. La frase es mía pero inspirada por un cura catalán llamado Félix Sardá. Él había estudiado a conciencia las distintas especies de liberalismo y conocía la típica incoherencia de los católicos liberales, tan blandos con los herejes, tan duros con sus hermanos ultramontanos.

Los mandamientos del amor incumben a toda la humanidad ¿pero no sería deseable que fuéramos nosotros, los cristianos, sus más fieles cumplidores? ¿No deberíamos tener grabado a fuego aquel primitivo elogio del "mirad cómo se aman"? 

El sorprendente mandato de amar a los enemigos está ahí, y hay que cumplirlo. Pero me parece no tendremos enemigos de verdad a quienes amar mientras no amemos al próximo. Amar al lejano no suele generar ni problemas ni enemigos. Porque la distancia todo lo difumina.

El verdadero reto del cristiano -el más difícil- es querer el bien del vecino. Solo cuando sepas amar de verdad a aquel que ves empezarán a surgir los enemigos que no ves.

Resumiendo el asunto con un criterio cronológico (y si algún teólogo pasa por aquí y percibe alguna herejía que me lo diga, por favor). La cuestión es que tienes que amar: primero, a Dios; segundo, a tí mismo; tercero, al próximo como a tí mismo; y cuarto: a los enemigos. 

15 sept 2021

La historia no os perdona, progres



Yo no olvido que los progres que ahora inventáis una neolengua inclusiva sois los mismos progres que hace doscientos años empezasteis con el rollo liberal y machista de los derechos del hombre y del ciudadano, siempre y únicamente en masculino.

No olvido que los mismos progres que ahora os arrodilláis ridículamente con el gesto del BLM sois los nietos de los esclavistas, los segregacionistas y los luteranos del apartheid que en su momento eran lo más moderno del mundo.

No olvido que los mismos que ahora imponéis letreros en viejas lenguas pastoriles -y lo digo sin afán de ofender a nadie- sois los que no hace tanto tiempo decretábais la obligatoriedad de una sola lengua oficial normalizada en vuestras repúblicas bananeras revolucionarias.

No olvido que vosotros, los progres que os dedicáis compulsivamente a pesar el CO2 del aire y a medir la carbonilla sois los mismos que inventasteis las cadenas de montaje, el ferrocarril y los petroleros.

No olvido que vosotros, que ahora presumís de arrojar solamente bombas ecológicas y selectivas fuisteis los inventores del militarismo y la guerra total.

No olvido que vosotros, los llorones del despoblamiento rural -y del despoblamiento en general- sois los mismos que procurásteis tener a todos los "paletos" amontonados en los suburbios y los mismos que lleváis décadas dictando leyes pro-muerte.

No olvido en fin que estáis, progres, buscando una moral universal, un credo internacional, un gran imperio benéfico y que sois los mismos que habéis arrasado la Tierra con guerras nacionalistas y con una persecución constante a todo lo que ya era católico (universal).

La historia no os perdona, progres, porque deja en evidencia vuestra inconsistencia, vuestras palabras vacías y el papel mojado de vuestras bellas declaraciones. No lograréis engañar a todo el mundo durante todo el tiempo. Mientras haya un estudiante de historia habrá esperanza.

13 sept 2021

¿Por qué se ocultan?



Los drones, las agencias de verificación, los fondos de inversión, los comités de expertos... Todos los tentáculos y herramientas de la dictadura progre tienen el mismo aspecto opaco que los demonios. ¿Quiénes son? ¿Hasta dónde llega su poder? ¿Qué es lo que pretenden realmente? La respuesta a estas preguntas conlleva la etiqueta de conspiranoico para cualquiera que se atreva a formularlas. 

Matar, desprestigiar, arruinar, engañar... Al fin y al cabo es lo de siempre, pero lo que resulta admirable es la capacidad de adaptación y renovación que demuestran. Su arte para lanzar la piedra y esconder la mano. Para  dirigir al rebaño sin que se sepa cómo. ¿Cómo se explica esta humildad aparente, esta discreta presencia tan alejada del orgullo extremo que ha sido siempre la tentación preferente de los poderosos? 

Dicen que el mayor éxito del Demonio es hacer creer a la gente que no existe. No es que no ansíe un reconocimiento total de sus discípulos y sus víctimas. La cuestión es que es astuto y sabe esperar. Por eso creo que progreso de sus discípulos se observa también en esto: no necesitan que se sepa que son los que mandan. Hasta hace poco los bombarderos, los periodistas comprados, los banqueros sin escrúpulos y los científicos corruptos eran más fáciles de ver. De alguna manera sabíamos cómo ponernos a salvo de sus malas artes. Sus responsables aparentes solían coincidir con los reales. Uno podía poner cara a los genocidas. Ahora viven agazapados en la sombra y no es tan fácil escapar de ellos. George Soros o Bill Gates son una excepción. Y hasta es posible que sean un señuelo para facilitar el anonimato de sus colegas. 

He dicho que todo esto es admirable, pero nunca será imitable. Nuestros reyes, profetas, santos y mártires actuaron normalmente a pecho descubierto y gustaban de dar la cara andando en la verdad, sin falsa humildad. Ciertamente los hijos de la luz no somos tan astutos. Ni falta que hace. 


11 sept 2021

Suicídate, pero antes pasa por ventanilla



Los políticos que acaban de aprobar el suicidio asistido están alarmados por el incremento de los suicidios espontáneos. Da la sensación de que no les importa que la gente se mate sino que salpique al hacerlo.

No se dan cuenta, o sí, que un suicidio premeditado, planificado y legalizado es más inhumano e inmoral que un desgraciado arrebato de desesperación. Estoy seguro de que el juicio divino será más indulgente con los segundos que con aquellos que han creado una estructura oficial aséptica e inodora para facilitar la muerte voluntaria a manos de médicos renegados.

En realidad esos políticos hacen lo mismo con todo. No les importa el sufrimiento humano. Lo que quieren es que ese sufrimiento discurra por los cauces burocráticos para alimentar su afán de dominio.

No quieren broncas conyugales espontáneas -yo tampoco-. Prefieren que la gente sufra mediante denuncias, demandas de divorcio, o problemas en la custodia de los hijos, todo ello perfectamente tasado y asépticamente registrado por el funcionariado.

El pecado, en fin, para la dictadura progre no es el acto malvado en sí sino aquel que escapa a sus estadísticas: el aborto clandestino, la economía sumergida, la enseñanza en casa, las parejas de hecho, la fe, la reyerta, el maltrato o el suicidio por arrebato. Cualquiera de esas cosas, sean buenas o malas en sí mismas -eso es lo de menos-, pueden recibir la correspondiente bendición o absolución del Estado: pero antes que pasen por la ventanilla.

9 sept 2021

Aquellos pecadores humildes



Cada uno tiene sus cruces y sus pecados. Debilidades para las que hay siempre remedio cuando se conservan la fe, la humildad y la conciencia de pecado. 

El problema es cuando se engorda el ego dotando al individuo de una libertad exagerada que aumenta el orgullo y oscurece la conciencia. Hablamos de la hipertrofia de la libertad o, lo que es lo mismo, del liberalismo.

En la sociedad tradicional o pre-liberal cada persona era tentada en uno, dos o tres pecados. Pero no en todos. Por eso existían, tal y como atestigua la literatura en el caleidoscopio de sus tipos humanos, ladrones generosos, asesinos fieles a su palabra, o tiranos piadosos. Nuestros abuelos eran cristianos y disponían de la lista de los diez mandamientos como una ayuda práctica para minimizar los daños. Como los compartimentos estancos que evitan el hundimiento de un barco, así es como funcionaban. La expresión genérica de "es una buena persona" no les decía nada. Las tablas de Moisés, la lista de los pecados capitales, las bienaventuranzas... eso sí que ayudaba a crecer y no la ñoñez difusa de "procura ser una buena persona". 

En cambio, en este tiempo parece que final de la historia, los errores se encadenan constituyendo entre los adoradores de la intocable diosa libertad extensas estructuras de pecado. Lo de "ser buena persona" es tan solo el envoltorio del caramelo porque en realidad ellos viven y quieren que vivamos como si conculcar uno tras otro los diez mandamientos hiciera aumentar nuestros derechos. 

Alguna razón tiene que haber para que los pro-muerte, por ejemplo, sean al mismo tiempo mentirosos compulsivos, para que se hayan hecho ateos, renieguen de la familia, defiendan la pornografía y relativicen los ataques a la legítima propiedad. 

Me dirán que exagero, que en el mundo real hay muchos grises. Sí, aún hay grises. Todavía se vive de inercias. Pero cada vez menos. El mal se expande. Y si antes se contentaba con anularnos a cada uno con dos o tres pecados personales ahora tiene en su mano nuestra alma entera y a tiempo completo. 

En resumen: antes, señores liberales, teníamos diez pecados para elegir. ¡Hasta en eso éramos más libres! Ahora es o todo o nada. Ser relativista consiste en pecar contra todos los mandamientos a la vez. 

6 sept 2021

La derecha teme, la izquierda odia




¿Qué es lo que mueve el mundo? ¿El amor, el odio, la razón, el progreso...? ¿Y si fuera el miedo? Al fin y al cabo ¿qué es realmente el instinto de supervivencia? ¿es amor a la propia vida o miedo a la muerte? Se trata de sentimientos tan entrelazados que resulta difícil distinguirlos. ¿Cómo separar el amor de una madre del miedo a la pérdida del hijo amado? El miedo es muy poderoso. La historia de las sucesivas civilizaciones ha dejado un rastro de miedos dibujado en los perfiles de muros, murallas, refugios, castros, torres, puertas, rejas, trincheras, graneros y pozos. El terror levantó las pirámides aztecas, el miedo a los espíritus la práctica totalidad de las construcciones del paganismo. Y si en unos casos se procuraba conjurar el miedo propio, en otros el objeto deseado era causar miedo en los demás.  

En el desarrollo de los conflictos políticos podemos tratar de analizar también desde estos presupuestos los conceptos de derecha e izquierda. Ser de derechas, en el fondo, es lo único que puedes hacer cuando te domina el miedo al avance revolucionario. El derechista ama, pero lo que hace desgraciadamente es transformar el amor en miedo. El izquierdista lo sabe perfectamente y por eso ridiculiza a la derecha presentándola como una fábrica de fobias. El hombre de derechas llega un momento en que olvida afirmar aquello que ama y, preso de sus fobias, se conforma con frenar a la izquierda. Olvida sus raíces y traiciona sus orígenes por miedo a sufrir una pérdida que imagina insoportable. Por su parte ser de izquierdas consiste en dar un paso más para transformar el miedo en odio. Por eso la izquierda siempre parece ir por delante, y por eso es el campo abonado para el resentimiento y la venganza.

El católico en cambio, es -o debiera ser- alguien que no necesita ser de derechas, ni mucho menos necesita ser de izquierdas, porque no necesita ni tener miedo ni odiar, porque en el centro de su acción política no pone el miedo y mucho menos el odio sino la confianza en Dios. Porque lo contrario del odio es el amor, pero lo contrario del miedo no es la valentía sino la confianza en Dios. 

La autodeterminación de Novell



Lo del obispo de Solsona, Xavier Novell, solo demuestra una cosa: que la autodeterminación entendida como libertad para romper votos sagrados es insostenible tanto para las comunidades políticas como para las personas. No me voy a hacer aquí eco de las circunstancias escabrosas que rodean este caso. Las noticias vuelan, especialmente las malas, así que no creo que nadie me necesite para informarse. Sí en cambio quiero aprovechar la ocasión para decir, ante todo, que rezo por él y por Cataluña. 

Creo que merece la pena reflexionar sobre el significado de la tan manoseada autodeterminación. La idea de romper unilateralmente la unidad secular de los pueblos se facilita si previamente se ha admitido la posibilidad legal del divorcio matrimonial que no es mas que la ruptura de un voto sagrado. Porque los lazos que unen a unas regiones de España con otras, más que de hermandad son vínculos conyugales. De hecho, y muy significativamente, son uniones que a lo largo de la Reconquista se personificaron a menudo en pactos matrimoniales como, sin ir más lejos, el de Isabel y Fernando. 

Así, la unidad de lo que quedaba de España en 1975 fue sentenciada a muerte con dos cargas de profundidad: la denominación de "autonomías" a las regiones, partes de un mismo cuerpo, y la introducción legal del divorcio que no es sino pura autodeterminación individual. 

Por eso, volviendo a la historia del pobre Novell, el daño que su autodeterminación personal provoca al cuerpo de la Iglesia es simétrico -y coherente- con el daño que la autodeterminación separatista pretende causar en el cuerpo de lo que queda de España. Habrá más, cosas diversas que se nos escapan  en el trasfondo de esta historia, por supuesto. Pero también cabe la reflexión que acabo de lanzar. Porque cuando uno bendice una idea de autodeterminación basada en la pura voluntad, tal como predica el liberalismo, está dinamitando la posibilidad de establecer lazos y compromisos ya sean personales o comunitarios, perpetuos o sagrados.