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24 jun 2021

Queridos nazionalistas, sois unos mentirosos



Queridos nazionalistas, sois unos mentirosos. El Reino de Navarra no dejó de existir en 1521 sino en 1840. Vuestros panfletos euskadianos salen hoy con toda la potencia editorial del PNV y demás para alimentar vuestros mitos hispanófobos pero sus mentiras no las sostiene ningún historiador serio. Entre 1521 y 1840 Navarra tuvo título de reino, cortes, diputación, consejo, tribunales, aduanas y moneda...

Lo que Navarra vivió a principios del siglo XVI fueron unos años turbulentos marcados por las guerras de banderías nobiliarias, corruptelas eclesiásticas y tensiones internacionales europeas. En la guerra de Navarra intervinieron castellanos, aragoneses, franceses, suizos, alemanes e italianos. Al final hubo un cambio de dinastía pero nunca se planteó la extinción del reino. El reino de Navarra salió de aquel periodo pacificado y fortalecido en sus instituciones. Fernando el Católico y los reyes de la casa de Austria juraron siempre los fueros navarros y las tensiones y problemas fueron los habituales en cualquier otro estado de la Cristiandad. Nadie, a principios del siglo XVI, se planteaba aquel proceso como un conflicto étnico entre vascos y españoles. Nadie. Ese es un anacronismo absurdo inventado por la mitologia euskadiana.

Las lealtades de entonces eran las propias de un sistema tardofeudal, lealtades personales y familiares. Y, como mucho, lealtad al reino y sus instituciones. Nunca nadie hablaba entonces de nación al estilo nazionalista ni empleaba la palabra pueblo al estilo liberal o marxista. De hecho, es patético que el nazionalismo vasco pretenda sacar partido de un episodio histórico en el que se manifiestó como pocas veces separación y animadversión entre guipuzcoanos y navarros. Tal como han mostrado los cañones del escudo várdulo hasta la revisión peneuvista.

Lo que terminó con el reino de Navarra en 1841 (y con todos los demás reinos y consejos de la Monarquía) fue la ideología jacobina del nacionalismo liberal. La misma que inspiró, por imitación, a los nacionalismos periféricos en todos los rincones de la Hispanidad.

La manipulación de la historia de la conquista de Navarra y su anexión a la Corona de Castilla, en fin, tal como la hacen los euskadianos ahora, es un típico caso de historicismo aprovechado. Y no tendría ningún sostén si no fuera por el dinero del PNV y las bombas de ETA.

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