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28 mar 1991

EL "DIA DE LA PATRIA VASCA"

 EL "DIA DE LA PATRIA VASCA"


HAN pasado más de cien años del nacimiento del vasquismo en la mente de Sabino Arana Goiri cuando, estudiante en Barcelona, se sintió impulsado a imitar a un floreciente catalanismo, transplantado a su vez desde las modas nacionalistas centroeuropeas.  Es importante pues reflexionar sobre algo que se hace a menudo irreflexivo, irracional, incomprensible.
Desde hace un siglo el objetivo del nacionalismo vasco, su fin último todavía no alcanzado, ha sido dotar al "pueblo vasco" de un nuevo Estado, un Estado moderno basado en una lengua y una cultura (porque... ¿quién se atreve hoy a hablar de raza?).
Una lengua: el vascuence. Una lengua con fronteras imprecisas y cambiantes. Autóctona, sí, pero tan Navarra o Alavesa como el romance castellano; tan pirenaica como el antiguo navarro-aragonés, o como el francés de ultrapuertos y de nuestros reyes medievales.
Una cultura: la "cultura vasca". Que es tan hispánica como la boina-txapela y los toros de nuestras fiestas; aragonesa como las abarcas y el paloteado; castellana y riojana como la pelota y el frontón; cantábrica como el hórreo y el chistu; atlántica como el caserío y la cuajada; montañesa como las layas; mediterránea como la jota...
Navarra y las tres provincias vascongadas han nacido y vivido la Historia como entidades políticas hermanas pero nunca revueltas. Euskalerría y lo vasco son y han sido siempre un ámbito cultural entrañable, pero difuso. Nunca han constituído una unidad política.
Sin embargo el nacionalismo vasco lleva ya cien años intentando meter con calzador toda una inmensa realidad cultural dentro de un estrecho zapato ideológico. Y todo por ignorar una realidad histórico-política milenaria acallándola con los gritos de "somos vascos, somos vascos". ¿Para qué han servido estos cien años de nacionalismo vasco?. Hoy el hombre del Golfo de Vizcaya ha perdido su identidad, y la han perdido muchos que repiten sin cesar "soy vasco, soy vasco".
Los partidos nacionalistas, en vez de unir al "pueblo vasco", han destrozado los vínculos políticos y de convivencia de los llamados "territorios históricos". Antes, en Navarra, todos éramos navarros, navarros a secas porque todos teníamos unos mismos fueros. Pero ahora, antes que navarros, hay navarristas, vasquistas, españolistas...
Y es que son muchas y grandes las contradicciones e incoherencias del nacionalismo. Por ejemplo: la proliferación de las banderas de todas "las Españas" en las manifestaciones del "Aberri Eguna": banderas catalanas, gallegas, extremeñas, etc. todas amorosamente unidas en un mismo objetivo: separarse unas de OTRAS.

PUBLICADO EN DIARIO DE NAVARRA

6 feb 1991

AGRICOLAS Y GANADEROS EN UN PARLAMENTO "POCO SERIO"

 AGRICOLAS Y GANADEROS EN UN PARLAMENTO "POCO SERIO"


EN una entrevista a Florencio Ibiricu, presidente de la comisión gestora del Partido Agrícola y Ganadero de Navarra, publicada allá por enero de 1991, el periodista (J.M.E.) afirmaba lo siguiente: "Parece poco serio que en una comunidad de quinientos mil habitantes haya siete partidos en el Parlamento, y el suyo quiere ser el octavo".
Según este aplastante argumento, un sistema político será más "serio" si hay pocos partidos políticos. Consecuentemente, el summum de la seriedad política correspondería, según este postulado, a la dictadura de un partido único. Verdaderamente, me preocupa que se difunda esta concepción de lo que debe ser la política y la representación social.
Considero una mala política la de cerrar cada vez más el Parlamento en torno a unos partidos que, manejados por oscuros comités, se autojustifican por unas vagas afirmaciones ideológicas, como si esto les diese derecho a suplantar el que tiene toda agrupación natural de ciudadanos a hacer oir su voz en las instituciones. Creo, por el contrario, que lo más serio y enriquecedor sería la existencia de unos amplios órganos de representación que dieran cabida a todos esos colectivos que buscan desesperadamente unos cauces de expresión social y que se ven obligados a pasar por el aro de unos partidos que sólo son máquinas electorales.
Los agricultores y ganaderos, al menos algunos de ellos, lo tienen claro: no se sienten representados en el Parlamento, porque en él no hay  ni agricultores ni ganaderos como tales, sino sólo "socialistas", o "humanistas", o "nacionalistas", o "centristas". Gente muy "seria", faltaría MÁS.

PUBLICADO EN DIARIO DE NAVARRA