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12 ene 2024

... y con el mazo dando



Hace unos días, en conversación con algunos voluntarios de propaganda carlista surgió esta reflexión dedicada a aquellos que, a veces con la mejor intención del mundo, amputan al católico la dimensión social y política de su vida.

Es lo de siempre. Es eso que tan perfectamente resumió la sabiduría popular al decir "A Dios rogando y con el mazo dando". Es lo mismo que nos enseñan las famosas glosas emilianenses, testimonio temprano de nuestra lengua romance, cuando, en una oración dirigida a Dios dicen "Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz felices seamos". Resulta curioso ver cómo cierta clase de pietismo aparentemente ortodoxo y sano hace el juego al liberalismo más radical cuando bajo la premisa de poner a Dios en el centro se limita a ponerlo en el centro de cada agenda personal, en el corazón escondido del individuo, pero renuncia de hecho a colocarlo en el centro de la comunidad humana, en el trono de la soberanía social, o entre los pucheros, que decía Santa Teresa.

Nosotros, los Carlistas, decimos ¡Nada sin Dios! y con ello nos enfrentamos de raíz al naturalismo liberal que quisiera vernos a los católicos domesticados: piadositos en casa y neutros en la vida pública.

Católicos, despertad de una vez y enteraos que el enemigo número uno de la civilización cristiana, de las Españas y de la Hispanidad no es el fantasmón marxista sino el corrosivo liberalismo.

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