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20 mar 2021

¿Comunismo o libertad? ¡Revolución o Tradición!



No es lo mismo destruir que construir. No actúa igual la Revolución que la Tradición. La Revolución destruye e innova, la Tradicion construye y renueva. Lo que queda en medio, esa inercia que fluctúa entre uno y otro bando es el conservadurismo, o lo que es lo mismo: el miedo.

Los viejos revolucionarios se hacen conservadores cuando se acomodan allí donde les llevó su revolución. Se aburguesan y se plantan por miedo a perder los privilegios que alcanzaron. Los hijos de la Tradición en cambio se hacen conservadores cuando flaquea su esperanza y cuando el terror despierta la nostalgia del último momento tranquilo que recuerdan, del último descansillo revolucionario.

Unos y otros, a pesar de tener distinto origen, acaban confluyendo en la nebulosa del centro tibio, de lo políticamente correcto, de las elucubraciones políticas maquiavélicas y del malminorismo. No se parecen en nada pero les une el miedo. El convencimiento desesperanzado de que ya no cabe esperar nada mejor que esa pequeña libertad prostituida que proclaman por lo bajini. Una libertad raquítica, desinfectada por el miedo y pasada cada mañana por el BOE. 

Por eso se entienden Alfonso Guerra y González y Corcuera y Leguina y Bono y Rosa Díez y Jiménez Losantos y Sánchez Dragó y Albert Boadella y todos los viejos rockeros más o menos arrepentidos de la izquierda con el votante medio "de derechas". Porque para los unos "ya es suficiente" y para los otros "más no por favor". En esa confluencia es en la que se definen el centro y el consenso, que no es sino una suave pendiente hacia el abismo.

La disyuntiva a la que nos enfrentamos no es por tanto ese manido "Comunismo o libertad" con el que Ayuso y compañía azuzan el miedo de los conservadores. Nuestro auténtico dilema es, desde hace mucho tiempo, este: "o Revolución o Tradición".

9 mar 2021

Que hablen de uno... aunque sea bien

 Eulogio López, director del decano de la prensa digital española -HISPANIDAD.COM- me menciona aquí. El tono es claramente exagerado pero se agradece: 

https://www.hispanidad.com/enormes-minucias/maravilloso-no-es-exista-dios-sino-exista-algo_12024653_102.html

¡Y se agradece el cumplido viniendo de un medio que este año cumple nada menos que 25 años de libertad y defensa de la verdad!

3 mar 2021

El fin de la peste



El virus va a pasar, claro que sí. De una u otra forma -y no precisamente gracias a la ciencia, que la ciencia sólo hace lo que puede- terminará por desaparecer del telediario y caerá en el olvido. Si es un virus -natural o no- acabará remitiendo como ha sucedido con todos los otros virus. ¿Cuántas epidemias ha tenido que soportar el homo sapiens a lo largo de sus 300.000 años o 3.000 siglos de historia? No, desde el punto de vista histórico no tiene sentido pensar en epidemias permanentes. Otra cosa es que haya poderes que las aprovechen para sus fines. 

Esos que nos mangonean y que aspiran al modelo político chino están tratando de rentabilizar la crisis al máximo, jugando con el miedo y aumentando el control del rebaño social. Se están acostumbrando a tratarnos como a animales de granja a quienes hay que mantener sanos y en una cantidad ajustada a las ideas de productividad que se les han metido en la cabeza. El virus pasará, pero los que van a permanecer, para nuestra desgracia, aferrados a su programa destructivo, son unos gobiernos cada vez más tiránicos y enloquecidos contra los que habrá que vacunar a la gente. 

La lucha por tanto continúa, pase lo que pase, y seguirá hasta el fin de los tiempos. Acabará una batalla y empezará otra. Así es la vida. La opción de la rendición, por tanto, es inadmisible. 

Conforme se vaya acercando el final de esta epidemia haremos balance para ver quién ha aprovechado mejor la ocasión. Los ideólogos y globalistas han pisado el acelerador y aparentemente llevan las de ganar. Pero ¿y si hubieran ido demasiado rápido? Cada vez hay más gente que ha abierto los ojos. Cada vez más personas que ya no se creen ni lo políticamente correcto ni el discurso del progreso indefinido. 

Las espadas pues siguen en alto. Está claro que los defensores de la fe y la razón hemos perdido la hegemonía cultural, pero tenemos la conciencia, tenemos la realidad, tenemos a nuestras familias, tenemos esperanza. Ellos en cambio sólo tienen unas ideologías cada vez más locas, tienen el odio y el autoodio de los suicidas. No pueden llegar mucho más lejos. Y si continúan avanzando es porque viven de rentas y de la sangre que nos chupan a los demás. 

En cualquier caso estamos en manos de Dios. Él sabe. Hagamos lo que haya que hacer y recuperemos la moral de victoria. El espíritu de combate. No por seguir contracorriente vamos a pasarlo mejor aunque, eso sí, viviremos más entretenidos y -lo que es más importante- con la buena conciencia de estar en el bando del Ganador.

1 mar 2021

El sistema es el problema (Editorial Ahora información 169)

Cuando son tantas las cosas que van mal es inevitable tratar de relacionar unos males con otros, buscar la mano negra que se está dedicando a torcer todo lo que aún quedaba en pie después de las sucesivas oleadas de la Revolución. En este número de Ahora información nuestros colaboradores abordan uno por uno algunos de esos elementos que, cuando se miran en su conjunto, obligan a pensar en un auténtico sistema diseñado para un propósito destructivo concreto. 

La Agenda 2030 con sus ribetes totalitarios; las herramientas monstruosas de internet que día y noche trabajan por predecir cada vez con más exactitud nuestro comportamiento; instituciones aparentemente académicas o respetables como el Foro Económico Mundial con sus globos-sonda que van abriendo camino a nuevos avances revolucionarios; los medios de comunicación/manipulación de masas, cuya independencia brilla por su ausencia, servidores fieles de la plutocracia; la misma violencia callejera de los grupos de izquierda y falsamente anti-sistema, que siempre aparece, como el 7º de Caballería, en el momento oportuno para anular cualquier protesta legítima de la población; y, en fin, el rodillo legislativo que no cesa, dictando aquí y allá toda la consabida retahíla de leyes antinaturales y favorecedoras de la pornografía, el divorcio, la ideología de género, la incultura, el feísmo, el empobrecimiento, la banalización de la muerte... 

El sistema es el problema. Pero no nos referimos tan solo al sistema formal, legal o puramente visible que sufrimos sino esa otra cosa más profunda, escurridiza y omnipresente, que funciona en la sombra dejando el trabajo sucio a un ejército de testaferros. Hablamos de los conciliábulos de las organizaciones supranacionales, del estado profundo, de los fondos reservados, de las estrategias decididas en el Club Bilderberg, de los accionistas que controlan casi toda la producción audiovisual, de las sociedades secretas que haberlas haylas... y también de esos monstruos sin cabeza visible que son los llamados fondos de inversión y de los que hablaremos cada vez más.

La solución... ya la sabemos. Está en manos de Dios y en las iniciativas que El vaya inspirando para la lucha y la reconstrucción. Está en obras educativas como la de Santiago Arellano, o en la misma belleza que impregna la música clásica de occidente. Y también está, como no, en pequeñas organizaciones inasequibles al desaliento como son las que se encuadran en el tradicionalismo político español. Ahí es donde queremos estar.