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24 nov 2024

Lo que más o menos he dicho en Madrid, delante del palacio de las Cortes


Aquí estamos, delante de este antro, de la sede de la soberanía, de la soberanía absoluta, de la mayoria absolutista... absolutamente ajena a los intereses del bien común de los españoles,y absolutamente sumisa a intereses extranjeros que nos convierten en una colonia controlada por una tiranía perfecta.

Aquí estamos. 

Y qué mala suerte... ahora está vacía. Bueno, en realidad siempre está vacía porque nunca está ahí la famosa soberanía española, su soberanía política. Pero es un símbolo y por eso hay que estar.

Hoy podríamos habernos quedado en el Cerro de los Angeles, celebrando a Cristo Rey. Por ejemplo sumándonos a la vigilia de la Adoración Nocturna (fundada por el carlista Luis de Trelles) Pero aquí estamos, a pie de calle, para lanzar nuestro mensaje. 

Alguno dirá... está todo fatal, hemos probado todo tipo de recetas, de partidos, de herramientas y recursos.... ¡Carlistas! estáis en el banquillo... calendad que salís. 

Pero NO... 

Algunos quisieran que saliéramos nosotros ahora para hacer de mamporreros del sistema, de salvadores de la derecha, y no, esa no es nuestra misión. No estamos aquí para defender los restos del sistema constitucional traidor a España. 

Tampoco somos una nueva sigla para alimentar la rueda de la partitocracia, para pisar moqueta y tomar nuestra parte del quesito electoral.  No. 

Nosotros somos lo que queda de la España Tradicional.

¡España!: nosotros somos la voz de tu conciencia. España: somos lo que te une a tu esencia, a tus raíces, a tu identidad, a nuestros clásicos, a la España católica de siempre, a esa España que, como suelo repetir, ya era libre antes del liberalismo, social antes del socialismo, comunal antes del comunismo. Que honraba a la mujer antes del feminismo, que respetaba a la naturaleza antes del ecologismo...

Esa España vive en nosotros y mientras quede un carlista en pie queda una ESPERANZA. 

Nosotros, aquí y ahora nos dirigimos a todos los Españoles, no solo a los carlistas o a los convencidos, no solo a los católicos, también a los hispanistas, a esa especie curiosa que son los "católicos ateos", a los amantes de la libertad, a los padres asustados, a los agricultores que ven cómo se desmorona su forma de vida, a las familias empobrecidas...

España podrá volver a sus raíces y ser ella misma si sigue el camino de la tradición política española, el camino que ha guardado el Carlismo. 

Aquí y ahora, nosotros aportamos a España, a toda la Hispanidad: 

1º. Unión con las raíces auténticas de España. Podremos tener a España perdida, sin rumbo, amnésica, sin identidad, sin saber a dónde ir, pero en el Carlismo está el ADN de la auténtica España, de la genuina, de la de siempre. Unida y plural. Católica y respetuosa a más no poder con todos los derechos legítimos. El Carlismo es el movimiento que nos conecta a los españoles del siglo XXI con nuestras raíces, con la España de nuestros clásicos, con Quevedo, Cervantes, Velázquez, Garcilaso, Cabeza de Vaca, Elcano, Cortés, Pizarro... 

2º. Moral de victoria. No existe ningún otro movimiento político en teoría más derrotado que el carlismo. Pudimos ser vendidos, pero nunca fuimos vencidos. Nosotros somos inasequibles al desaliento porque nuestra medida del triunfo no es ni el carguito propio, ni la creación de un chiringuito, ni andar pisando moqueta. Nosotros triunfamos cada vez que triunfan nuestros Ideales. Y eso es algo que está muy por encima de nuestras ocurrencias o nuestras trayectorias personales. 

3º. Visión de conjunto. España es tierra de guerrilleros y cada vez hay más, y eso es bueno, eso es que estamos vivos, que hay reacción. Pero necesitamos una visión de conjunto y esa sólamente la puede dar plenamente el Carlismo. Todos conocemos guerrilleros provida, profamilia, contra la corrupción, contra los ocupas, contra los socialistas, contra los separatistas, en defensa de nuestras tradiciones locales, en defensa de los toros, en defensa del dinero en efectivo, contra la pornografía y las adicciones, contra la leyenda negra... hay patriotas que no saben bien por qué son patriotas, y gente que añora una monarquía tradicional pero que no sabe argumentarlo... Ojo con ese lema de "El pueblo salva al pueblo".... sí, hasta cierto punto es verdadero, porque es verdad que hay que empezar desde abajo, pero hay que ir más allá. Para dar sentido a todas esas luchas, para encajar las piezas el Carlismo tiene mucho que aportar. 

Nosotros no vamos a perder el tiempo en criticar otras iniciativas, otras guerrillas, otras formas de afrontar los gravísimos problemas que nos aquejan. Unos optarán por la propaganda, otros por la vía jurídica, algunos seguirán empeñados en dar la batalla electoral. Muy bien todo. ¡Animo con todo!. Pero cuidado con el resentimiento, con la pura protesta, el desorden y la anarquía. No está mal empezar por ahí, por sacudirse el yugo de los tiranos, de los partidos, pero ojo, cuando nosotros gritamos "¡abajo el mal gobierno!" es porque queremos que haya uno bueno. Todavía cantamos que venga el rey de España a la corte de Madrid. Y eso es por algo. 

Nosotros no vamos a apoyar la teoría del "sálvese quien pueda" sino que vamos a aportar todo lo que podamos para que un día sea posible que haya un gobierno que mire por el bien común de todos los españoles, un gobierno limitado, legítimo, sin ideologías, que tenga esa visión de conjunto y ese ideal de servicio que es el del Evangelio y el mismo que aplicaron los buenos reyes de la Cristiandad: no será así entre vosotros, quien quiera ser el primero que sea vuestro servidor. 

4º. El Carlismo aporta una épica, una ética, una estética genuínamente española. No necesitamos ni anglicismos, ni copiar los estilos caducos del fascismo europeista racista, ni copiar el chauvinismo afrancesado. Somos españoles, ni mejores ni peores que otros, pero somos lo que somos y no tenemos que copiar a nadie. La guerra de la independencia empezó en 1080 pero, señores, todavía no ha terminado. 

5º. Una organIzación. Y sí, eso también, por qué no. Ahora parecemos poca cosa, pero ya ha sucedido otras veces, que han salido boinas rojas de debajo de las piedras. Por eso aquí, y ahora, hacemos un llamamiento a la acción. No somos un partido. Pero sí somos una organización. No somos ingenuos. Las cosas no se hacen solas. Hay que trabajar, hay que luchar. En la Comunión Tradicionalista Carlista tenemos Junta de Gobierno, Juntas regionales, círculos, herramientas para la formación, campamentos, cursos, aulas. Tenemos una actividad creciente en internet, lógicamente, con boletines, redes sociales, canales de vídeo, bazar... Tenemos unos grupos de propaganda que necesitan manos. Tenemos redes de solidaridad como la liga tradicionalista o el socorro blanco. Tenemos encuentros en defensa de la gran patria hispana como es el premio hispanidad capitán Etayo... Cada uno que elija su puesto. En nuestra Comunión ofrecemos militancia, trabajo, compromiso.

Las puertas están abiertas para quien quiera ayudar. Nada de folclore, nada de nostalgias, nada de "carlistismo", nada de andar mirándose el ombligo. Que cada cual elija aquel puesto en el que mejor pueda servir. Porque para eso estamos, para servir. 

Y para terminar en esta noche, ahora que no nos oyen los ocupas de ese palacio decadente, que por otra parte nunca escuchan a nadie:

NO TENGÁIS MIEDO. España es mucha España y que de cosas peores hemos salido. No es la primera vez que estamos gobernados por traidores, vendepatrias y paniaguados. 

Tened claro que la solución no vendrá de más partidos. Y no vendrá del miedo. No vendrá de la confluencia de los viejos antiguos progres tipo Jiménez Losantos con los jóvenes miedosos que se aferran a lo que sea con tal de quedarse tranquilos buscando su rinconcito conservador, a la sombra del amigo yanqui, por ejemplo. La solución vendrá del servicio.  -Háganos Dios hacer tal servicio que delante de su faz felices seamos-

Decía Valle Inclán que habría que declarar al Carlismo monumento nacional. 

Estas palabras se han malintepretado porque no se trata solamente de la belleza estética de un movimiento noble, de caballeros, de damas, de familias enteras que sirven a ideales limpios. Hay mucho más. El Carlismo ha de ser conocido y querido, pero no para ser momificado en un museo sino para ser útil, para servir, para desgastarse todo lo que sea necesario. Y si el Carlismo se desgasta haciendo lo que tiene que hacer, si se deshace, bienvenido sea. Porque a nosotros no nos importa lo que le pase al Carlismo. A nosotros nos importa lo que le pase a España. 

¡Viva Cristo Rey!

¡Viva España!

¡Viva el Rey Legítimo!





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