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12 mar 2024

Estar en el debate. Salgamos de la trampa malminorista


Varios medios de comunicación, o sea, los que mandan, están estos días poniendo el foco en una serie de casos de cambios de sexo que señalan como fraudulentos. Se trata por lo general de militares o funcionarios que se habrían cambiado el DNI de hombre a mujer sin modificar ni su apariencia ni su nombre. Porque les dijeron que lo importante era el sentimiento, no la biología. Y porque hecha la ley, hecha la trampa. 

El tema es tan chusco que pedimos una de palomitas para disfrutar del espectáculo. Un enfrentamiento entre progres nunca defrauda. Tiene su gracia ver como las ideólogas neopuritanas son golpeadas con sus mismos argumentos desquiciados por boca unos transexuales que ya no necesitan hormonas. Parece cosa de justicia poética cuando el hombre barbuda, que antaño habría sido un fenómeno de circo, es capaz ahora de ganar carreras ciclistas o hasta concursos de belleza a mujeres de las de antes. Y no digamos cuando el sargento Manolo accede a la custodia compartida de sus hijos porque ahora resulta que es madre (no gestante) porque lo dice un papel.

El problema es que mientras perdemos el tiempo discutiendo sobre cosas tan grotescas como a ver quién tiene derecho a entrar en los vestuarios, están dando por hecho que existiría una transexualidad verdadera, la de aquellas personas que se amputan las mamas o el miembro viril y se atiborran de hormonas por prescripción médica, y una transexualidad falsa, la de aquellas otras que reivindican el puro sentimiento. El problema es que nos dejan fuera del debate a quienes creemos ingenuamente en la biología sexuada de los mamíferos de toda la vida.

Y así todo.

Dicen unas que abortan porque con su cuerpo hacen lo que quieren. Y se pelean con otros que alquilan madres baratas porque dicen que el hijo que pasa por ese vientre no tiene nada que ver con la dueña del útero. El problema es que nos dejan fuera del debate a los que creemos en la dignidad del embrión humano.

Quieren unos gobernarse por los fondos de inversión que viene a ser la versión actualizada de las logias y dicen otros que no, que mucho mejor la sharia del profeta. El problema se que nos dejan fuera del debate a los que sabemos que pisamos el suelo sagrado y libre de países cristianos.

Dicen unos que ya está tardando la república, y dicen otros que qué elegante es este mudo rey constitucional. El problema es que nos dejan fuera del debate a los que creemos en la monarquía de verdad.

Dicen unos que la izquierda y el progreso. Otros que la derecha y virgencita que me quede como estaba antes de ZP. El problema es que nos dejan fuera del debate a los que opinamos que el sistema de partidos es la peste.

Entremos en el debate. Rompamos este círculo vicioso. Basta de palomitas. Y si sólamente hay dos sillas llevemos una tercera para enfrentarla a las otras dos. Salgamos de la trampa malminorista. 

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